Santa Clara, un destino para las hijas solteras de familias pudientes

Las clarisas sufrieron cuatro 'desalojos' del convento desde su fundación
IMPORTANTE 12 30 horas El alcalde concejales y medios visitan el Convento de Santa Clara Una vez que ya es municipal
photo_camera Las tres llaves que custodiaban el antiguo archivo del convento de Santa Clara. GONZALO GARCÍA

La Orden de las Clarisas ha logrado vender su convento en Pontevedra en menos de 50 meses desde su cierre, que tuvo lugar el 25 de septiembre de 2017 con el traslado de Sor Sagrario, que falleció en 2019, y Sor Purificación a otros cenobios de la congregación. Ambas religiosas, de avanzada edad, fueron las últimas inquilinas de un recinto que ha sido testigo de la evolución de la ciudad desde la época medieval y en el que han llegado a convivir 53 monjas.

La falta de vocaciones precipitó el adiós a la ciudad por parte de las clarisas, que vivían en régimen de clausura. Así lo expone la abadesa de Santa Clara, Victoriana Jorde Herrero, en el comunicado que la orden hizo público este miércoles tras formalizarse la venta del conjunto monumental, ahora en manos públicas gracias a la compra realizada por el Concello, que pagó por este bien 3,2 millones de euros. La operación contó con el obligatorio visto bueno del Vaticano.

En este escrito, la superiora desvela que los trámites para el cierre del convento se iniciaron dos años antes. Un decreto de la Congregación para los Institutos de la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica del 2 de junio de 2015 dictó la suspensión del estatus de monasterio. Posteriormente, "y ante la imposibilidad de recuperar la ocupación del convento", se resolvió su supresión. Este último dictamen, emitido por el mismo organismo de la Curia Romana, se fechó el 20 de mayo de 2018.

La abadesa de Santa Clara desvela que el cierre del cenobio se inició en 2015, dos años antes del traslado de las dos últimas inquilinas

El convento de Santa Clara nació en paralelo al empuje económico que la pesca y el puerto confirieron a Pontevedra, tal y como recoge libro Santa Clara de Pontevedra en la Edad Media. Estructura económica del convento (1640-1834), de Gabriel Otero Piñeiro, que señala que a este convento era "el destino de las hijas solteras de la oligarquía de la villa, previo pago de una cuantiosa dote". Entonces, los bienes aportados por las familias pudientes eran principalmente inmuebles.

CONTRATIEMPOS. Desde su fundación en 1271, fruto de una importante donación de la noble pontevedresa Mayor Pérez, esposa de Fernán Núñez de Aldán, las clarisas han habitado sus instalaciones, que fueron ampliándose con el paso de los siglos, con distintos contratiempos. Las monjas sufrieron cuatro desalojos de carácter temporal desde la constitución del cenobio. El primero tuvo lugar en 1702, después de la derrota de la flota española en la batalla de Rande, que obligó a las religiosas a buscar refugio en Cotobade.

 

En 1719, con la invasión inglesa, las 40 clarisas que entonces conformaban la comunidad se trasladaron a Santiago. La tercera salida forzada del convento fue en 1807, al que pudieron regresar el 4 de septiembre de 1809 después de la Guerra de Independencia contra los franceses. En su retorno, como recuerda la abadesa, se encontraron el cenobio "saqueado y quemado en parte".

El último desalojo tuvo lugar en 1868, consecuencia de las desamortizaciones de la época, que empezaron con la de Mendizábal y siguieron con la de Madoz. Las clarisas, que buscaron cobijo en Tui, volvieron el 1 de octubre de 1875, "merced a las gestiones entabladas por el entonces arzobispo de Santiago, Miguel Payá y Rico, que negoció con el rey Alfonso XII la devolución del convento a las Hermanas Clarisas y lo restauró a sus expensas".