Un pontevedrés y su esposa nos cuentan su experiencia en Bruselas tras los atentados

Marcos Méndez y Carolina Guevara, pontevedrés y bogotana residentes en Bruselas, relatan para Diario de Pontevedra el día a día en la capital de Europa durante el estado de sitio ► "Sí es cierto que ha estado más tranquila de lo habitual"
El historiador pontevedrés y la cooperante colombiana, en uno de los miradores de la capital de Europa
photo_camera El historiador pontevedrés y la cooperante colombiana, en uno de los miradores de la capital de Europa

El primer ministro belga, Charles Michel, no se atrevió hasta el pasado jueves a rebajar el nivel de alerta desde el 4 ("serio o inminente") al tres ("verosímil o posible") en la capital de Europa. Bruselas, que tomó el testigo de París como supuesto objetivo principal de los terroristas de DAESH, permaneció en estado de sitio a ojos de la opinión pública internacional, que no de sus habitantes, desde el día siguiente de la masacre de la sala Bataclan hasta hace apenas 72 horas.

Varios son los pontevedreses que, por motivos laborales, residen en la ciudad más cosmopolita de la vieja Europa en la actualidad. Marcos Méndez, empleado en el sector del Transporte, historiador y que actualmente se forma en un máster sobre paz y conflictos en la Universidad de Naciones Unidas, vivió en primera persona los acontecimientos que se sucedieron tras la huida de Salah Abdeslam, el terrorista más buscado del mundo, natural de la capital de los Países Bajos.

"Tal vez la prensa alentó a la ciudadanía a permanecer en sus casas e hizo creer a los terroristas que la ciudad sí estaba totalmente blindada"

"Es cierto que el sábado no pudimos ir a Molenbeek como pensábamos. Sin embargo, pese a la alarma desatada por numerosos medios de comunicación, especialmente fuera de Bélgica, la situación en la capital de Europa estaba lejos de ser esa urbe ‘tomada’ por los militares, en ‘estado de sitio’ y ‘desierta’ que se desprendía de la mayor parte de las cabeceras internacionales".

Carolina Guevara, esposa de Méndez, natural de Bogotá y experta en Derechos Humanos, relata que sí se percibieron medidas fuera de lo común en los últimos días.

"Es cierto que Bruselas, acostumbrada al tumulto diario que se genera en torno a las instituciones europeas, ha estado más tranquila de lo habitual. El cierre de colegios y universidades desde el pasado lunes se nota en las calles, con menos afluencia de coches y viandantes. Muchos padres y madres han tenido que permanecer en casa ante el cierre de la mayor parte de las guarderías, y algunos grandes almacenes cerraron las puertas".

Méndez matiza que "eso no significa que la ciudad se haya quedado desierta. El pasado fin de semana, cuando fotografías de militares llenaban las portadas de los periódicos, bares y restaurantes permanecieron abiertos en la mayor parte de la ciudad. Solo algunos lugares emblemáticos en el centro de la ciudad, donde los turistas tienden a aglomerarse en pequeños espacios, estaban cerrados, así como dos importantes calles comerciales".

"La tasa de criminalidad en Molenbeek Saint-Jean es sustancialmente menor que la media de la región de Bruselas"

"Para que se hagan una idea, desde los atentados de París nosotros hemos ido a la ópera, al cine, de compras y a trabajar de lunes a viernes, en diferentes barrios e incluido el centro de la ciudad, y no vimos ni un solo militar en las calles. Es más: ni en la ópera ni en el cine tuvieron lugar registros a la entrada", relatan los protagonistas, que, sin restar importancia a lo ocurrido, aseguran que la alerta no fue, ni de lejos, lo que se presentó al mundo a través de la prensa. Los barrios residenciales, que forman el 95% de la ciudad, apenas notaron la alerta. "Bares y restaurantes abrieron como es habitual, tanto el viernes como el sábado de la semana pasada".

