Jose Luis Martínez Molgar: "Los donantes son cada vez más añosos, están por encima de los 65"

En 2017 siete pontevedreses permitieron la donación de 31 órganos. El aumento de la edad de los mismos (un 72% superaban los 65 años) hace que haya menos extracciones corazón y pulmones y el mayor problema sigue siendo la negativa familiar, que supera el 20%

Jose Luis Martinez Molgar, coordinador de la  Oficina de Coordinación de Trasplantes de la EOXI. OLGA FERNÁNDEZ
photo_camera Jose Luis Martinez Molgar, coordinador de la Oficina de Coordinación de Trasplantes de la EOXI. OLGA FERNÁNDEZ

El Complexo Hospitalario Universitario de Pontevedra (CHOP) no realiza trasplantes, pero cuenta con una unidad de Coordinación de Trasplantes, al frente del cual se encuentra José Luis Martínez Melgar desde hace cinco años. Aunque los datos van mejorando, y siete donantes hicieron posible 31 trasplantes de órganos en 2017, el gran reto es reducir el porcentaje de pérdidas de donantes potenciales por negativa familiar, que el pasado año se situó en el 23,5%.

Sin donantes no hay trasplantes. ¿Está suficientemente concienciada la sociedad pontevedresa?
En Galicia, y en Pontevedra, todavía existe un grado mayor de negativas familiares que en el resto de España. Creo que hay solidaridad pero va a ser más manifiesta con el paso de los años, a medida que avanzan las nuevas generaciones. Sobre todo porque, desde hace ya un tiempo, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y la Oficina Central de Trasplantes (OCT) en Galicia están dando cada vez más información en colegios e institutos, concienciando a los más jóvenes en que donar es un acto de generosidad e importante para dar vida. En Galicia, además, tanto en zonas rurales como urbanas, hay una connotación religiosa y social relacionada con la muerte. Deberán pasar una o dos décadas hasta que esto cambie.

Sin embargo, según datos de la Asociación de Donantes y Receptores de Órganos de Vigo, Pontevedra es una de las provincias con mayor número de tarjetas de donantes.
Nos llama la atención cómo se manifiesta la gente haciéndose donante y después, a la hora de ver los datos de negativas, acabamos en valores más similares a los del resto de España. Es curioso, pero esperemos que, poco a poco, esa tendencia cambie.

En 2017 hubo siete donantes, frente a cinco de 2016, que permitieron trasplantar 31 órganos. ¿Cree que es un índice suficiente?
No, todavía no. Y eso se ve en las listas de espera. Ya no solo cuando un paciente está esperando un órgano y, fallece, porque esa se ha conseguido reducir. Pero todavía tenemos un porcentaje muy importante de pacientes que están en lista de espera, por ejemplo, para un riñón y el tiempo y la demora sigue siendo muy largo, lo que influye en su vida diaria y en su calidad de vida.

¿Qué órganos se donan más y cuáles hace más falta?
Los órganos más demandados son los que llamamos abdominales, es decir, riñones, principalmente, e hígados. También son los más donados pues, en los últimos años, los donantes son cada vez más añosos (mayores de 65 o 70 años) y son los que se pueden explantar. Después serían los torácicos, es decir, corazón y pulmones.

¿La edad es un factor influyente?
Sí, la edad óptima de los órganos torácicos está por debajo de los 65 años. Ha habido ya donantes de corazón o pulmón mayores de esa edad, pero de forma un poco excepcional. Y en los últimos años se han reducido los donantes potenciales con traumatismos craneoencefálicos, porque han descendido los accidentes de tráfico.

¿Tienen que dar los familiares siempre el permiso expreso?
Sí. Aunque la ley española establece por Real Decreto que cualquier persona española es donante, la familia directa debe dar el permiso. Y el español es un modelo que se toma como ejemplo a nivel mundial. Creo que es acertado, se ha sustentado y se ha mantenido así y es una buena medida. Por ejemplo, Holanda ha establecido recientemente que todos los ciudadanos sean donantes por ley y parece que no los resultados no son tan buenos como podría pensarse. Me parece razonable que se siga solicitando la donación a la familia, explicándoles y haciéndoles ver el acto que supone de generosidad de dar esos órganos que, en definitiva, van a perderse.

Una vez que la familia da la autorización, ¿cuál es el proceso para la extracción?
Por un lado, hay un aspecto médico que es el proceso de valorar la viabilidad de los órganos, en el que se ponen en marcha una serie de estudios analíticos, microbiológicos e iconográficos. Eso se hace en el hospital y después está el aspecto más organizativo que depende de la ONT. Una vez que les damos estos datos deciden, a través de los centros receptores, a donde van esos órganos, cuáles son los pacientes en esa lista de espera que se van a beneficiar más y cumplen los requisitos para recibirlos...

Es un proceso que hay que hacer con celeridad y coordinación...
Es una labor que desarrollan los equipos quirúrgicos, celadores, enfermeras, auxiliares, diferentes laboratorios, ambulancias... Es un engranaje bastante completo y a lo mejor participan 25 o 30 personas del ámbito del hospital.