Dieta mediterránea y actividad física, el secreto para las mejores notas

Una tesis que constata la relación directa entre alimentación saludable y ejercicio le sirve a Natalia Abalde, graduada en el campus de Pontevedra, para doctorarse por todo lo alto

Natalia Abalde, en la frutería de un supermercado de Pontevedra. CHRISTIAN FERNÁNDEZ
photo_camera Natalia Abalde, en la frutería de un supermercado de Pontevedra. CHRISTIAN FERNÁNDEZ

Una alimentación saludable basada en la dieta mediterránea y acompañada de actividad física moderada es la combinación perfecta para mejorar el rendimiento escolar de los jóvenes. Así lo constata la tesis con la que Natalia Abalde Amoedo (Vigo, 1990) se doctoró el pasado mes de diciembre: actividad física y alimentación en adolescentes y su influencia en el rendimiento académico.

Su estudio fue realizado en el seno del grupo de investigación GIES 10, de la Facultade de Ciencias da Educación e do Deporte de Pontevedra, con Margarita Pino Juste como tutora. La nota no pudo ser mejor: sobresaliente cum laude, lo que la convierte, precisamente, en un ejemplo de lo que comprobó el trabajo. No en vano, eligió el tema "porque me apasiona. Practicaba judo desde los tres años y el deporte siempre me gustó. Comprobé en mí misma los beneficios y valores que me aportaba". Recuerda que para competir "teníamos que mantener el peso de una manera saludable" y "siempre fueron dos cosas que vi que iban muy unidas". La tercera pata, el rendimiento académico, se debe claramente a su vocación por la docencia.

Graduada en Educación Primaria con Mención en Profundización Curricular, completó su formación con un máster en Psicología Aplicada especialidad en Intervención Psicológica en contextos educativos en la Universidade de A Coruña. Desde entonces, los cuatro años siguientes los dedicó a su tesis en el Programa de Educación, Deporte y Salud, que compaginó con un doble trabajo como profesora en la UNED y en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

"Nuestro objetivo era analizar la influencia del nivel de actividad física y la adherencia a la dieta mediterránea en el rendimiento académico de los adolescentes. Y sí, comprobamos que cuanto mayor es la adherencia a ella, mejores notas tienen los alumnos", explica. Para ello analizaron la información que les trasladaron 844 estudiantes de entre doce y 18 años, de centros educativos públicos y concertados de cinco municipios gallegos, "tanto del rural como de zonas urbanas", concretamente de A Guarda, Vigo y A Estrada (Pontevedra) y Maceda y Ribadavia (Ourense). "La intención es ampliar el proyecto a otras comunidades".

Pirámide de la dieta mediterránea

POR FASES. La investigación constó de varias fases, desde una revisión de estudios previos a la distribución de los cuestionarios (de enero a marzo de 2017) y al posterior análisis de los datos con un programa estadístico después de pasarlos a una base digital.

Vistos los resultados, Abalde considera que "los adolescentes gallegos deberían comer mejor", ya que la calidad de su dieta "es intermedia", pero no solo eso, puesto que, en cuanto a la actividad física, reportan valores muy pobres, "hablando solo de los 60 minutos diarios que se recomiendan como mínimo. ¿De dónde sacan 60 minutos? Pues a lo mejor ven la televisión durante más tiempo".

Otra de las conclusiones es que "a medida que la edad aumenta disminuyen tanto el nivel de actividad física como el de adherencia a la dieta mediterránea", es decir, que "cuando son más pequeños los niños comen lo que les dan, pero a medida que van creciendo son más autónomos y eligen alimentos menos saludables".

Por eso está convencida de que mejorar la salud de los adolescentes gallegos "es una cuestión de todos. Evidentemente, la familia es un pilar clave, pero también pasan mucho tiempo en el colegio y en los institutos", por lo que ve necesario "implementar programas de concienciación" y, por ejemplo, "incentivar que en las cafeterías de los centros educativos tengan alimentos más saludables de forma más visible, en vez de tanta bollería". Asimismo, entiende que es un trabajo "de las políticas educativas" y que "la escuela podría colaborar con las familias, no solo con la implementación de programas desde edades tempranas que promuevan la actividad física y una dieta saludable". Subraya que la adquisición de hábitos saludables en la niñez se extiende a la etapa adulta, por lo que "es crucial trabajar con ellos desde pequeños y concienciar a las familias". A veces, apunta, "desconocen la importancia de la alimentación y la actividad física" y son dos claves fundamentales. "El ejercicio no solo mejora las notas, sino también el comportamiento en el aula, porque mejora los niveles de estrés y ansiedad, produce mejoras en el hipocampo... Es un ciclo. El alumno está más atento y va a rendir mejor. También sabemos que la actividad física es buena para todos y como familias tenemos que ser el modelo a seguir".

DESAYUNO. Entre otras conclusiones, resulta curiosa la relación entre desayuno y buenas notas. Así, el estudio desveló que el 21,6% de los alumnos que participaron en la muestra no realiza la primera comida del día. "Los que no lo hacen tienen peor rendimiento académico y un mayor índice de masa corporal y sobrepeso. Es decir, que no desayunar indica peores resultados". Concretamente, el 42% de los adolescentes con nota media de insuficiente no desayuna, mientras que solo el 11% de los de sobresaliente no lo hacen.

La tesis también revela que en el medio urbano tienen patrones "más saludables" que en el rural, pese que, a priori, los productos de alimentación parecerían más sanos. "Podría ser por la preparación de los menús", sugiere la nueva doctora.

Cuestión de género. Los chicos, más activos las chicas desde la infancia
El género de los estudiantes resultó ser también una variable a la hora de extraer conclusiones de los datos.

Según explicó Abalde, "hacen más actividad física los hombres que las mujeres". Así, ya desde la infancia, en el recreo, "ellos juegan mayoritariamente al fútbol o baloncesto, mientras las niñas están en corrillos".

Familias
"60 minutos es el mínimo de tiempo recomendado de actividad física para que produzca beneficios", por lo que ve imprescindible la "concienciación con la escuela y la familia" para que se cumplan estos parámetros, al igual que la promoción de la alimentación saludable.

Rural / urbano
Otra de las conclusiones es que los estudiantes que viven en zonas rurales realizan más actividad física que los que residen en áreas urbanas y, a medida que crecen, disminuyen los niveles en todos los casos.

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