El Bloque anticipa su 2019

Lores quiere cumplir sus bodas de plata como regidor y, por ello, ha dado un pequeño pero simbólico giro de timón al rehacer su Gobierno en el ecuador de su quinto mandato

EL BNG se recompone. Lo hace apenas un mes después de que su líder anunciase que volvería a ser candidato a la Alcaldía de Pontevedra en 2019. Miguel Anxo Fernández Lores quiere cumplir sus bodas de plata como regidor y, por ello, ha dado un pequeño –pero simbólico- giro de timón al rehacer su Gobierno en el ecuador de su quinto mandato.

A pesar del cambio de cromos y del nuevo reparto de áreas, en el BNG seguirán mandando casi los mismos: Cesáreo Mosquera, que continúa siendo el soporte ideológico del grupo pese a compaginar la tarea de concejal con la de vicepresidente de la Deputación, y Raimundo González Carballo, el responsable de las cuentas. Ambos están jubilados, pero siguen marcando la hoja de ruta en el Bloque. El primero a nivel político y el segundo como tecnócrata. De hecho, sobre los hombros de González Carballo ha recaído una nueva tarea: la de manejar los grandes contratos, algunos tan polémicos como el de la reforma de las piscinas de Campolongo.



La reformulación de su Ejecutivo confirma además lo que ocurrió en 2009, año del último gran cambio en las filas nacionalistas. En aquel entonces, Lores rescató a Luís Bará y a Carme da Silva —que habían ocupado cargos en la Xunta del bipartito— como concejal electo y cargo de confianza, respectivamente. El fichaje incluyó la incorporación de Demetrio Gómez Junquera, que entró en el Gobierno local en sustitución de Guillerme Vázquez, que había sido nombrado portavoz nacional del BNG.

Desde entonces, la carrera política de Da Silva y Junquera ha ido en ascenso. A ella se la nombró teniente de alcalde en Pontevedra en este mandato, en el que revalidó importantes cargos en el órgano de máxima dirección del partido en Galicia. A él, su gran promoción dentro y fuera del Concello le ha llegado este mes al asumir la dirección del BNG en la comarca (14 municipios) y al heredar una de las concejalías estrellas: la de las obras del premiado modelo de ciudad, hasta ahora ejercida por Luís Bará.

Aunque Bará es diputado desde las elecciones autonómicas del año pasado, un cargo que en su formación veían "incompatible" con su actividad en la ciudad, Lores no se ha desprendido de él. Su perfil será más bajo en Pontevedra –ya no cobra sueldo municipal—, pero no quiere desvincularse del Ayuntamiento por una razón: 2019.

Más allá de los históricos y los ediles más bregados, la joven promesa del Bloque es una mujer: Anabel Gulías. La que fuera el gran fichaje de Lores en las municipales de 2015 tiene 35 años. Lleva en política desde que tenía 20 y, pese a su edad, sabe lo que se siente al hacer oposición, una tarea que desempeñó en Forcarei. Además de haber ocupado el segundo puesto en la lista electoral del Lores, la joven pontevedresa también se ha situado como número dos en la dirección comarcal del BNG. A sus responsabilidades en la promoción de la ciudad, el regidor le ha encargado el área de Urbanismo –con la patata caliente del PXOM- y el controvertido Mercado de Abastos –que está a punto de renovarse—.

Salvo imprevistos, el guion de las municipales va cogiendo forma para el Bloque. Todo lo contrario que en el resto de la oposición, en el que los liderazgos están en juego, sobre todo en el PP, el único partido que podría arrebatarle la Alcaldía de Pontevedra a la izquierda.