¿Culpables o inocentes?

Tres jóvenes pontevedreses cuestionan el aluvión de campañas y mensajes que ponen el foco en la juventud en esta segunda ola de la pandemia. "Es responsabilidad de todos", afirman
Imagen de la campaña del Ministerio de Sanidad 'Esto no es un juego'. DP
photo_camera Imagen de la campaña del Ministerio de Sanidad 'Esto no es un juego'. DP

LA REPERCUSIÓN que ha tenido durante los meses de verano la celebración de botellones (una actividad prohibida) y de fiestas privadas ha puesto el foco sobre la juventud, un segmento de población que concentra el 24,9% de los contagios en el caso de los jóvenes de entre 15 y 29 años y el 42 % si se suma a quienes tienen hasta 39 años.

Tanto es así que incluso el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, culpó a la juventud de la expansión de la covid-19. "Parece que los rebrotes en algunos países son en parte causados por jóvenes que bajan la guardia durante el verano en el hemisferio norte", aseguró en director de la OMS el pasado julio.

Mensajes como este han contribuido a poner en la diana de la atención mediática a los jóvenes y adolescentes, tachándolos a menudo de irresponsables, insolidarios e inconscientes.

Con el objetivo de reforzar el cumplimiento de las medidas de protección frente a la covid-19 entre la población de menos edad también se pusieron en marcha campañas específicas a través de los canales que más utiliza la gente joven, como las redes sociales.

Es el caso de la campaña que impulsó el Ministerio de Sanidad a comienzos de septiembre, que con el lema ‘#EstoNoEsUnJuego’ alternaba imágenes en blanco y negro referidas a fiestas, botellones, jóvenes sin mascarilla o que no guardaban la distancia social con otras en las que aparecían hospitales, unidades de cuidados intensivos, mayores enfermos y féretros. "Pito, pito, gorgorito, pin, pan, fuera. Esto no es un juego", era el impactante mensaje final.

Asimismo, este mismo miércoles los hosteleros gallegos y la Universidad de Santiago de Compostela presentaron la campaña #Nonalies, para promover un ocio responsable.

Sin embargo, pese a las buenas intenciones de estas acciones, son muchos los que ven implícita una criminalización injusta de la juventud. Así, según muchos expertos, están cargando en exceso contra los jóvenes cuando son una minoría los que celebran fiestas o botellones con mucha afluencia.

En este sentido, se ha pronunciado la semana pasada la valedora do Pobo, María Dolores Fernández Galiño, quien lamentó la "criminalización" que, a su juicio, se hace de los jóvenes en estos momentos por las actitudes de algunos durante la pandemia, al tiempo que ha llamado a trabajar para que no vuelvan a ser "los damnificados" como lo fueron en la crisis económica desatada hace una década.

La imagen que se está dando de los jóvenes en esta segunda oleada también es cuestionada por la juventud pontevedresa. Así, Rafa Malvar, de 20 años; Carla Barros, de 19, y Noelia Romero, de 25, coinciden en señalar que no solo los jóvenes tienen la culpa de los brotes, sino que estos también aparecen en otro tipo de reuniones, como pueden ser eventos familiares o en entornos laborales. "Es responsabilidad de todos", concluyen.

RAFA MALVAR (20 AÑOS) Estudiante

"Botarlle a culpa aos mozos non é a solución. O problema é de todos"

"Todos somos responsables. Que a xuventude estea no punto de mira enténdoo porque teño amigos e coñecidos que fan festas, pero tamén está habendo contaxios en fábricas. Estáselle botando a culpa ao sector xuvenil da empresa, pero non é só por iso, senón porque teñen medidas pouco efectivas. Botarlle a culpa aos mozos non é a solución. O problema é de todos", afirma Rafa Malvar, un joven de Vilaboa que este mes cumplirá 21 años.

Rafa habla con la rotundidad de quien respeta "todas as medidas de seguridade". No en vano, aunque comparte piso con otros tres jóvenes en A Coruña, donde estudia Terapia Ocupacional, asegura que organizar una fiesta no figura en sus planes. "Eu estou actuando con responsabilidade. Oxalá puidese facer unha festa ou ir a unha discoteca, pero sempre tes o medo enriba. Estannos botando seguido as culpas e eu creo que hai de todo, xente que está provocando contaxios, pero outra que está cumprindo todas as normas. Non é botarlle a culpa á xente nova e xa está", insiste.

Rafa, que cuando se decretó el estado de alarma estaba estudiando en Alicante, pasó el confinamiento en Vilaboa. "Leveino ben, pero tamén foi duro. Podes facer videochamadas e estar en contacto, pero eu son unha persoa á que lle gusta moito o contacto persoal". No obstante, precisa, "a necesidade de contacto despois do confinamento non só a teñen os mozos, pásalle a todas as persoas". En este sentido, recalca que "os outros grupos tamén favorecen que a xente se contaxie, non é só porque a xuventude faga festas. Os outros grupos tamén se relacionan. Os meus pais poden ir a unha cea a un restaurante e igual mo pegan a min e logo eu quedo con tres amigos e xa nos botan a culpa a nós".

