Habían llegado a instalarse en el corazón de la Boa Vila con el objetivo de no llamar la atención para robar en chalés del extrarradio y otros puntos de difícil vigilancia. Georgianos, en una ocasión. Albaneses, en otra. Policía y Guardia Civil les cortaron las alas, dejándoles claro que en Pontevedra no es fácil delinquir.
Así, en los últimos meses parecía que las bandas de ladrones itinerantes dedicadas a los asaltos a viviendas en busca de oro, joyas, dinero en efectivo y artículos de gran valor estaban apostando por actuar en otras latitudes. Sin embargo, esta semana ha supuesto una bofetada de realidad.
Primero, con la operación desarrollada de forma conjunta por la Guardia Nacional Republicana (GNR) de Portugal y la Comandancia pontevedresa del Instituto Armado, que sirvió para desarticular una célula integrada por albanokosovares que se había instalado en el Sur de la provincia como centro provisional de operaciones, para cometer los asaltos en viviendas del Norte de Portugal.
Y segundo, este viernes, con el trabajo policial combinado entre la Guardia Civil y los Mossos dEsquadra de Cataluña, que permitió desmantelar otra red criminal muy activa y que recorría la Península de Este a Oeste (y viceversa) para perpetrar los asaltos, que realizaban de forma indistinta en un chalé de Oleiros (A Coruña), en una vivienda de Pontevedra o en una de Barcelona.
En total, y entre ambas redadas, las fuerzas de seguridad esclarecieron unos 130 robos con un botín valorado en 2,7 millones de euros, lo que da una idea clara de la entidad de las bandas criminales identificadas y de sus pretensiones. La más reciente fase de explotación se saldó con tres personas detenidas (el resto de sospechosos consiguieron esquivar el cordón policial) a las que se atribuyen al menos 30 robos en viviendas de Cataluña y la franja atlántica de Galicia.
En julio de 2021, los investigadores detectaron que el grupo se encontraba en Cataluña, al tiempo que confirmaron una concatenación de robos en ambas comunidades autónomas. Un equipo conjunto de Mossos y Guardia Civil se generó para acabar con la organización. ç
Ambos cuerpos llevaban sus investigaciones de forma paralela, pero como consecuencia de las gestiones practicadas en uno de los robos cometidos en Oleiros se averiguó que el vehículo utilizado, pese a llevar colocada una placa de matrícula doblada, provenía de Barcelona, donde había sido sustraído en el garaje de una vivienda que había sido asaltada. Además, los autores se habían apoderado de una suma importante de dinero y joyas.
La organización se había especializado en robos en casas aisladas de urbanizaciones ubicadas en localidades del extrarradio de Barcelona, A Coruña y Pontevedra. Sus integrantes seleccionaban una zona donde cometer varios robos, para desplazarse después a otro punto del país con el objetivo de dificultar la investigación policial por un lado, y de seguir perpetrando robos del mismo tipo, otra.
Cada viaje tenía una duración de entre tres y cinco días y durante ese tiempo el número de viviendas asaltadas era variable, pero siempre apostaban por aquellas aparentemente más ostentosas, que les podría proporcionar un mayor botín. Además, cada cierto tiempo realizaban viajes a sus países de origen, en el Este de Europa, lo que les hacía desaparecer de escena y de una eventual acción policial.
Para realizar los desplazamientos entre las zonas, los miembros del grupo utilizaban vehículos alquilados, a nombre de testaferros o terceras personas, o vehículos sustraídos en los mismos domicilios. En algunos casos cambiaban las placas de matrícula para impedir su identificación. Elegían viviendas cuyos habitantes no estuvieran en su interior. Eran extremadamente rápidos y sigilosos ya que accedían a la vivienda, cometían el hecho delictivo y huían en poco rato.
Por otro lado, a la hora de buscar alojamiento siempre utilizaban identidades falsas o nombres de terceras personas por no dejar rastro de su estancia, ya fuera en apartamentos turísticos o pisos de alquiler.
Uno de los puntos de la investigación que denotan esta gran especialización fue la detección de varios escondrijos ubicados en zonas boscosas cercanas a su área de actuación, donde escondían la ropa y las herramientas que utilizaban en sus robos, así como varios objetos sustraídos de los domicilios.
Durante el mes de julio de 2021 los investigadores seguían la pista del grupo por un robo con fuerza donde aparte de joyas y otros objetos de valor, se llevaron un vehículo. Una vez localizados, empezaron un seguimiento para detenerlos, que les llevó hasta la frontera con Francia. Al intentar interceptar el vehículo, embistieron al vehículo policial y la atravesaron. El vehículo sustraído fue localizado al cabo de unos días en Italia.
Con todo, el importe de los objetos, joyas y dinero supera los 700.000 euros, sin tener en cuenta los vehículos que sustraían de los mismos domicilios para desplazarse a otras zonas. De estos vehículos se han podido recuperar seis y dos ya se han podido devolver a sus propietarios.
En fechas recientes, y una vez obtenidos y acreditados todos los indicios que atribuían la participación de estas personas en los robos a domicilios, los investigadores llevaron a cabo un operativo en el que se les localizó y detuvo.
También se llevaron a cabo dos entradas en los domicilios de los investigados, donde se hallaron varios objetos, ropa y artículos de lujo, dinero en efectivo y documentación relativa a la organización.
Los tres hombres detenidos suman un total de 83 antecedentes por ambos cuerpos policiales, todos por robos con fuerza en domicilio. En este sentido, los tres miembros del grupo ya fueron detenidos tanto en 2019 como en 2020, por delitos del mismo tipo.
Uno de los problemas que ofrecen este tipo de bandas a la hora de evitar su reincidencia es que, pese a que suelen ingresar en prisión de forma preventiva (como ha sido el caso), suelen desaparecer cuando son puestos en libertad. En el caso de los que se presentan a juicio, además, suelen salir bien parados, con penas que no resultan ejemplarizantes.
