DIARIO DE UN CONFINADO

La señora que paseaba

Una persona espera su turno para entrar a un supermercado. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Una persona espera su turno para entrar a un supermercado. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

10:30
Pablo Iglesias encabeza todas las tendencias en las redes sociales porque fue pillado en el Parlamento con una chaqueta de Zara. Si lo llegan a pillar con un kilo de heroína sería un asunto menos, pero una chaqueta de Zara es inadmisible en un hombre que habitualmente critica a Amancio Ortega y a su multinacional Inditex. No sé, no lo tengo muy claro. Pudo haber descosido la etiqueta y que todo el mundo pensara que lucía una prenda del sastre más caro de Milán, que no sé por qué no lo hizo. Tuve una amiga que murió muy vieja hace años que siempre repetía una frase cuando nos escuchaba criticar a alguien: "Si levantáramos de golpe las persianas de todas las casas veríamos cosas increíbles". Y es verdad. ¿Se puede condenar que un empresario utilice mano de obra esclava o que tribute en paraísos fiscales o a traves de sociedades interpuestas y luego comprarle una chaqueta? No sé, yo no lo haría. O sí. Si por mí fuera cerraría mañana mismo todas las hamburgueserías de emporios multinacionales, pero mientras no tengo poder para hacerlo, alguna vez caigo en la tentación de comer ahí.

Ni siquiera ésa es la cuestión. No tiene la menor importancia que Pablo Iglesias vista una chaqueta de una u otra marca. La coherencia no se mide, o no debiera medirse en estas cuestiones, sino en una acción política continua. Igual le regalaron esa chaqueta y ni se fijó en la marca o lo mismo la compró porque estaba de oferta, o para enseñar la etiqueta y que hablaran de él aunque sea mal. Lo triste es que el debate se lleve a estos terrenos cuando llevamos casi dos meses encerrados en nuestras casas por una maldita pandemia. Si después de todo lo que estamos pasando nos ponemos a discutir sobre la marca de una chaqueta, mal vamos.


11:40
Me cuentan desde la policía municipal de Pontevedra un caso que bien merece una reflexión. Una señora que vive en el mismo centro de la ciudad y que está a punto de cumplir 100 años, que celebrará en cosa de una semana, llama al cuartel para exponer su caso. Hasta que se declaró el estado de alarma, ella acostumbraba a dar a diario un larguísimo paseo, desde su vivienda hasta la Casa do Mar y a veces todavía más allá. También se hacía su compra y cuantos recados hicieran falta. Desde que empezó todo esto, una sobrina le hace la compra y a ella no la dejan salir de casa, por eso llama al cuartel de la policía, para ver si la dejan salir, que dice que se le entumecen las piernas y seguro que es verdad. Casos así hay que tomarlos en consideración. Es verdad que cuando una norma es para todos no pueden hacerse excepciones, pero también me pregunto cuánta gente como esta buena señora está recibiendo un castigo innecesariamente cruel.

Pertenece al mayor grupo de riesgo, el de la gente mayor y es necesario protegerla de posibles contagios y de convertirse en agente contagioso, pero a una señora de cien años, que nació en 1920 y ha sobrevivido a todo, habría que buscarle una manera de sobrellevar este encierro. Se lo ha ganado. Abrazo tremendo, mucho ánimo y con un poco de paciencia podrá volver a corretear por Pontevedra como una chiquilla.


15:00
Como una sopa excepcional que es medio sopa, medio potaje y algo más, obra de mi señora, excelente cocinera, casi tan buena como un servidor. De postre, papaya y un plátano. El plátano es por lo del potasio y la papaya porque como niño mexicano que fui me acostumbré a las frutas exóticas. Y la papaya es además un excelente antioxidante. Se la daban a Juan Pablo II, que duró mucho más de lo necesario. Creo que le sobraron un par de años de papaya, con todo el respeto lo digo.


18:00
La polémica de la semana en Galiza está servida. Néstor Rego pide que las comunidades autónomas gestionen el proceso de vuelta a la normalidad y toda la derecha se le echa encima, y parte de la izquierda también. Interpretan todos ellos que el BNG prefiere que el asunto lo gestione el PP de Feijóo antes que el Gobierno madrileño de izquierdas. No es eso, no es eso. No se trata de personas sino de instituciones, que a veces parecemos parvos perdidos. Claro que Néstor Rego preferiría que el asunto quedara en manos de Ana Pontón como Presidenta de la Xunta, pero la soberanía y el autogobierno, derechos que el BNG reclama desde su nacimiento pertenecen al pueblo de Galiza lo gobierne quien lo gobierne. Eso es lo que reclama el BNG, y eso es lo que deberían reclamar todos los autonomistas y hasta los constitucionalistas. Así, con estas cosas, se va construyendo un país y el que no haya entendido esto en 40 años es que no ha entendido nada.

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