"En un día tuvimos que llevar a los supermercados el suministro de todo un mes"

El desorbitado repunte consumista obliga a un esfuerzo en la cadena de distribución que sorprende a los propios transportistas, al tiempo que alertan de que "si esto sigue así, las fábricas no darán abasto"
Trailer circulando por la AP-9, a la altura del peaje de Alba. DAVID FREIRE
photo_camera Trailer circulando por la AP-9, a la altura del peaje de Alba. DAVID FREIRE

La vorágine consumista desatada desde el primer día del estado de alarma (y que, en menor medida, aún continúa) ha provocado fotografías ampliamente comentadas: las de supermercados con estanterías vacías de productos de primera necesidad y carritos hasta los topes, sobre todo de papel higiénico.

Ese "saqueo compulsivo" ha tenido una consecuencia directa: la necesidad de reponer cuanto antes los productos más demandados. Y eso ha provocado un esfuerzo en una cadena de distribución en la que los transportistas están en punta de lanza. Ellos son los encargados de proporcionar un abastecimiento que, pese a los bulos infundados que han circulado durante esta semana, “está totalmente garantizado. No hay riesgo alguno de quedarnos sin aprovisionamiento”, asegura Ramón Alonso, presidente de la Asociación de Empresarios de Transportes y Excavaciones de Pontevedra (Asetranspo).

“Somos una especie dura, un colectivo acostumbrado a pasar muchas horas solos, viajando de un lado para otro"

Reconoce, eso sí, que ocho días después de decretarse el estado de alarma, la demanda ha sido altísitima, sin precedentes, sobre todo durante el pasado fin de semana, cuando todavía no había restricciones para acceder a los supermercados y el pánico se apoderó de miles de ciudadanos. “Fue una locura que no éramos capaces de entender. En algunos sitios, llevamos en un día el material de todo un mes. Algo inaudito”, agrega, tras subrayar que las ventas “se han elevado un 80%”.

Sin embargo, pese a la positiva repercusión económica, Ramón Alonso critica “la actitud poco solidaria de algunas personas”, llevándose a sus casas cantidades injustificadas de algunos productos, lo que ocasiona un efecto rebote en los almacenes, que tienen que hacer frente a esa inusitada demanda. “De momento los almacenes están bien provistos, pero esperemos que la situación se normalice y la gente se calme un poco, porque si esto sigue así corremos el riesgo de que las fábricas no puedan generar producción suficiente para abastecer a los almacenes y estos a los puntos de venta. Y entonces sí que tendremos un problema serio”, alerta.

CONTAGIO. Sobre los riesgos de contagio que puedan sufrir los transportistas, el portavoz de la patronal destaca que “se han dado instrucciones para que extremen las precauciones y en aquellos destinos donde no tengan que asumir la descarga, no lo harán, para reducir el contacto.

Sobre los aplausos espontáneos que están recibiendo de los ciudadanos, Alonso admite que “son muy de agradecer y nos dan ánimos”

Sin embargo, los camioneros deben hacer frente estos días a un enemigo invisible: la presión psicológica. “Somos una especie dura, un colectivo acostumbrado a pasar muchas horas solos, viajando de un lado para otro y este aumento en la demanda de nuestros servicios se resiste bien. Pero no cabe duda de que este estrés se nota, y mucho”, puntualiza Ramón Alonso.

Sobre los aplausos espontáneos que están recibiendo de los ciudadanos, Alonso admite que “son muy de agradecer y nos dan ánimos”, pero comenta que “ni ahora somos ángeles ni antes éramos demonios”, en alusión a las últimas protestas de los camioneros para pedir mejoras laborales.

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