Aunque buena parte de los pontevedreses se mantuvieron fieles a la tradición de acudir al cementerio el Día de Todos los Santos para visitar a sus seres queridos fallecidos, el temporal que azotó Galicia en la jornada de este miércoles se dejó notar y restó afluencia a los camposantos, sobre todo por la tarde, cuando se avivaron tanto la lluvia como las rachas de viento que trajo consigo la borrasca Ciarán.
Fueron muchos los que decidieron aprovechar la mañana para acercarse hasta los recintos mortuorios a rezar y llevar flores, aunque la mayoría ya tenían colocados los ramos y centros desde los días previos. Eso sí, este año las floristas señalaron que la gente ha reducido sus presupuestos, pues la inflación ha mermado bastante las economías domésticas y los ciudadanos se ven obligados a recortar en gastos como el de las flores.
Aún así, rosas y crisantemos volvieron a ser los protagonistas en los nichos y panteones.
Al ser el camposanto más grande del concello, San Amaro fue de nuevo el que concentró la mayor actividad en este 1 de Noviembre. Hasta allí acudieron también el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, y la edil responsable del área, Anabel Gulías, que aprovecharon para saludar al equipo de trabajadores del servicio de cementerios.
En las parroquias, fueron muchos los vecinos que se acercaron a honrar a sus muertos.
Como todos los años, la Policía Local puso en marcha un plan especial de circulación para regular los flujos de tráfico.