EN EL VERANO de 2001, un jovencísimo inspector melillense avisaba a su jefe, Eloy Quirós, de que ‘Grumete’ se había presentado en una reunión. Ese era el nombre en clave que había sido asignado a Sito Miñanco, que por aquel entonces ya era el narcotraficante más buscado de Europa. Aquel policía que estaba al frente de las labores de vigilancia en un céntrico hotel madrileño resultó clave para la detención del capo cambadés, que acabó entre rejas por el intento de introducción de más de 4.000 kilos de cocaína por las costas gallegas. Su nombre era Antonio Duarte.
El miércoles pasado, el Ministerio del Interior hizo oficiales los nombramientos de los nuevos comisarios de la promoción de 2017. Entre ellos figuraba el de Duarte, que, tras pisar la arena (literalmente, persiguiendo a narcos que descargan cocaína en las rías gallegas) durante más de 20 años, se ha convertido en el máximo responsable de la lucha antidroga de este lado del Atlántico. Conocido por su extraordinaria labor al frente de la unidad Greco Galicia, ha sido nombrado jefe de la Brigada Central de Estupefacientes,sucediendo en el cargo a Ricardo Toro Vázquez. A su mando estarán a partir de ahora todos los grupos Greco repartidos por España, además de la red internacional de enlaces desplazada en Europa, África y Sudamérica, con hilo directo con la DEA (Drug Enforcement Administration), su principal aliada, y con el resto de agencias de inteligencia de los países aliados.
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