Los delitos al volante se pagan ingresando en prisión

La Guardia Civil detectó una media de dos infracciones penales al día en las carreteras de la provincia en los primeros 11 meses de 2018 ▶ La conducción bajo los efectos del alcohol y las drogas provoca el mayor número de delitos y, en el peor de los casos, fallecimientos

Imagen de un accidente ocurrido en uno de los anillos de circunvalación de Vilagarcía. DP
photo_camera Imagen de un accidente ocurrido en uno de los anillos de circunvalación de Vilagarcía. DP

Con puño de hierro. Así están interviniendo las dos salas penales de la Audiencia Provincial de Pontevedra cada vez que resuelven recursos relacionados con personas que reiniciden como delincuentes al volante. El centro penitenciario de A Lama está siendo el destino de los individuos que, con total desprecio para la vida propia y, lo que es más grave, para la de los demás, se aventuran a conducir sin carné, borrachas o drogadas y, lejos de cesar en su actitud tras ser cazadas, repiten tales actitudes.

Solo en el último mes, el tribunal provincial ha enviado a la cárcel a cuatro individuos por delitos de esta clase, la punta del iceberg de un problema que trae de cabeza a los miembros del Subsector de Tráfico de la Guardia Civil de Pontevedra: más de 600 delitos solo por conducir bajo los efectos del alcohol y de las drogas y más de 700 en total en los primeros once meses de 2018. La cifra (dos ilícitos penales al día como media) se traduce, en muchos casos, en accidentes, y en los peores se salda con fallecidos, como sucedió hace apenas cinco días en la AP-9, a las puertas de Pontevedra, cuando un conductor ebrio segó la vida de una mujer al embestir el turismo en el que viajaba.

Los seguros más caros de España
Casualidad o no, lo cierto es que la provincia de Pontevedra, tal vez influida por la elevada presencia de infractores en las carreteras, es la más cara a la hora de pagar el seguro del vehículo, según un informe de Rastreator.com. Con una media de 798,4 euros por seguro, supera a Cantabria y Cádiz y casi dobla a otras como Zaragoza o Segovia.


LOS ÚLTIMOS EJEMPLOS. La mayor parte de los delincuentes de las carreteras que ingresan en prisión lo hacen por su reinicidencia. Un ejemplo de ello es el de un pontevedrés que, consciente de que había sido condenado en cinco ocasiones a lo largo del año 2017 por delitos contra la seguridad vial por pérdida total de puntos (las cuatro primeras penadas con trabajos en beneficio de la comunidad y la quinta con cárcel), fue cazado en marzo de este año en la PO-546, en el término municipal capitalino, sabiendo que no había recuperado un carné que le había sido retirado en 2016. Por ello, y aunque el infractor reconoció los hechos, le fue impuesta una pena de cuatro meses y medio de cárcel que deberá cumplir entre rejas.

Un caso aún más extremo salió a la luz el mes pasado, con una doble sentencia que culminó con el infractor en prisión. Vecino de A Estrada y con tres dictámenes condenatorios a sus espaldas por conducción sin permiso, el Juzgado de lo Penal 1 de Pontevedra decidió adoptar la medida de decomiso de su vehículo, un Peugeot 206. Pocos días después volvería a ser cazado al volante, lo que le valió una condena de siete meses de cárcel.

Otro caso de similares características acabó en la Audiencia a principios de octubre, con idéntico desenlace. Un individuo con varias condenas por conducir sin carné había sido interceptado, en este caso en el término municipal de Meis y al volante de una furgoneta Mercedes. El acusado, que, como los anteriores, conocía perfectamente la medida que pesaba sobre él, ingresará en A Lama. Cuatro meses y medio es su condena.

El último caso reciente que acabó con el dictamen condenatorio de la Sección Segunda de la Audiencia tuvo como protagonista a una mujer (aunque los hombres copan el 90 por ciento de esta clase de delitos, hay excepciones). Como los anteriores, tenía a sus espaldas un amplio historial delictivo tras ser cazada conduciendo sin puntos, hasta que la Justicia, a instancias de los agentes del Subsector de Tráfico de la Guardia Civil de Pontevedra, dijo basta. La pena después de ser interceptada en las inmediaciones de Catoira, se traduce en el decomiso de su vehículo, un Opel Corsa, y el ingreso incondicional en prisión durante cuatro meses y medio.

Otras sentencias recientes, en este caso por alcoholemia, incluyeron penas de unos 1.000 euros de multa para un hombre que circulaba por Vilaboa con su BMW triplicando la tasa del alcohol permitida y de 60 días de trabajos en beneficio de la comunidad para otro hombre, vecino de Poio.

LAS DROGAS. En los últimos meses, el Grupo de Investigación de Accidentes de Tráfico (GIAT) de la Comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra se ha encontrado con un nuevo enemigo contra el que luchar que tal vez ya existía antes pero que no se detectaba con facilidad: la conducción bajo los efectos de las sustancias estupefacientes.

El claro repunte del consumo de cannabis y también de cocaína en la provincia y la ausencia de percepción del riesgo por parte de algunos conductores hace que se pongan al volante y que la tasa de positivos en el test de drogas se esté acercando a la de alcoholemias.

En uno y otro caso, Pontevedra está a la cabeza de las estadísticas nacionales, y la ingesta de ambas sustancias se relaciona con los accidentes más graves.

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