El bosque de Pontevedra es de sobresaliente

La antigüedad, la forma o el porte son algunas de las características que han colocado a varios ejemplares arbóreos de Pontevedra en el Catálogo de Árboles Senlleiras de Galicia.

La colección, desarrollada a raíz de la Lei de Conservación da Natureza de Galicia de 2001, reúne en la actualidad a 147 árboles y 31 formaciones arbóreas que, por alguna razón, destacan sobre la masa forestal que cubre las tierras de la región. La provincia pontevedresa, junto a la de A Coruña, aporta el 75% de los ejemplares sobresalientes y, al contrario de lo que pudiera parecer, no hay que alejarse mucho de la urbe para observar varias de las especies catalogadas.

Sin duda, la joya de la corona es el Pazo de Lourizán, donde precisamente la Sociedad Española de Ciencias Forestales celebró ayer un Simposio Nacional sobre árboles singulares.

El que fue lugar de residencia del presidente del Gobierno Eugenio Montero Ríos (1832-1914) es el que aporta más árboles al catálogo autonómico, después del Pazo de Santa Cruz de Rivadulla (Vedra). El catedrático de Producción Vegetal de la USC, Antonio Rigueiro, cita tres ejemplos. El primero es la Metasequoia glyptostroboides que está en los jardines del Pazo, un ejemplar que aspiró a ser declarado Árbol Europeo del año 2016 y que es un verdadero modelo de supervivencia. «En 1941 la especie fue descrita como fósil, porque se pensaba que no había ejemplares vivos. Sin embargo, en 1944 apareció un grupo en China y esto hizo que se le concediera un gran valor. Llegó a Lourizán en los años 50, por lo que, sin duda, el árbol que se conserva es el más antiguo de España y uno de los más longevos de Europa. Tiene gran valor científico y simbólico», destaca el profesor.

Otro de los ejemplares catalogados es la sófora japonesa (Sophora japonica), una especie original de Japón que, aunque es relativamente habitual en determinados parajes, en Pontevedra tiene la peculiaridad de tener más de cien años y de pertenecer a la variedad péndula (llorona), lo que lo convierte en "una rareza" de sobresaliente. El tercer ejemplo es el cedro de Líbano (Cedrus libani) que está frente al Pazo que destaca por su altitud.

A estos se suman otros árboles que, por el momento no están recogidos en el catálogo, pero que tienen muchas posibilidades de entrar en la colección. Rigueiro hace referencia a una camelia japónica y un aarar (especie de arbusto silvestre) de 15 metros de altura que están considerados los más altos de Europa.

CIUDAD Y EXTRARRADIO. En la urbe sobresalen los jardines de Vicenti, concretamente los cedros y las palmeras del paseo central, que están catalogadas como una formación singular por sus dimensiones, su edad y por lo bien que conservan la alineación pese al paso de los años.

En el extrarradio destaca el carballo de Santa Margarida y en los concellos limítrofes varias especies localizadas en el parque del castillo de Soutomaior o la carballeira de Caldas de Reis, considerada como una formación sobresaliente. En la provincia hay multitud de ejemplos más, con la particularidad de que cerca del 50% de los ejemplares catalogados están ubicados "en pazos y casas señoriales". Buena parte son fruto de la emigración, de las semillas que traían los emigrantes para dar fe del exotismo que se respiraba al cruzar el Atlántico.

A nivel estatal se calcula que hay unos 3.500 árboles y formaciones catalogados como singulares, por lo que se puede decir que Galicia, con un 5% de los ejemplares, "está en la media". El principal problema que atisba Rigueiro es que buena parte son centenarios y, "como ocurre con los humanos", cada vez tienen más achaques y más probabilidades de llegar a la muerte. De hecho, entre 10 y 15 ejemplares catalogados en 2007 se murieron por enfermedad o por rachas de viento. En todo caso, Rigueiro aboga por no examinar la situación con dramatismo. "Algunos morirán, pero hay cientos de candidatos que espera entrar en el catálogo, tenemos mucha cantera".