Hay días que la historia deja prendidos en los recuerdos de una plaza como la de Pontevedra. Una de esas muchas jornadas para la eternidad cumple 40 años en estas fechas, como fue el debut con picadores, ya había estado como novillero, de Juan Antonio Ruiz Espartaco en Pontevedra, en la que sería una de sus plazas fetiche dentro de una carrera plagada de éxitos.
Esa efeméride se recuerda desde hace diez años con una placa instalada en el patio de caballos, pero estos días vuelve a tomar actualidad tras las declaraciones del diestro de Espartinas en Mundotoro sobre la importancia que ha tenido esta plaza para su vida profesional y sus cuarenta años de alternativa. Una plaza a la que llegó a venir tres años antes de ese debut bajo nombre falso, por no tener la edad permitida para torear, algo que recordó hace unos pocos meses en Pontevedra al participar de un encuentro con los aficionados organizado por la Fundación Toro de Lidia y la Coordinadora de Peñas.
El día de La Peregrina de 1979, y tan sólo trece días después de tomar la alternativa en Huelva con 16 años, aquel joven de blanco y oro causó sensación entre los aficionados que llegaron a llevar a hombros al diestro por la Alameda, tras una tarde en la que logró cuatro orejas y un rabo. Espectacular en el manejo de la espada, el toreo a su primero provocó el delirio de la concurrencia que, desde el primer momento, le mostró su simpatía, dando dos vueltas al ruedo con los trofeos.