Rafa también cuestiona que se "limiten as reunións familiares e os grupos, pero logo, á hora de estudar, reúneste con 40 persoas nunha aula. Aínda que haxa ventilación, distancia e limpes as mesas, podes contaxiarte igual", lamenta.

CARLA BARROS (19) Auxiliar de enfermería en prácticas

"No es verdad que los jóvenes no estemos concienciados"

La tranquilidad de actuar con responsabilidad ante la pandemia permite a Carla Barros, de 19 años, no sentirse señalada. "En mi círculo de amigos no hay nadie que se haya contagiado", recalca. No obstante, reconoce tener "amigos de amigos que hacen el tonto".

"No somos solo los jóvenes, pero es lo que están enseñando ahora mismo -precisa Carla, que en la actualidad realiza prácticas de auxiliar de enfermería-. No se puede negar lo evidente, porque sí hay fiestas clandestinas y cosas así, pero en las redes sociales también hay quedadas que no son de adolescentes y, además, hay fiestas, comidas familiares, comuniones, bautizos, los autobuses, el metro... La responsabilidad es de todos, no solo de los jóvenes".

Asimismo, Carla Barros niega la falta de concienciación sobre la gravedad de la pandemia que se le achaca a la población más joven. "No es verdad que no estemos concienciados –afirma-. Cuando nos toca la fibra de la familia, los abuelos, ya controlamos un poco más. Nos preocupa más contagiarnos por las personas de nuestro alrededor que por nosotros mismos", señala.

Carla no solo está concienciada, también asegura estar muy informada. "En mi círculo hablamos mucho del virus, de los contagios, de la gente que está hospitalizada...", explica la joven pontevedresa.

Por todo ello, su forma de vida ha cambiado desde que el coronavirus hizo acto de presencia. "Fiestas ya nada. Hacemos de vez en cuando pequeñas reuniones de cuatro o cinco amigos. Solemos quedar para tomar algo en un bar o en casa de alguien. Todos con mascarilla, geles e intentando evitar los abrazos. Lo de ir de copas por la noche se acabó. Sé que ha habido gente en el recinto de botellón, pero nosotros estamos concienciados", reitera.

Aunque "cuesta porque es una forma de vida diferente a la de antes", la joven pontevedresa se va acostumbrando "poco a poco a esta nueva realidad". "Al principio lo pasé mal. En la cuarentena me hundí en la miseria, pero ahora lo voy llevando. Yo lo de estar en casa metida lo llevo muy mal. Incluso con los estudios, ahora mismo con las clases telemáticas es un follón".

No obstante, la vocación de esta auxiliar de enfermería no se ha visto afectada. "Al contrario, aumentó mucho más –precisa la joven–. De hecho, en la primera ola de la pandemia decía: Si me llaman, voy de cabeza".

NOELIA ROMERO (25 AÑOS) Graduada Ade

"Criminalizar a gente de más edad en los medios no está bien visto"

Con apenas 26 años (los cumplirá este mes), Noelia Romero cree que los mayores ataques hacia la juventud van dirigidos hacia un sector de la población todavía más joven. "Se está criminalizando a perfiles más jóvenes, gente que está en Bachiller o en la universidad, más que a gente de mi edad. Yo no me siento afectada por ese tipo de noticias -afirma esta joven graduada en Administración y Dirección de Empresas que actualmente trabaja en una auditoría en la Boa Vila-. Se dice que los jóvenes son el foco, pero en otras edades también se exponen a ser criticados. Lo que pasa es que no está tan bien visto en los medios de comunicación criminalizar a gente de más edad. Entonces, como nosotros no nos quejamos, se centran más en criminalizar a los jóvenes», explica.

Noelia insiste en que, a la hora de incumplir las normas para evitar la expansión del virus, la edad no es un factor determinante. «En mi caso no se ha dado ninguna circunstancia en la que me haya expuesto al virus o lo haya propagado, en cambio sí he visto reuniones de gente de más edad», recalca.

En este sentido, la joven considera que después de los largos meses de encierro, «la necesidad social la tenemos todos, la tengo yo y la tiene una persona de 60 años». "Hay jóvenes de 18 años que están haciendo botellones en la calle, pero, del mismo modo, cuando abrieron los bares los señores mayores se juntaron con sus diez amigos del pueblo", añade.

Por ello, Noelia se muestra crítica con la campaña institucional Esto no es un juego, que pretende animar principalmente a los jóvenes a cumplir las medidas de protección. «No me cabe en la cabeza que se oriente una campaña hacia los jóvenes con el mensaje de que los abuelos se están muriendo por eso -afirma-.No conozco a nadie de mi edad que desde que acabó la pandemia se haya ido de fiesta. Mi círculo actúa con responsabilidad. Veo gente de 40 años que ha hecho más comidas o reuniones que gente de mi edad».

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