La demanda en los oficios tradicionales se dispara por la escasez de profesionales

Los sectores de fontanería, electricidad, carpintería o cerrajería han registrado un incremento en su trabajo a raíz de la pandemia y advierten de la falta de relevo generacional ►"Encontrar a alguien que quiera hacer guardias es tarea imposible"
Luis García, en su zapatería de la calle Altimira. BEATRIZ CÍSCAR
photo_camera Luis García, en su zapatería de la calle Altimira. BEATRIZ CÍSCAR

La falta de mano de obra en los oficios tradicionales es una realidad que está afectando desde hace años a sectores como el de la fontanería, la electricidad, la construcción o la carpintería, pero que se ha agravado especialmente a raíz de la pandemia.

"No hay relevo generacional, la gente se va jubilando y no hay gente que venga detrás", afirma Jaime Ruades, de Electricidad Cochón.

Opinión similar la de Alba Martínez, de Grupo Arta, que reconoce que "encontrar gente para la oficina técnica y para diseño de plano es más fácil, pero sí que se busca mucha más mano de obra, y no hay".

En la fontanería más de lo mismo. "El personal que tenemos nosotros es el de toda la vida, en esta empresa habrían cogido a más chavales, pero no encuentran", afirman en Fontanería Orse.

"Yo he llamado a los institutos por si tenían gente para trabajar, pero nada, no pude conseguir ningún trabajador. Hace poco teníamos un operario de baja y no pudimos conseguir a nadie para substituirlo porque no se encuentra gente", señala también Jorge Ucha, de Ucha Instalaciones Eléctricas.

Electricistas con el alumbrado festivo. ANXO LORENZO
Electricistas con el alumbrado festivo. ANXO LORENZO

Lo mismo ocurrió en la cerrajería Detullave, donde Juan López asegura que "estuvimos buscando a gente de apoyo para trabajar y nada, no hay".

Las empresas pontevedresas dejan claro que el motivo no es porque falte trabajo y si no que se lo digan a Víctor Freijeiro. "Yo siempre me dediqué a la fontanería pero hice un parón en el 2008 por la crisis y monté mi propio bar. Después del confinamiento volví a retomar la fontanería y desde entonces es un no parar. Cuando volví me llamaron de forma compulsiva", tanto es así que este trabajador no solo ha recuperado la clientela que tenía antes, sino que "la he multiplicado prácticamente por 10".

Detrás de esta situación tampoco se encuentra un motivo económico. "Un chaval que está empezando ya cobra 1.312 euros, así que un problema de sueldo no es", confirma Jaime Ruades.

"Con la cantidad de parados que hay en estos momentos y nosotros no encontramos profesionales", insiste en este sentido Jorge Ucha. Pero... ¿cuál es la razón de esta escasez de profesionales?

La falta de formación

Un cerrajero abre una verja en Benito Corbal. DP
Un cerrajero abre una verja en Benito Corbal. DAVID FREIRE

Juan López, de la empresa Detullave, es consciente de que "no hay formación", y que "falta gente que te enseñe de verdad el oficio", de este modo, explica, "van desapareciendo los profesionales".

"Los trabajadores que hay se dedican a lo suyo y tienen mucho trabajo entonces no hay gente que te enseñe un oficio como ocurría antes. Ahora la gente pasa por un trabajo, por una cerrajería por ejemplo, y se va casi sin aprender nada, y después, salvo que te guste mucho el puesto, no sigues buscando sitios donde poder formarte", explica.

Este empresario reconoce que en la actualidad falta también "mucho compromiso". "Cuando estás buscando un trabajador, muchos te dicen que son profesionales y después te das cuenta de que no es verdad, y sobre todo, lo que pasa mucho es que muchos te quedan en venir a trabajar y después no aparecen".

En Grupo Arta enfocan más esta falta de profesionales por la poca visibilidad que tienen estos sectores. "A muchos les resulta más cómodo tener un puesto de trabajo de oficina que de montaje, por ejemplo, que son puestos en los que además apenas hay visibilidad. La gente no es consciente de la salida que tienen estos trabajos", apunta Alba Martínez.

"Nadie quiere trabajar por las noches o en fin de semana"

El fontanero Víctor Freijeiro. DP
El fontanero Víctor Freijeiro. DP

Y si esta situación es tremendamente grave durante la semana, más aún lo es en horario nocturno o de fin de semana.

"Yo hago urgencias 24 horas y los fines de semana creo que soy el único que las hace en Pontevedra, porque mínimo tengo siempre tres o cuatro llamadas, y no solo de Pontevedra, a veces me llaman incluso de Vigo, Vilagarcía o Bueu. Hay muchísima demanda pero muy poca oferta", confirma Víctor Freijeiro.

Lo mismo lamenta Juan López, que reconoce que "encontrar a alguien que quiera hacer guardias es tarea imposible". "Ahí ya no coge nadie el teléfono. Yo llevo levantándome de cama para hacer guardias desde hace años, pero la gente en un primer momento te dice que sí, que está disponible para trabajar esas horas, y después, cuando hay que estar, no están. Nadie quiere trabajar por las noches, en fin de semana o durante un festivo".

"Estamos desbordados de trabajo desde hace tiempo, incluso con los precios, que se han disparado en los últimos meses, y sigue habiendo muchísimo trabajo", asegura Jorge Ucha.

Zapateros. "Mucha gente prefiere comprar otros zapatos antes de arreglar los que ya tienen"
Prácticamente el único oficio tradicional que ha registrado un descenso en la demanda con respecto a hace una década es el de los zapateros.

Luis García, de Reparación de calzado Chancos reconoce que ahora "ya no se arregla tanto como antes porque el material que empleamos es más caro y al final el arreglo incrementó el precio".

Además, insiste el empresario, "antes siempre se compraban zapatos buenos y se invertía en ellos y en mantenerlos en buen estado, pero ahora viene todo de China y muchos dicen que ya no les compensa arreglarlos. Mucha gente prefiere comprar otros zapatos antes de arreglar los que ya tienen".

Y aunque esta situación ya la venían sufriendo desde hace años, la pandemia no hizo más que agravarla. "Desde la crisis sanitaria la gente gasta bastante menos, y en este tipo de sectores se nota", asegura García.

En lo que coincide este zapatero con respecto a otros sectores como el de la electricidad o la fontanería, es que "no hay gente para trabajar".

"Hay muy pocos jóvenes que quieran aprender el oficio, mi hijo, por ejemplo, ya no está trabajando aquí. No hay relevo generacional", confirma el encargado de la empresa Chancos.

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