El casco histórico dice sí al nuevo plan de reciclaje

"Temos que entrar polo aro, non polo ben do Concello, senón polo ben de nós mesmos e do planeta". Así de rotundo se muestra el comerciante Ernesto Filgueira, un histórico del Centro Comercial Urbano Zona Monumental, a la hora de valorar el plan de basuras que el Gobierno local quiere implantar en la zona vieja de Pontevedra y en el resto del municipio. Un paseo por la zona vieja de la ciudad pone de manifiesto tres cuestiones en materia de residuos: que solo existen contenedores verdes, para genéricos, en los que muchos negocios depositan residuos prohibidos como vidrio o cartón; que los empresarios de la zona creen que el actual sistema tiene carencias, y que todos ellos dicen sí a la instalación de contenedores específicos para los restos de comida.

El casco viejo dispone en la actualidad de dos tipos de recogida. Una está pensada para el cartón, que se retira puerta a puerta, y otra para el vidrio. "A recollida de lixo faise dúas veces ó día, unha durante o día e outra de madrugada", explica Filgueira, que apela a la colaboración de la iniciativa privada para sacar adelante el proyecto municipal. La implicación de empresarios y vecinos será fundamental para garantizar el éxito de la iniciativa, que supondrá la instalación de cuatro contenedores en el centro de la ciudad. Uno verde para el vidrio, otro azul para papel y cartón, un tercero de color marrón para los restos de comida y un último, gris, para el resto de residuos. Lo que todavía no se ha concretado es dónde se colocarán los depósitos en el caso específico del casco histórico. El motivo es que el Concello valora la posibilidad de que la recogida de la basura doméstica se haga puerta a puerta.

Además de en su compromiso con el medio ambiente, los comerciantes y hosteleros consultados por Diario de Pontevedra coinciden en que les falta información sobre los detalles de este nuevo sistema.

El Concello capitalino ha anunciado que llevará a cabo campañas de concienciación y que tratará de simplificar al máximo el plan de reciclaje para que los vecinos no tengan dudas a la hora de depositar su basura en el contenedor correcto.

EL CONTRATO CON CESPA. El nuevo plan de basuras no solo afectará a los vecinos, sino también a los trabajadores del servicio de recogida de residuos que trabajan para Cespa.

El contrato que el Concello mantiene con la empresa desde 1999 finaliza el 30 de junio del año que viene y no se prevén más prórrogas del mismo. "Haberá que falar cos compañeiros e pedirlle unha reunión ó Goberno local, porque o contrato que se vaia a sacar en 2017 variará", apunta el presidente del comité de Cespa, Juan Carlos Corredoira, que teme que la implantación del sistema de reciclaje pueda conllevar una reducción de plantilla.

En la actualidad, la concesionaria -que opera bajo el nombre de Ferrovial Servicios desde hace dos años- da empleo a 128 personas que se encargan de la recogida de la basura, de la limpieza viaria y de labores de desratización. El coste del servicio para las arcas públicas de Pontevedra superará este año los 5,8 millones de euros.

El Gobierno local ha encargado ya a sus técnicos que redacten los pliegos para sacar a concurso el nuevo contrato, en el que se suprimirá la recogida de basura orgánica en todo el rural y en los barrios urbanos con una densidad de población media. El motivo reside en que en ambas zonas se obligará a los vecinos a reciclar sus restos de comida a través de composteros individuales o comunitarios.