Carmen Salinero, directora de la Estación Fitopatolóxica Areeiro

"Cuando yo empecé, el mundo forestal era de hombres"

Una mujer de ciencias correrá a cargo del pregón de estas Fiestas de la Peregrina. Carmen Salinero es bióloga, presidenta de la Sociedad Española de la Camelia y directora de la Estación Fitopatolóxica Areerio. La científica llegó a Pontevedra con 23 años recién cumplidos, con una beca de investigación y, 42 años después, aquí sigue
La pregonera de las Festas da Peregrina, Carmen Salinero. JPG
photo_camera La pregonera de las Festas da Peregrina, Carmen Salinero. BEATRIZ CÍSCAR

¿Qué la trajo a Pontevedra?

Cuando acabé la carrera, mandé mi currículo a los centros de investigación que conocía y a las universidades, y me llamaron del Centro de Investigación Forestal de Lourizán. Vine con una beca de investigación y viví en el Palacio de Lourizán. Era un puntazo, vivíamos en aquella casa enorme, con un frío tremendo en invierno y mucho ruido por las noches, pero muy bien. Ahí conocí a mi marido, que también era becario. De ahí salí para casarme y después tuvimos a nuestros hijos. Y ya las ofertas no me sirvieron más. Me quedé aquí.

¿Cómo recibió su nombramiento como pregonera de las Fiestas de la Peregrina?

Primero sentí miedo, sentí alucine, no sabía por qué a mí. Soy una más de tanta gente que trabaja por esta ciudad, para llevar adelante la sociedad. Aún estoy un poco asustada, porque me parece más difícil que ir a un congreso o presentar un libro. En mi currículo he hecho varias  presentaciones de libros, pero esto es muchísimo más difícil. Es difícil hablar con los vecinos, que te ven todos los días y dirán ‘por qué estás está allá arriba, si eres una de nosotros’. Y es lo más bonito, que te vean así, porque somos todos iguales realmente.

‘¡Nada menos que el pregón de la Peregrina de Pontevedra!’. Es como madre mía, ¡Ya me puedo morir!

¿Qué opina su familia de que sea la pregonera de las Fiestas?

Lo primero que te dicen es que lo pienses. Y yo pensé que cómo voy a hacer el pregón. Yo te puedo hablar de plantas y de jardines, o del té, del aceite o de insectos. Me dices ahora y te doy una conferencia, pero qué digo en un pregón. Fue mi marido el que me animó a hacerlo. Tengo dos hijos, el mayor vive en Vigo y el pequeño, que vive en Pontevedra, cuando el padre le contó decía ‘¡Nada menos que el pregón de la Peregrina de Pontevedra!’. Es como madre mía, ¡Ya me puedo morir!

¿Qué podría adelantarnos sobre el pregón que prepara?

Tengo preparada una estructura con temas como el de la mujer, claro; las dificultades, yo viví una época —en los años 70— cuando una mujer en la investigación era un bicho raro. También hablaré de la agricultura y la investigación, y Pontevedra, por supuesto.

Trabajo en investigación agraria sobre todo agrícola y forestal. En esta área, desde luego, tenemos mucho que hacer, porque todos tenemos que comer todos los días, y la agricultura de campo y de mar es la que nos da la comida. Tenemos que investigar para no hacer daño y producir más, porque cada vez somos más y necesitamos más alimentos. Es muy importante tomar conciencia de que en este campo hay que investigar y ser respetuosos, no solamente plantar. Hay que saber cómo producir mucho sin dañar lo que vamos a dejar a nuestros hijos y nietos, que también van a tener que comer.

La Estación Fitopatolóxica Areeiro nació para el tema de plagas y enfermedades, para solucionar los problemas sanitarios. Siempre trabajamos pensando en la lucha biológica, en la reducción de productos químicos, en producir alimentos más sanos y después, como se creó la rama de fruticultura y ornamentales, empezamos a trabajar con frutos tradicionales y después la fuerza fue la camelia. Empezamos con el tema de potenciar los jardines, porque había por todas partes de Galicia. Hay una frase que todo el mundo repite ‘por qué tenían escondidos los jardines’. No valorábamos lo que teníamos. Ahora tenemos las rutas y cada vez hay más gente que viaja solo para ver jardines. En Pontevedra están Gandarón, Lourizán, la zona de Las Palmeras. Los turistas aquí se pueden pasar dos días visitando solo en jardines.

Puedo decir que estuve en una mesa de florero. Cuando venían de afuera te ponían ahí, porque había que tener una mujer en la mesa

¿Ha cambiado la presencia de la mujer en la ciencia?

Cuando yo empecé, el mundo forestal era de hombres. Yo era bióloga pero llegué a un mundo de ingenieros de montes y peritos forestales. Ahora hay muchísimas mujeres. Puedo decir que estuve en una mesa de florero. Cuando venían de afuera te ponían ahí, porque había que tener una mujer en la mesa. A veces también hay que aprovechar esas ocasiones. Me ponían en la silla de la esquinita, pero eran momentos en los que no estaba mal figurar allí, porque quería decir que efectivamente nos estábamos haciendo de un sitio. Todo tiene dos enfoques. Había podido verlo como un desprecio, pero yo consideré que estaba poniendo mi fichita en mi esquinita y que íbamos avanzando. Ganando espacios.

Hoy en día, llegas a un centro de investigación y ves normal que lo lleven mujeres e igual pasa en los hospitales. En los 80 ibas al médico y todos eran hombres, y ahora en los servicios hay mayoritariamente doctoras. De los años 80 a ahora, el cambio ha sido radical.

¿Qué le daría a las niñas que quieran irse por las ciencias?

Todos tienen las mismas posibilidades y eso es lo que tienen que saber. No hay unas carreras de hombres y otras de mujeres. Cuando tienes un hijo lo que le tienes que decir es que sea feliz y que elija la carrera y la profesión que le guste, y que vaya a por todas. Eso es lo importante. Si tú quieres hacer una profesión y eso es lo que te gusta, vete a por todas. Da igual si eres hombre o mujer o lo que quieras, quién te va a mirar, qué más da.

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