La demanda de viviendas de alquiler en Pontevedra agota la oferta y dispara los precios

Las agencias se quedan sin pisos que ofertar y la falta de stock provoca un incremento de casi el 20% de las rentas
Dos personas observan los carteles de una inmobiliaria. CRISTIAN FERNÁNDEZ
photo_camera Dos personas observan los carteles de una inmobiliaria. CRISTIAN FERNÁNDEZ

Encontrar una vivienda de alquiler en buenas condiciones y a un precio razonable es ahora mismo un reto con cariz de lotería. El stock del municipio capitalino está bajo mínimos y los precios por las nubes.

Buena parte de las agencias inmobiliarias de la ciudad tienen menos de cinco pisos libres en régimen de alquiler y todas ellas coinciden al señalar que las tarifas se han disparado en el último año. Una media de entre un 15% y un 20%, que hace que las propiedades que en 2018 se alquilaban dentro de la franja de los 400 euros, estén en la actualidad rozando los 500.

Los portales inmobiliarios de Internet ya denotan que la bolsa de viviendas de alquiler ha menguado sin disimulos. Y las agencias confirman la lectura más fatalista. "Prácticamente no hay oferta. De hecho, si la vivienda están en buenas condiciones, ni siquiera nos da tiempo a anunciarla, porque se la quedan clientes que tenemos de mano", explica Natalia Corbán, de la inmobiliaria Pontehabitat. ¿A qué se debe este vacío? A su juicio, a la crisis, que paralizó la construcción de nuevas viviendas y que, años después, ha detenido la rotación de arrendatarios. "Ahora los inquilinos ya no se cambian de piso, porque no hay alternativas y porque, si lo hacen, pagarán mucho más".

Muchos de los pisos que quedan vacantes ni siquiera llegan a internet, porque las agencias los ofrecen a sus listas de espera

En este contexto, Corbán asegura que los propietarios se pueden tomar la licencia de ser más estrictos a la hora de seleccionar a los moradores de sus viviendas. Por eso ya hay quienes buscan trabajadores con contratos fijos y quienes cierran las puertas a "fumadores y mascotas". "Como hay demanda, lo ponen más difícil".

RENTAS MILEURISTAS. Juan Ameijeiras, de Merca Service confirma el diagnóstico: "Cada vez hay menos pisos y hay más gente buscando, lo que hace que suba el precio. Los que se alquilaban a finales de 2017 a 425 euros están a 500 y muchas veces ni llegan a las redes".

En su agencia hay únicamente cinco pisos en alquiler y esto ha hecho girar tanto las tornas que "este año vendemos más pisos de los que alquilamos". "La gente se cansa de pagar rentas altas y a veces prefieren destinar ese dinero a una hipoteca (...) Se están viendo alquileres de 1.000 euros, una locura para una ciudad como Pontevedra".

Ameijeiras intuye que los alquileres acabarán "tocando techo", pero también sospecha que las tarifas se mantendrán bastante tiempo. "Los inversores que adquieran las viviendas en construcción tendrán que recuperar la inversión. La pinta no es buena".

Begoña Oliveria, de Selecta Inmobiliaria, también ha sido testigo de que "desde principios de año la oferta" de pisos en alquiler se ha reducido de forma notable. Hoy cuenta con tres únicas viviendas en alquiler y una abultada "lista de espera" de personas que buscan una renta acorde a sus necesidades. En su opinión, la rotura de stock se debe al alquiler vacacional, más rentable para algunos casos, a las dificultades para adquirir un domicilio en propiedad y la existencia de "gente que está de paso y que no se atreve a comprar". Como consecuencia, "no hay rotación de pisos y, si antes se quedaban un año, sobre todo en los de un dormitorio, ahora llegan a cinco y renuevan contrato". ¿Los precios? De récord. Oliveira informa de que se han alquilado apartamentos de un dormitorio y lejos del centro a 550 euros, y pisos de cuatro dormitorios "nada espectaculares" a 1.300. "Subir más, parece imposible". El tiempo lo dirá.