"Dijo que tenía un camión para hacer una operación en los Países Bajos"

El instructor de las diligencias que sirvieron para detener al narco italiano afincado en Poio y a Manuel Silva Vila, entre otros, relató este jueves en Pontevedra todos los detalles de sus planes
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photo_camera El tribunal, los acusados y los letrados, durante el juicio por narcotráfico. DAVID FREIRE

La tercera sesión del juicio contra un doble grupo criminal, uno gallego y otro colombiano, acusados de concertarse para traficar con cocaína por la Fiscalía Antidroga de Pontevedra tuvo como hilo conductor el testimonio del instructor de las diligencias, responsable del Grupo I de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de A Coruña en 2016, cuando se desarrolló la investigación. El testigo, cuya comparecencia volvió a retrasarse más de lo debido por dificultades técnicas, compartió en su momento las pesquisas con el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (Edoa) de la Comandancia de Pontevedra, cuyos máximos referentes intervendrían a continuación.

El policía nacional explicó que "informaciones confidenciales" determinaron el principal investigado, el italiano Giuseppe O., se había instalado en las inmediaciones de la ciudad de Pontevedra para hacer de intermediario en una gran importación de cocaína. Tanto la Udyco de A Coruña que él dirigía como la Guardia Civil de la ciudad herculina y el citado Edoa pontevedrés manejaban la misma información, que también habría llegado al Grupo de Estupefacientes de la Comisaría de Santiago de Compostela.

"Supimos que había contactado con Manolo y Rodrigo (Silva Vila) y que estaban preparando una operación de tráfico de drogas", detalló. "Tuvieron una cita en el centro comercial de Pontevedra" (en alusión al Centro Comercial A Barca). En las mismas narices de la principal sede del Instituto Armado pontevedrés que, por descontado, estaba al tanto de todo.

"Vimos reuniones, viajes a Vigo y, con sus antecedentes penales, informamos a la Fiscalía, que dio cuenta de los hechos al Juzgado". Fue Luis Uriarte, entonces fiscal Antidroga, el coordinador de aquellas pesquisas.

Los numerosos letrados pusieron en tela de juicio los hechos que determinaron los pinchazos telefónicos

"Detectamos, tras la intervención de los teléfonos, comunicaciones de Giuseppe con Holanda. Intentaron llevar a cabo una operación en los Países Bajos. Giuseppe dijo que tenía un camión", añadió el agente. Sin embargo, no pudieron concretar si se llevó a cabo o no.

Los investigadores también supieron que Giuseppe se desplazó a Portugal para intentar adquirir una embarcación de recreo en esas mismas fechas y que ya se relacionaba con John Jairo, uno de los ciudadanos colombianos con los que comparte banquillo. El instructor de las diligencias opina que Giuseppe era un intermediario que pondría en contacto a unos y otros a cambio de una comisión, y eso es lo que intentó hacer en el momento en el que todos los acusados (13 personas se sientan en el banquillo de la Audiencia) fueron detenidos, algunos en el Burger King de Oleiros y otros en un piso de Sada.

"Querían ajusticiarles. Las drogas y el dinero", dijo el inspector acerca de las intenciones del grupo de colombianos que llegó a Galicia. "Javier C. iba a recibir la droga", añadió. Los agentes pensaron que serían 11 kilos, pues los investigados hablaban de "once invitados para la cena". No supieron que la intención de los sudamericanos era la de quedarse con el dinero y estafar a los gallegos, como estuvo a punto de suceder, pues solo tenían en su poder un kilo de droga falsa, pues se trataba de cafeína con una ínfima cantidad de coca. Y pensaban cobrar 30.000 euros por ella, 5.000 de los cuales serían para Giuseppe.

Los numerosos letrados pusieron en tela de juicio los hechos que determinaron los pinchazos telefónicos que, finalmente, llevaron a la Policía y a la Guardia Civil hasta los investigados. Cuestionaron, asimismo, que sus patrocinados se dedicasen al narcotráfico, llegando a decir que personas del perfil delincuencial de Manuel Silva Vila y de Giuseppe O. tenían negocios en común de vino. Otros abogados indicaron que sus clientes tienen "numerosísimos antecedentes policiales, pero ninguno penal", algo que podría ser cierto, pues se dedican a dar gato por liebre y vender cafeína, sacarosa o azúcar a precio de cocaína.

El fiscal pide hasta siete años y medio de prisión 
El Ministerio Público tuvo una difícil papeleta a la hora de llevar adelante la acusación contra los 13 individuos que se sientan en el banquillo después de comprobar que la cantidad de droga incautada era muy pequeña, apenas un puñado de gramos. No contaba con que los miembros del grupo colombiano intentasen engañar a los gallegos.

En todo caso, el fiscal, la Policía y la Guardia Civil entienden que "estaban totalmente concertados para llevar a cabo una acción criminal", tanto los que estaban físicamente en el lugar de la transacción como el resto de investigados. 

Es por ello que, salvo sorpresa de última hora, la Fiscalía Antidroga pontevedresa mantendrá sus peticiones de entre cinco años y medio y siete años y medio tras un juicio que aún tardará semanas en concluir.