Cúrese en salud

Mis posesiones más valiosas a fecha de hoy son mis dos gorras, una verde y otra a cuadros. Temo que a mi muerte mis hijos se despellejen por ellas, y eso que sólo son eso, dos gorras. Pero no siempre es así, por fortuna para otros. En multitud de ocasiones, la falta de un testamento que cuesta 50 euros lleva a familias enteras a gastar miles en pleitos y en batallas interminables. Por no gastar en vida algo de calderilla y dejar las cosas bien hechas.

Desde 2011, Mar Ponte y Carlos Sanmartín, economista ella y abogado él, tienen despacho en la rúa Riestra, en el número 34, frente a las Ruínas de San Domingos, el lugar más hermoso de la ciudad para recibir asesoramiento. "Durante la crisis mucha gente lo perdió todo. Empresarios que no habían tenido la previsión de separar sus patrimonios personales de los de la empresa", me cuentan, y esas cosas son importantes. El dicho de que es mejor prevenir que curar se aplica en ocasiones así con toda su crudeza. "Los que más tienen, es decir, los emporios o las grandes empresas lo tienen todo previsto. Pero una persona que tiene una empresa mediana o un patrimonio modesto, no suele preocuparse de estas cosas y es un error que puede tener consecuencias graves".

O entre parejas. Cuando dos personas matrimonian son tan felices y confían tanto una en la otra que ni contemplan la posibilidad de que la cosa acabe mal. Por eso es muy habitual que no se firmen contratos matrimoniales, que no se hagan separaciones de bienes. Si mi señora y yo, pongo por caso, optamos algún día por el divorcio, la mitad de mis dos gorras le pertenecen porque al casarnos no dejamos establecido que son mías y sólo mías. Lo mismo ocurre cuando dos o más personas montan una sociedad. ¿Qué pasa si la cosa sale mal? Es muy fácil entrar pero también hay que saber cómo salir si se dan las circunstancias, que todo puede pasar.

Y hay más cosas que la mayoría de la gente desconoce, como usted misma. "La Agencia Tributaria pierde el 50% de los pleitos y Facenda el 80%". "Cuando se tiene razón o se sufre una injusticia hay que pelear contra quien haga falta. En muchos casos la gente se conforma y paga sin preguntar si aquello que le reclaman es justo. Si no se pelea no se gana". Pero para eso hay que estar bien asesorado en temas como el fiscal, el laboral, el mercantil, el civil, el fiscal, el contable, todo, y para eso es útil acudir a profesionales que prestan estos servicios de manera integral.

Para Sanmartín y Ponte, es muy útil para los clientes generar un vínculo personal para establecer una relación de confianza y cercanía. A fin de cuentas, un asesor o un abogado son como un confesor. Cuanto más confíe usted en ellos, mejor le podrán ayudar. "Tenemos muchos clientes que llegaron a nosotros por un asunto que afecta a una empresa y hoy nos lo confían todo, desde una boda, un divorcio o una herencia".

Y luego hay casos duros: cuando aparece alguien con un problema grave "y al ver de qué se trata y en qué estado se encuentra lo primero que piensas es que si hubieran venido cuatro meses antes el problema no existiría o sería mucho menor. Por eso es importante insistir en que la previsión es necesaria". Hágame caso: si le llega una carta de Hacienda, una reclamación de un banco o una notificación de un juzgado, busque asesoramiento inmediato. Puede que no sea nada o puede que se atienda su reclamación, pero mejor dejarlo pasar no es buena idea, como ocurre con los testamentos, un trámite sencillo y barato que mucha gente no hace porque cree que siempre habrá tiempo o que jamás morirá.

Tienen razón Ponte y Sanmartín: sea usted previsora, tenga sus cosas al día, átelo todo cuando se case, cuando monte una empresa o una sociedad, cuando se divorcie o cuando pida un préstamo: "Curiosamente, la hipoteca, que puede ser el contrato más importante que firma una persona, no se consulta en muchas ocasiones. Mejor consultar con alguien que pueda entender y explicar todo antes de firmar nada, porque luego puede haber disgustos muy graves y de solución más compleja".

Así que ya sabe usted. Déjese aconsejar por gente que sabe lo que hace y sabe hacerlo bien. Si todo fuera de color rosa no harían falta abogados ni asesores, pero como no lo es, son necesarios.