Cuando los niños redescubrieron las plazas de Pontevedra

Más de 11.000 menores de 14 años pudieron salir este domingo en Pontevedra tras la cuarentena. Las autoridades recuerdan la importancia de respetar las normas de las salidas
SALIDA NIÑOS GIF

Con bicicleta y patines, todo a la vez. Así paseaba este domingo un pequeño por una de las calles de Pontevedra, quizás queriendo recuperar el tiempo perdido tras más de 40 días sin poder salir de casa. Las restricciones al movimiento del Estado de Alarma se relajaron permitiendo un merecido alivio para los más pequeños. Unos 11.000 niños y niñas de la ciudad pudieron dar su primer paseo después de la irrupción de la Covid-19.

Las calles de Pontevedra recuperaron su habitual alboroto y la que aspira a ser ciudad de los niños se llenó de ellos. La Policía Local destacaba este domingo el comportamiento responsable de la población, que respetó las normas excepto algún caso minoritario. Así, aunque la deseada desescalada comience a materializarse, las autoridades insisten en la importancia de no bajar la guardia. Los paseos pueden ser de solo una hora, a una distancia de no más de un kilómetro desde el domicilio y, lo más importante, hay que mantener la distancia social.

Puedes ver aquí todas las imágenes de la salida de los niños pontevedreses

Marcos y Brais salieron a comprar el periódico en bicicleta y patinete por el bario de A Parda, en el que viven; Daniel y Area, de Poio. caminaron por la playa de Lourido recogiendo conchas, y Lucía y María aprovecharon el día para sacar sus patinetes y, la más pequeña, estrenó la ropa que le habían regalado en su cumple en pleno confinamiento. "Quiero salir muchos días más, todos los días", explicaba María a Diario de Pontevedra.

Fue así como Orbil, el personaje del Salón do Libro que todavía sigue instalado en una Praza da Peregrina desierta, se reencontró con muchos niños, al igual que escenarios como la Praza da Ferrería volvieron a tener su aspecto habitual, con niños correteando y palomas sobrevolando sus cabezas. El tiempo pudo ser mejor, ya que aunque la mañana amaneció soleada, las nubes no tardaron en aparecer. Por este motivo, y porque muchos ya no querían esperar, la mayoría de los paseos se realizaron antes de comer, ya que la previsión meteorológica indicaba que por la tarde llovería.

Muchos padres adquirieron mascarillas adaptadas a los más pequeños para que pudieran pasear con mayor seguridad

Muchos salieron a la calle con mascarillas como medida de prevención, como Brais y Marcos. "Me decían que les daban calor, pero van a tener que acostumbrarse. Al llegar se las quité yo para que no se tocasen y se fueron a lavar las manos", cuenta su madre. Aunque no todos se llevan bien con las mascarillas. "Este no aguanta un gorro en la cabeza, cuanto más que le tapen la boca", bromeaba una madre con su bebé.

La ciudadanía se volcó con los más pequeños y quiso reconocer el mérito de su labor durante este confinamiento. Sin colegio, ni actividades, ni contacto con sus amigos, aguantaron 43 días metidos en casa para frenar la propagación del coronavirus. Por eso, la ciudad se llenó de iniciativas para reconocer el papel de los otros héroes y heroínas de esta pandemia, En el barrio de A Parda, por ejemplo, un quiosco repartía golosinas gratis entre los pequeños que acompañaban a sus padres a comprar el periódico. Además, el aplauso de las 20.00 horas no fue este domingo para los sanitarios, sino para otro sector fundamental de la población: los niños y las niñas.

"Lo primero que preguntaron fue si podían ver a su primo"
Generated by  IJG JPEG LibraryLlevaban toda la cuarentena en un piso y en cuanto les dijeron que podrían salir a la calle en lo primero que pensaron fue en reencontrarse con los suyos. "Su primera reacción fue preguntar si podían visitar a su primo o ir a casa de la abuela", explica el padre de Carlos y Jorge Barba, hermanos de seis y cuatro años que ayer sacaron sus patinetes al sol antes de que se nublase. 

Pasear fue lo primero que hicieron al levantarse. "Salimos temprano para evitar encontrarnos con mucha gente", explica su padre, Jorge Barba, que detalla que los pequeños están muy concienciados de la importancia de no tocar nada y mantener la distancia social. "Les explicamos muy bien antes de salir que aunque ellos quisiesen jugar al fútbol con sus amigos no iba a poder ser y lo entendieron, a pesar de no poder relacionarse salieron muy contentos", explica su padre. Jorge, con timidez, cuenta también lo bien que se lo pasó saliendo a la calle y explica que jugó al fútbol con su hermano. 

Desde el barrio de A Caeira, en donde viven, bajaron hasta el centro de la ciudad en patinete, y luego jugaron un poco con el balón en la Alameda. "Estuvimos poco tiempo porque solo bajar y luego volver a subir ya nos lleva casi una hora, que es el tiempo que se puede salir", explica el padre. 

A Carlos, el mayor de los dos hermanos, le costó bastante aguantar tantos días sin jugar al fútbol y una pequeña canasta instalada en el pasillo de casa lo salvó del aburrimiento en muchas ocasiones durante el largo confinamiento. "Se divirtieron bastante con esa canasta y jugando a la pelota en el pasillo, pasaban así el rato", explica Jaime Barba. 

A la rutina habitual ya adquirida durante el encierro, ahora se suman los paseos de una hora permitidos desde ayer por el Gobierno. "Intentábamos controlar un poco las pantallas, pero por las mañanas tanto mi mujer como yo tenemos que teletrabajar y era difícil estar pendientes de ellos, así que veían algo más la tele", cuenta su padre. Ya por la tarde, tocaba hacer las tareas del colegio y jugar con los padres. Además, "también introducimos la rutina de hacer un poco de ejercicio y a veces ellos mismos lo pedían, aunque a los mayores no nos apeteciese mucho", reconoce el padre.

Durante los días de semana los paseos serán por las tardes para que sus padres puedan trabajar.

Comentarios