520 MILITARES. Ambos explicaron que no vieron a ningún militar en las calles hasta el lunes, cuando la capital llevaba tres días en el nivel 4 de alerta. "Y no es una percepción subjetiva. El Gobierno belga decidió aumentar el contingente militar en las calles con 300 soldados más durante el fin de semana, para un total de 520 en todo el país. Bruselas, Gante, Amberes, Brujas, Lieja…, 520 militares desplegados. Es curioso que cuando la prensa extranjera disbuía imágenes de militares y tanquetas en las calles de Bruselas, a nadie se le ocurrió decir que había más parlamentarios europeos en Bruselas que militares en todo el país". Sobre esto, sin embargo, entienden que "tal vez la prensa hizo lo que había que hacer en una situación como esta: alentar a la ciudadanía a permanecer en sus casas y hacer creer a los supuestos terroristas que la ciudad sí estaba realmente blindada".

Un punto y aparte se merece el barrio de Molenbeek, bien conocido por Méndez y Guevara, que llevan varios años viviendo y trabajando en la capital belga. "Se empezó a identificar a un vecindario de la capital, Molenbeek-Saint-Jean, como la cuna del yihadismo europeo. Si bien es cierto que Molenbeek parece haber dado cobijo a al menos 350 belgas que se habrían unido a ISIS y a otros grupos armados en la guerra civil siria, el barrio alberga a aproximadamente 100.000 personas de distintos orígenes cultural y nacionales".

"Nuestro barrio se levantó con normalidad todos los días, salvó quizás el domingo (día 22) por la noche"

Sobre el modo de vida en el citado barrio en el que, según la Policía, se crió el terrorista Salah Abdeslam, el pontevedrés relata que "Molenbeek tiene más problemas que otros vecindarios, empezando por los altos índices de desempleo entre la población joven, algo que se viene arrastrando desde la Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado, bastante antes de que personas inmigrantes llegasen como ‘trabajadores invitados’ en los 50 y 60, cuando los gobiernos europeos buscaban mano de obra barata. Sin embargo, hay que tener cuidado con lo que se dice. Muchos han apuntado que Molenbeek tiene altas tasas de criminalidad, cuando resulta que, siguiendo las estadísticas de la Policía, el ratio de delitos por cada 1.000 habitantes es sustancialmente menor que la media en la región de Bruselas".

Respecto al barrio europeo más mencionado en los últimos días, Méndez y Guevara señalan que relacionar a todo el vecindario con el fundamentalismo islámico en general es "peligroso". "Tiene un buen puñado de espacios verdes que ya nos gustaría en otros barrios de la capital, su mercado dominical es tan activo como el resto, tiene un buen número de restaurantes (referencias en ‘Tripadvisor’ incluidas) y una de las zonas arquitectónicas más bellas de la ciudad, donde las iglesias y las mezquitas conviven unas junto a las otras".

"No hemos conocido jamás un ambiente tan multicultural y tolerante con la diferencia como lo es Bruselas"

Volviendo al día a día de los bruselenses durante la semana pasada, pontevedrés y bogotana explican que "salimos a la calle a hacer footing tratando de prestar más atención, y nos dimos cuenta de que la Bruselas que está tan vacía, tensa y con sensación de terror no es en la que nosotros vivimos. Nuestro barrio se levantó con normalidad todos los días, con trabajadores en las calles recogiendo las hojas del otoño, obras en la calle de al lado, coches, autobuses llenos, gente haciendo la compra, horarios de trabajo normales y todas y cada una de las tiendas del barrio siguiendo fieles a sus horarios, salvo quizás el domingo por la noche, cuando algunas redadas policiales interrumpieron el flujo normal durante la madrugada en algunos lugares".

¿INSEGURIDAD? Sobre la posible sensación de inseguridad a causa de la presunta presencia de terroristas armados en la ciudad, Guevara concluye que "habiendo vivido en Bogotá, la sensación de seguridad es mayor aquí, especialmente si eres mujer y tienes que cuidarte de no caminar sola por las calles por la noche por el temor de ser el blanco de violencia sexual, cosa que pasa aquí, en Bogotá, en Pontevedra y en el mismísimo Vaticano".

Los dos bruselenses de adopción coinciden al señalar que "la normalidad que hemos experimentado durante estos días no quiere decir que la ciudad no haya estado en alerta máxima, y nos alegra. Nos alegra que una ciudad esté preparada para desplegar los recursos necesarios para evitar una tragedia", a lo que añaden que "los residentes de Molenbeek tienen que ser y están siendo protegidos contra una amenaza terrorista". "No hemos conocido jamás un ambiente tan multicultural y tan tolerante con la diferencia como lo es Bruselas, en donde nos sentimos en casa en cada esquina y con cada conversación", concluyen.



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