Las cucharas y tenedores que se convirtieron en anillos y colgantes

El artesano Mario López, que participa en la Feria Chalana, está especializado en reutilizar objetos que han perdido su uso
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photo_camera Mario López, mostrando una de sus creaciones. BEATRIZ CÍSCAR

Hace ya casi una semana que Pontevedra acogió la inauguración, en la Praza da Ferrería, la XIII edición de la Feria Atlántica de Artesanía y Diseño Chalana. Hasta el 16 de agosto, doce puestos dedicados a los distintos campos de la artesanía estarán abiertos a todo aquel público que decida asomarse, a propósito o por casualidad, a los diferentes stands que se encargan de dar vida a la feria.

Uno de ellos, homónimo a su propietario, es el de Mario López, quien no duda en recalcar lo importante que, para su negocio y sus ánimos, ha sido la realización de la Fería Chalana este 2020.

"Yo, en lo particular, llevo cinco meses viendo como se suspenden una feria tras otra. El nivel de estrés que acumulamos fue muy alto. Han caído los ingresos de una manera estrepitosa y fue una alegría que nos confirmaran esta feria", afirma antes de explicar la importancia de este tipo de eventos para su negocio: "La venta en feria, en mercados, consideramos que tiene una serie de virtudes porque nos acerca a la gente de manera directa. Algo que no tienen otras formas de comercialización".

La Chalana ha sido, en definitiva, un soplo de aire fresco para él. Un soplo, eso sí, que quiere aprovechar: "Estoy apostando todo a Pontevedra", contesta sin ambages cuando la conversación vuelve tras sus pasos hacia la importancia de la realización de la feria tras todo lo acaecido por la crisis del coronavirus.

Mario López está especializado en un tipo de joyería muy particular: el de la joyería sostenible, de la reutilización de objetos que, abandonados en un cajón donde solo conviven con el polvo, han perdido su uso, pero no su valor.

Cucharas, servilleteros o filtros de cámaras acaban convertidos en esculturas, anillos y colgantes tras pasar por las manos de este artesano oriundo de Rosario, Argentina.

"La gente se sorprende al ver el resultado y sobre todo lo que hacen es recordar la utilización de estos objetos. Les conecta con su historia personal", relata Mario con una sonrisa, antes de evocar alguna de las anécdotas que le ha regalado su trabajo: "Una mujer de A Coruña, el año pasado, me trajo unos servilleteros de plata. Ella tenía tres hijos y quería hacerles un regalo. Estos servilleteros tenían el nombre del abuelo grabado, así que hice un diseño de unos marcapáginas para libros y finalmente lo llevamos a cabo"

Una anécdota que, tras acabar de recordar, utiliza como propio ejemplo de la síntesis de su trabajo: "Mi oficio es eso: el objetivo es decir, bueno, tengo un objeto guardado en un cajón que está prácticamente olvidado. Sí que se relaciona con un recuerdo, pero está olvidado, está en desuso. Y de esta manera se les devuelve a la vida: se les da una nueva función. Una cotidiana como en el caso del marcapáginas, marcando o hasta viendo la lectura de alguien, o una simplemente ornamental, donde cambie la forma pero no el recuerdo que hay de fondo".

El estilo de Mario, quien cruzó el charco antes del cambio de milenio para instalarse en Granada y cursar allí el Ciclo Formativo de Joyería y esmalte al fuego, es definido con entusiasmo por el propio artesano: "Unas lecturas de filosofía oriental me hicieron encontrar mi estilo: a diferencia de occidente, donde tendemos a que las cosas brillen y reluzcan, ellos aprecian más lo opaco, aquello que tiene cierta oscuridad. Incluso aprecian la grieta como un elemento que demuestra el paso del tiempo. El objetivo es no ocultar, sino mostrar".

Esta visión estética, bautizada como wabi-sabi en Japón y en la que el minimalismo juega un papel importante, es una de sus grandes influencias, pero no la única. "Me he inspirado mucho en el arte povera (movimiento artístico surgido en Italia). También se puede relacionar con el arte rupestre, que era igualmente muy minimalista. Me atrae esa mínima expresión y a cada joya tratarla también como un pequeño objeto de arte. Por eso trabajo una por una; no hago series. Cada pieza es única".

Ese estilo, el de unir lo personal con lo estético a través de objetos cotidianos que, a veces, encierran mucho más de lo que a primera vista se podría creer, es el que ha llevado a Mario desde Rosario a Granada y, tras muchas ferias y eventos en Galicia, ha acabado dando con él, desde hace cinco años, en la provincia de Pontevedra. Y, desde hace también cuatro ediciones, en la Feria de la Chalana. Dando vida a los objetos en su Toy Story particular.