"En drogas no desconectas nunca, el ritmo te lo marcan los malos"

Desde Madrid hasta la jefatura de dos grupos de investigación en Pontevedra ►Pocos conocen como él la delincuencia en la ciudad
El inspector Fos, en las instalaciones del Diario de Pontevedra. GONZALO GARCÍA
photo_camera El inspector Fos, en las instalaciones del Diario de Pontevedra. GONZALO GARCÍA

Javier Fos, jefe del Grupo de Delitos contra las Personas de la Comisaría de Pontevedra, conoce los entresijos de la lucha contra la violencia machista. Es todo un experto en el mundo del tráfico de estupefacientes a mediana escala. No se le escapa ningún delincuente que, por su pasado, pueda perpetrar crímenes violentos. Gran conocedor de los bajos fondos de Pontevedra y sus alrededores, el inspector Fos efectúa un amplio recorrido por su trayectoria en el seno de la Policía Nacional.

Su carrera, pese a su juventud, es ya muy amplia. Comenzó en Madrid en las patrullas y pronto comenzó a especializarse...

Comencé en la Comisaría de Chamartín, y al poco tiempo me integré en guías caninos. Y no tardé en acceder a la escala ejecutiva.

Permítame que le interrumpa, ¿cómo se entrena a un perro para la detección de explosivos o drogas?

En cuanto te incorporas te asignan un perro virgen, recién comprado. En ese momento ya has aprendido las técnicas de obediencia del animal. Ese es el primer paso. Una vez que logras que el perro cumpla tus órdenes comienzas con el entrenamiento de la búsqueda. En primer lugar, debes especializar al animal en explosivos. En cuanto aprende, optas a un segundo perro, que ya adiestras en drogas. Conozco guías que manejan hasta cuatro perros diferentes para explosivos, drogas, defensa y búsqueda de personas, e incluso hay quien tiene también perros que detectan acelerantes del fuego.

Recién llegado a Madrid me encontré con un tiroteo con dos fallecidos y varios heridos, fue algo que me marcó

¿Cómo es el proceso?

A base de insistencia. Empiezas con una cantidad pequeña de dinamita e intentas que lo vaya marcando, en este caso sentándose. Si fuese un perro de drogas, marcaría rascando. Funcionan en base al juego. Al principio se le premia con comida y después solo con juego. Un ejercicio sencillo sería colocar cinco conos y en uno de ellos ocultar un trozo de dinamita. Si consigues que el perro se siente junto a ese cono, la prueba estará superada. Poco a poco lo vas complicando, hasta meterle en vehículos o interiores. Después hay perros más espabilados que otros.

De vuelta a Vigo ya ejerció de inspector.

Estaba en el SAF, lo que actualmente es la UFAM, menores y violencia de género. Tuve un aprendizaje intenso.

Y desde el 2011 permanece en Pontevedra.

Sí. Comencé en la Udev, con competencias muy amplias, en violencia machista, delitos telemáticos, homicidios... Tres años después quedó vacante la jefatura de Tráfico Medio. Me interesaba Estupefacientes y pasé unos años muy bonitos e intensos. Por último, desde 2019 estoy al frente de Delitos Contra las Personas.

Un día, por otra parte, de mal recuerdo...

Cierto. El 26 de agosto fue el día en el que fallecía el peregrino alemán que fue objeto de agresiones en Benito Corbal. Lo que inicialmente eran unas lesiones pasó a ser un homicidio. La investigación se enfocó de este modo, y dos meses después identificamos al autor material de los hechos y a un segundo individuo que participó. Pensamos que puede calificarse como homicidio imprudente.

Pasemos a asuntos que le hayan marcado.

Recién llegado a Madrid, en 2003, me encontré con un tiroteo con armas de guerra. Hubo dos fallecidos y algunos heridos. Me impresionó el escenario. Había gran cantidad de casquillos en el suelo. Un enfrentamiento entre bandas por asuntos de drogas.

La muerte del peregrino alemán en Benito Corbal pensamos que puede calificarse como homicidio por imprudencia

En Vigo también habrá vivido investigaciones complicadas.

Una en especial. Fue una agresión sexual a una mujer de edad avanzada en Coruxo. Era casi ciega. Sin embargo fue una gran testigo. Después de muchas conversaciones, los compañeros de Científica consiguieron obtener una huella en un vaso. Ella comprobó que la voz de una persona le sonaba mucho, un vecino de la zona. Tiramos por ahí y conseguimos esclarecer el hecho e imputarle otra violación de dos años atrás. Fue condenado a casi 20 años de prisión. Otra investigación sirvió para descubrir a un marinero de bajura que se dedicaba a abusar de mujeres jóvenes en cada puerto. Era de los encargados de bajar a hacer la compra, lo que aprovechaba para seguir a niñas de entre 13 y 15 años y tocarlas en los portales. Acreditamos diez o doce casos por toda Galicia.

A su llegada a Pontevedra no le faltó trabajo... 

Cierto. Estando en Udev, por ejemplo, esclarecimos una violación que se produjo detrás del edificio de la Diputación. Un individuo se abalanzó sobre una chica que caminaba sola. El autor era un menor de edad que fue condenado.

Y llegó a Tráfico de Estupefacientes. ¿Cómo lo vivió?

Fueron unos años muy intensos. En la ciudad, las investigaciones fueron principalmente de asuntos de menudeo. Cuando pasábamos a temas más grandes acabábamos en otros juzgados. Llegamos a trabajar con Pilar de Lara, en Lugo, por ejemplo. Las drogas es un mundo distinto. Tienes mucha información que entra por varias vías y debes seleccionar. Trabajas a propia iniciativa, no en base a denuncias, como ocurre en otras especialidades. Los malos son los que te marcan el ritmo de trabajo una vez que empiezan las investigaciones. En Delitos Contra las Personas tienes que estar cuando ocurre algo grave, pero en drogas no desconectas nunca. Si quieres llevar a buen puerto las investigaciones no tienes ni fines de semana, ni vacaciones. Nada. Tienes que definir sobre la marcha si estableces servicios, si no... A nivel de investigación pura es lo más bonito, pero absorbe tu vida.

Llegando al presente, siguen buscando al autor de una brutal agresión en la sala Jackson.

El presunto autor está identificado. Está en fase de instrucción pendiente de la localización del individuo, que se ha fugado. 

Personal
El suyo es un ejemplo de que, con perseverancia y buen hacer, se puede llegar a cargos de máxima responsabilidad en el seno de la Policía empezando desde abajo. Javier Fos comenzó en un coche patrulla en Madrid, pasó por el servicio de guías caninos, donde formó a perros en la detección de drogas y explosivos, integró la unidad análoga a la actual UFAM en Vigo y dirigió el Grupo de Tráfico Medio de Estupefacientes en Pontevedra, ya como inspector. Ahora, tras dos años liderando Delitos Contra las Personas, volverá a ascender. Hasta marzo, eso sí, seguirá en la Boa Vila.

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