La Deputación aprobará este viernes en Pleno la restitución del díptico Mater Dolorosa y Ecce Homo que fueron expoliados por los nazis y que se encuentran actualmente en el Museo de Pontevedra. Con este trámite se pondrá punto y final a las gestiones provinciales y efectivizará la voluntad que, desde el primer momento, manifestó la institución museística de devolver dichas obras a sus legítimos propietarios.
Este paso será meramente burocrático, ya que el expediente ya fue aprobado por unanimidad de los grupos de la corporación en las Comisiones Informativas que la administración provincial celebró esta misma semana. De este modo, una vez se certifique la resolución plenaria, el Museo pondrá ambas piezas a disposición de la autoridad central del Ministerio de Cultura y Deporte español, que será el encargado de comunicar el acuerdo al Estado polaco para hacer entrega de las obras y trasladarlas a dicho territorio.
Según señaló el vicepresidente de la Deputación, César Mosquera, la devolución de estas piezas se retrasó más de lo previsto por la reclamación que hizo el Gobierno polaco, así como también la familia que se considera propietaria legítima. Finalmente, y después contrastar varios informes jurídicos de diferentes administraciones y de consultoras privadas, se llegó a la conclusión de que el procedimiento correcto era restituir las obras al país polaco, para que este, posteriormente, delimite la propiedad de los bienes rigiéndose por su propia legislación interna.
Así, el líder nacionalista recordó que la noticia de la identificación del díptico como bien expoliado surgió durante el confinamiento, cuando Mariusz Wisniewski, del Departamento de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional de Polonia, contactó con el museo pontevedrés. La documentación facilitada en aquel momento confirmó que las dos piezas pertenecían a la Colección Czartoryski en Goluchów, la cual fuera robada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.
Ambas pinturas salieron de Varsovia en 1944 y reaparecieron en el comercio de arte de Madrid en 1973. Después, ingresaron en el Museo como depósito del coleccionista José Fernández López. Ambas piezas están valoradas en 23.000 euros, pero la intención de la Deputación es devolverlas sin obtener indemnización.
