Decomisan 3.800 kilos de hachís con el sello de narcos pontevedreses

Dos operaciones conjuntas de la Policía Nacional y la Guardia Civil suponen el primer golpe a los gallegos implicados en la guerra del Estrecho ▶ El primer alijo fue incautado en el río Guadalquivir y el segundo en Cádiz ► La droga iba a ser transportada a Galicia en camiones

Embarcación que ocultaba los 2.300 kilos de hachís. DP (vinculados con narcos de Pontevedra)
photo_camera Embarcación que ocultaba los 2.300 kilos de hachís. DP (vinculados con narcos de Pontevedra)

Demasiado habían tardado los narcotraficantes de las Rías Baixas en asomar el morro en la guerra del hachís que se vive en el Estrecho en los últimos meses. Una doble operación conjunta liderada en Galicia por el grupo II de la Udyco de Pontevedra y el Edoa y de la Comandancia de la ciudad del Lérez cristalizó durante el pasado mes de abril en dos incautaciones que suman 3.800 kilos de hachís. Su destino principal iba a ser el mercado del Noroeste peninsular, con distribuidores bien conocidos por las autoridades policiales. Ambas investigaciones, que se desarrollaron de forma conjunta con el Greco y del Edoa de Cádiz, además del Servicio de Vigilancia Aduanera (éste en su fase final), se mantienen abiertas, y están relacionadas con una de las redes más importantes de España dedicadas al tráfico de hachís.

Los dos alijos tienen como nexo común el grupo criminal propietario del mismo: una organización con ramificaciones en Marruecos, Andalucía y Galicia que aún no ha podido ser desmantelada por completo, aunque sí en parte.

El primer cargamento fue decomisado en una lancha semirrígida y el segundo a bordo de un pesquero con base en Ayamonte

Ambas investigaciones partieron de la Comisaría de Pontevedra, que, con el apoyo del Instituto Armado, determinó la existencia de importantes contactos entre un grupo de narcos gallegos y otro afincado en el Sur de la Península con la idea de efectuar una importante transacción de sustancias estupefacientes.

El primer transporte frustrado se desarrolló entre finales de marzo y principios de abril, y se saldó con el decomiso de un cargamento de 1.500 kilos de hachís a bordo de una planeadora. La Udyco, el Greco y el Edoa tenían controlada la embarcación, de unos doce metros de eslora, que había recogido la mercancía para su introducción en España, por lo que echaron mano del helicóptero del Servicio de Vigilancia Aduanera para su apresamiento. Sin embargo, cuando la lancha rápida se adentró en aguas del río Guadalquivir, los pilotos se despistaron un momento y comenzaron a seguir a la embarcación equivocada. Tal es el movimiento de narcotráfico en la zona que las planeadoras suben cargadas de fardos y bajan vacías cada poco tiempo, lo que dificulta al máximo los seguimientos de las autoridades. Por suerte, poco después la Policía consiguió retomar el seguimiento y decomisó los 1.500 kilos, aunque no logró detener a sus dueños.

Las planeadoras suben cargadas de fardos y bajan vacías a un ritmo vertiginoso, lo que difi culta la acción policial

El segundo alijo, que cayó dos semanas más tarde, se fraguó tras idénticos indicios, centrados en la intervención de las comunicaciones entre gallegos y andaluces para la descarga. La organización utilizó en este caso una embarcación pesquera supuestamente lícita y con base en Huelva para transportar las sustancias, que fue interceptada en altamar, en aguas de Cádiz. Los agentes sí consiguieron en este caso detener a parte de la organización criminal. En concreto, fueron detenidos los cuatro tripulantes del barco, de nombre Nuevo Reina del Mar. Las autoridades sospechan que los gallegos iban a recoger la mercancía en la zona de Sanlúcar de Barrameda. Sin embargo, ninguno de los pontevedreses cayó en manos de las autoridades, lo que hace que las diligencias se mantengan abiertas a la espera de nuevos movimientos por su parte.

La Brigada Central de Estupefacientes ha puesto sus ojos en los movimientos de los narcotraficantes en la provincia de Cádiz en los últimos meses, tras producirse un repunte espectacular ya no solo en las incautaciones, sino en la violencia de los grupos criminales. Los gallegos, que parecían ajenos a ello, no han dejado pasar la ocasión de hacer negocios en ese enclave.

Transporte en camiones y todoterreno de Sur a Norte

Una de las novedades relacionadas con la llegada del hachís a Galicia tiene que ver con los medios de transporte utilizados. Tras una época en la que los cargamentos llegaban a los puertos en grandes embarcaciones mercantes (los 30.000 kilos decomisados en Marín siguen siendo el récord histórico a todos los niveles), los narcos de las Rías Baixas han apostado por dejar el trabajo de la introducción de la mercancía en España para sus aliados del Sur y, posteriormente, hacer el traslado de las sustancias estupefacientes hasta el Norte de España por carretera, bien en camiones, si el alijo es de 1.000 kilos o más, bien en vehículos todoterreno.

Este es el sistema que utilizan en la actualidad, aunque no se descarta que haya narcotraficantes que sigan intentando fletar embarcaciones para el traslado marítimo directo, algo que hicieron en su día hombres como Laureano Oubiña o José Antonio Pouso Rivas, Pelopincho.

En la actualidad, los gallegos ya no tratan directamente con los marroquíes, como hacían los citados Oubiña y Pelopincho. Lo hacen con los andaluces para minimizar riesgos.