Descubren dos cañones que Sarmiento de Gamboa llevó al Estrecho de Magallanes

Dos cañones que resucitan a uno de los mejores navegantes de Europa, Pedro Sarmiento de Gamboa. Un descubrimiento de interés internacional en una zona del planeta de climatología extrema
Miembros del equipo ante el importante descubrimiento. ESCUELA DE ARQUEOLOGÍA/UACH
photo_camera Miembros del equipo ante el importante descubrimiento. ESCUELA DE ARQUEOLOGÍA/UACH

Hace unos días saltaba la noticia sobre la aparición de dos cañones, en la excavación arqueológica de la ciudad Rey Don Felipe, que formaron parte del viaje de población y fortificación del pontevedrés Pedro Sarmiento de Gamboa en el siglo XVI en el Estrecho de Magallanes.

El descubrimiento ha sido casual, durante los trabajos de excavación en el asentamiento Rey Felipe de una de las ciudades fundadas por Sarmiento en 1584. Hay trabajos adscritos al proyecto: "Primeros asentamientos urbanos en el estrecho de Magallanes: evaluación arqueológica y geofísica de Rey Don Felipe (Puerto del Hambre)", financiado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio; FONDART Regional 2018, liderado por el Dr. Simón Urbina (UACh), especialista en etnohistoria andina de las provincias incaicas y encomiendas del virreinato del Perú, y por académicos de la Escuela de Arqueología UACh y en el que participa la Universidad Bernardo O"Higgins, Universidad de Magallanes, y la Fundación Patagonia Histórica a través de Parque del Estrecho de Magallanes.

Los dos cañones, culebrinas de bronce, son de unos 400 kilos de peso, 2,15 metros y unos 23 cm de diámetro; la culebrina era un pequeño cañón que se utilizaba en tierra para artillar navíos en los siglos XVI y XVII. En ellos se puede leer una inscripción, en perfecto estado de conservación, en la que consta el nombre de Francisco Duarte, funcionario de la Casa de la Contratación, encargada de las Indias, y el año de construcción: 1581.

Explica Simón Urbina, director de la Escuela de Arqueología de la Universidad Austral de Chile, "Desde todo punto de vista, es un tipo de evidencia que va a permitir una serie de estudios, conocimientos y ampliar antecedentes de la ciudad Rey don Felipe, y de dónde venía la artillería. Las piezas tienen el año de fabricación y la persona que las trajo. Entonces, la posibilidad, las conexiones globales, la interpretación histórica del ciclo, se amplía notablemente. Su valor patrimonial es incalculable, porque se trata de piezas monumentales y muy bien conservadas. Además, van a poder ser apreciadas por la sociedad magallánica, de todo el país y del mundo".

"Su valor patrimonial es incalculable, en el sentido que son piezas monumentales y muy bien conservadas"

Hablamos de Pedro Sarmiento de Gamboa, que nació en A Moureira (Pontevedra) hacia 1530 y fue navegante, cartógrafo, inventor, cosmógrafo, matemático y astrónomo. Por su formación multidisciplinar estaba considerado uno de los mejores navegantes de toda Europa. Sarmiento, anteriormente, había participado en el descubrimiento de las islas Salomón, en el Pacífico, en la primera expedición de Álvaro de Mendaña, y pasó a la historia por navegar por primera vez el Estrecho de Magallanes de Oeste a Este; aunque Juan de Ladrillero, el 9 de agosto de 1558, había recorrido el estrecho y avistó la salida al Atlántico, pero antes de llegar a ese punto volvió sobre sus pasos para informar.

En Badajoz, Sarmiento de Gamboa convenció al rey Felipe II de la necesidad de establecer poblaciones y fortificaciones en la ruta desde Río de Janeiro al Estrecho de Magallanes. El rey autorizó la nueva expedición que zarpó del puerto de Sanlúcar de Barrameda el 25 de septiembre de 1581. Esta vez Gamboa contaba en su Armada con 2.500 hombres, repartidos en 23 naves, bajo el mando del asturiano Diego Flores de Valdés. Desembarcaron en el Estrecho de Magallanes el 4 de febrero de 1584 en un primer asentamiento provisional al que llamaron Purificación de Nuestra Señora, con algo más de 300 personas. Cerca de allí Sarmiento fundó la primera ciudad del Nombre de Jesús, en la entrada del Estrecho y la ciudad Rey Don Felipe (San Felipe), al otro lado de la primera angostura; pero ya no disponían de los elementos necesarios para construir las fortificaciones. El gobernador y capitán general del Estrecho, repartió ropas, alpargatas y sombreros y se construyeron las primeras chozas con unas velas viejas, porque parte del material había sido saqueado y vendido por la propia tripulación en Río de Janeiro.

Los pobladores, al pasar los meses y los años, sobrevivieron a base de mariscos, raíces, lobos marinos y lo que podían pescar. El agua y la madera eran un problema. Pasaron el invierno "sin sustento bastante para el cuerpo, escasos de ropa, faltos de vivienda adecuada, con nieves intensas y días oscuros, tristes, en los que la luz del sol se veía por muy breve tiempo". Tres años en los que fueron muriendo de manera lenta e inexorable: "Tantos fueron los cadáveres que sus compañeros ya no les daban sepultura". Los que quedaban "no eran vivos sino futuros cadáveres, condenados a muerte por la falta de socorro". Quedaban vivos en aquel momento 15 hombres y tres mujeres.

Sarmiento no consiguió auxiliar a sus compatriotas, abandonados por el rey; españoles que murieron de hambre y enfermedades en los asentamientos de Magallanes. Al final sólo vivió para contar esta triste historia el extremeño Tomé Hernández, que en 1587 logró salir de aquel infierno cuando se embarcó con el corsario inglés Thomas Cavendish. Cavendish dejó a los diecisiete supervivientes restantes, entre los que estaba Juan Fernández, un marino de Pontevedra, abandonados a su suerte y a una muerte segura. El corsario inglés bautizó la ciudad Rey Don Felipe como Puerto del hambre.

Pedro Sarmiento estaba muy enfermo y al inicio de una nueva travesía a América para socorrer a los abandonados en Magallanes, el mes de julio de 1592, falleció, según da cuenta una carta desde el propio barco. El navegante pontevedrés murió sin saber que todos sus compatriotas habían perecido, años antes, en el Estrecho de Magallanes.