Si algo nos ha enseñado la pandemia es que lo más importante que tenemos es la salud. Justamente por eso, no es de extrañar que esa haya sido la petición más repetida este domingo en la Misa Pontifical celebrada en el santuario de la Virgen Peregrina. Una ceremonia oficiada por el arzobispo de Santiago, Julián Barrio Barrio, en la que la emoción de los devotos llenó cada uno de los rincones de la iglesia.
Por segundo año consecutivo, la crisis sanitaria provocó que la patrona de la provincia se quedase en su camarín y no recorriese las calles de la ciudad en la tradicional carroza procesional. "Era nuestra ilusión pero no nos queda más remedio, tenemos que cumplir unas normas y para que la gente no se amontone tenemos que tenerla dentro. Nosotros estamos deseando sacarla, pero sino es posible, qué le vamos a hacer", explicó el presidente de la Cofradía de la Virgen Peregrina, Ignacio Landín.
Con el objetivo de que los fieles no se aglomerasen en el Santuario, la ceremonia contó también con un equipo de seguridad que se encargaba de controlar los accesos y de acompañar a los devotos a sus asientos al entrar en el Santuario. En este sentido, la Cofradía decidió también celebrar varias misas a lo largo del día. Además de la Pontifical, a las 12.00 horas, hubo otras tres Eucaristías a las 9.30, 19.00 y 21.00 horas. Eso sí, el coronavirus no pudo impedir que los pontevedreses volviesen a demostrar su fe en uno de los eventos religiosos más importantes y significativos de Pontevedra.
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