De diez proyectos previstos en el polígono, solo dos están 'on'

Dos parcelas con capacidad para 48 viviendas y 17 chalés están a la venta por 2,2 millones. Otras cinco están reservadas para actuaciones paralizadas
Vehículos aparcados frente a los pisos construidos por Gescomar Galicia.
photo_camera Vehículos aparcados frente a los pisos construidos por Gescomar Galicia.

Años después de su desarrollo urbanístico, el polígono residencial de Valdecorvos sigue siendo fiel reflejo de los avatares que sufre el sector de la construcción, todavía afligido por la falta de demanda y la crisis del ladrillo.

De diez proyectos contemplados en este punto de la ciudad, solo dos están en marcha: las 132 viviendas de promoción autonómica que ultima la Xunta de Galicia y los 56 pisos de protección oficial que ha construido la cooperativa Gescomar Galicia, con el respaldo de un grupo de cooperativistas.

El resto de actuaciones previstas están a la espera de recibir proyecto, de resoluciones judiciales, de respaldo bancario e incluso de la firma de acuerdos institucionales, lo que mantiene aplazada la construcción de 260 viviendas protegidas.

Dos de las parcelas son propiedad de la Xunta y están a la venta por un montante de 2,2 millones de euros. Una de ellas tiene capacidad para construir 48 y otra está diseñada para albergar 17 chalés adosados después de que una primera cooperativa (Covivedra) renunciara a su compra.

Otras cinco parcelas se encuentran reservadas, aunque con suerte dispar y con serias dificultades para salir adelante. La de mayor dimensión tiene espacio para albergar 76, pero todavía carece de proyecto. Otra fue apalabrada por el grupo Pardavila (con sede en Vigo) con la intención de levantar un edificio de 36 viviendas en régimen de protección oficial. El problema surgió poco después y se trasladó a los tribunales, a raíz de una indemnización solicitada a la empresa por no escriturar los terrenos a tiempo.

El Concello ostenta la titularidad de cuatro solares destinados a equipamientos y zonas verdes. Parte de estos terrenos se preveían revertir al IGVS para construir viviendas protegidas, pero el convenio quedó en agua de borrajas.

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