Y 30.000 libros quedaron reducidos a cenizas

Se cumplen justo 30 años del incendio que arrasó la Librería Michelena, icono de la cultura pontevedresa de finales del siglo XX. Las llamas calcinaron la mitad de sus fondos y el negocio acabó cerrando en el año 2010
Extinción del incendio en Librería Michelena en 1993. RAFA
photo_camera Extinción del incendio en Librería Michelena en 1993. RAFA

La Librería Michelena era una de esas visitas obligadas para cualquiera que estuviera en Pontevedra. Tanto para los locales como para los foráneos. Los más de 70.000 volúmenes que se apilaban en sus estanterías convertían a este negocio en un universo de cultura, donde el amante de la literatura podía zambullirse y husmear como si estuviera en su propia casa, tal era el trato que le brindaban sus propietarios.

El negocio abrió sus puertas el 9 de marzo de 1981. En el número 22 de la calle que le dio nombre, fruto de la pasión de cuatro jóvenes con ideas innovadoras. "Yo venía de Madrid y había estado trabajando en una librería en un momento bastante afortunado. Uno de mis compañeros tenía un local en la calle Michelena y pensamos en abrir una", recordaba José María Dios Torres, uno de los propietarios, en un reportaje publicado en este periódico en 2006.

Sobre sus posibilidades de éxito, reconocía que "no sabíamos cuál sería la respuesta y, de hecho, los primeros años fueron muy duros. Teníamos que competir con establecimientos que llevaban aquí toda una vida".

Pero el negocio fue prosperando y en 1989 asumió la ampliación que su creciente clientela le demandaba. Así entró en una espiral de éxitos, tanto empresariales como culturales, que se truncó drásticamente el 15 de febrero de 1993.

Extinción del incendio en Librería Michelena en 1993. RAFA
Extinción del incendio en Librería Michelena en 1993. RAFA

"Nosotros abrimos la librería a las 9.30 horas pero, aquel día, un compañero llegó sobre las 9.15 horas. Todo se desencadenó cuando fue al banco a coger dinero y al regresar se encontró con que ardía la caja y ya no hubo manera de pararlo. El material era muy inflamable, todo de madera y papel, aquello era imparable", afirmaba Dios Torres.

50 millones en pérdidas

A raíz del incendio se quemaron cerca de 30.000 volúmenes (casi la mitad de los fondos existentes en el local) y los demás quedaron inservibles para la venta. Las primeras estimaciones hablaban de 50 millones de pesetas.

Pero cual Ave Fénix, la librería resurgió de sus cenizas y en apenas unas semanas reabrió sus puertas a los pontevedreses. "La librería estuvo un tiempo cerrada, pero no demasiado, porque el fuego afectó a la parte primitiva de las instalaciones y, una vez que se evaluaron los daños y se aprovechó el poco material que quedó, conseguimos abrir la parte nueva durante las obras de reforma", recordaba José María.

El empresario agregó que una de las épocas de mayor pujanza fue a principios de siglo, con el cambio de euro, "porque parece que la gente gastaba más alegremente". 

Sin embargo, la llama de Librería Michelena se fue consumiendo con el paso del tiempo debido a diversos factores y el histórico negocio acabó derrando sus puertas en junio de 2010, todo un revés para el mundillo cultural.
 

El origen: Se recalentó el sistema eléctrico
José Francisco Lage, oficial jefe de Bomberos en 1993, fue quien desveló el origen del fuego, achacándolo al recalentamiento del sistema eléctrico del establecimiento. Para sofocarlo se necesitó un retén formado por seis hombres y el propio oficial jefe, utilizando agua y principalmente espuma, a fin de perjudicar los menos posible el material bibliográfico.

Todo surgió cuando el responsable de la librería se dirigió a la dependencia destinada a oficina y comprobó que había un fallo repentino en el fluido eléctrico que dejó sin luz a todo el local. 
Al ir a comprobar la causa, pudo ver que junto a la caja registradora estaba localizado un fuego en plena combustión que se propagó rápidamente debido al carácter altamente inflamable del material existente.

Dada la peligrosidad de la situación, el empresario optó por dar aviso al Cuerpo de Bomberos para que se hicieran cargo de la situación. Para ello tuvo que cruzar la calzada y llamar desde un teléfono de una entidad bancaria situada a escasos metros, puesto que el acceso al de la librería era imposible.

Las llamas provocaron grandes desperfectos en el interior aunque su envergadura no propició que se resintiera la estructura del edificio, a pesar de que se temía que se produjeran grietas durante el enfriamiento.

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