"Dudé si era una emboscada preparada"

Este miércoles se cumplen cinco años de la mediática agresión a Mariano Rajoy durante un paseo electoral y dos de las personas que en ese momento estaban más próximas al presidente del Gobierno, Jacobo Moreira y Pepa Pardo, recuerdan cómo vivieron esos dramáticos instantes
photo_camera Agresión a Mariano Rajoy en Pontevedra

A las 18.48 horas del miércoles 16 de diciembre de 2015 nada hacía pensar que ese día Pontevedra sería portada en los telediarios de todo el mundo. Mariano Rajoy disfrutaba de un baño de masas, entre simpatizantes y amigos. Se sentía cómodo y feliz, hasta el punto de pedirle a su equipo de seguridad que aflojase el perímetro para favorecer el contacto con la ciudadanía.

Poco podía imaginar que un minuto después, en una parada junto al Santuario de A Peregrina y ya de camino al coche que le debía llevar a un mitin en A Coruña, iba a recibir un brutal puñetazo, una agresión que el autor anunció minutos antes entre sus íntimos pero no le creyeron.

El agresor, Andrés de Vicente Fuentes 'Capi', entonces de 17 años, fue inmediatamente reducido. Ajeno al impacto que su acción tendría en el universo político, no dudó en esbozar una sonrisa y levantar el pulgar mientras era conducido hacia Comisaría. Ya no recuperaría la libertad hasta dos años después.

Jacobo Moreira y Pepa Pardo fueron dos de los testigos directos del "izquierdazo": él se disponía a tomarle una foto a ella y a su hija junto al presidente del Gobierno. "Mi familia y la suya se conocen de toda la vida y por eso me hacía ilusión hacerme una foto con él, puesto que de aquella ni estaba en la vida política", apunta la actual concejala del PP.

El entonces presidente local del partido revela que su reacción inmediata fue "quedarte bloqueado, porque no sabes lo que está pasando, desconoces si es una emboscada preparada y, sobre todo, si va a haber más movimientos. Fue de una incredulidad absoluta, porque acababan de agredir al presidente del Gobierno, y eso le daba mucha más gravedad a la situación".

Asegura que el paseo electoral había sido, hasta ese momento, "fantástico, multitudinario... Rajoy no paró de recibir el cariño de su gente, no negó ninguna foto y se paró con todo el mundo a pesar de que íbamos mal de tiempo".

Nada más producirse el ataque, Pardo cogió a su hija, de cinco años, y salió corriendo del lugar. "Estaba delante del agresor y noté que algo me pasaba por encima de la cabeza (luego comprobé que era el brazo del chico) y vi que a Mariano le saltaban las gafas". Solo fue consciente de lo ocurrido cuando visualizó el vídeo grabado en exclusiva por Diario de Pontevedra, que acumuló un histórico récord de 4,6 millones de visionados en solo tres días.

Ambos coinciden en destacar la compostura de Rajoy nada más encajar el golpe. "Fue el primero que apelaba a mantener la calma y le pedía tranquilidad a sus guardaespaldas", recuerda Moreira. "Fue un ejemplo para muchos por su saber estar", agrega Pardo. El presidente mantuvo su agenda, dio el mitin de A Coruña y lo hizo improvisando, pues sin sus gafas no pudo leer el texto que llevaba preparado.

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