2016 será recordado como el año de la temperatura más alta jamás registrada en la ciudad del Lérez (40,1 grados fueron el cenit de la ola de calor de julio), pero también por haber registrado la menor cantidad de lluvias en el semestre que va desde mayo a octubre desde que se tienen registros fiables. Los menos de 400 litros por metro cuadrado acumulados en ese período de tiempo (la media, según los datos de Aemet, superó los 600 entre 1985 y 2010) no marcarían tendencia si no fuese porque entre 2010 y 2016 la media se mantuvo por debajo de los 500 litros, con la excepción de 2014, en el que se recogieron 655.
Los expertos en la valoración del clima a largo plazo no se atreven a hablar de una tendencia, aunque sí confirman que estamos inmersos en una fase en la que las precipitaciones son muy inferiores a la media entre mayo y octubre en Pontevedra. El mes que finaliza mañana marcará el mínimo histórico de precipitaciones (91 litros por metro cuadrado) desde 2007, cuando se produjo la última sequía en las Rías Baixas. No es el caso de este año, en el que el abastecimiento de agua parece, al menos por el momento, garantizado. Ello es así por la gran cantidad de lluvia que se registró durante el invierno y el inicio de la primavera pasada, muy por encima de la media y que sirvió para llenar las reservas acuíferas de la comarca (la única excepción es el embalse de Vilagarcía, cuyo nivel lleva siendo bajo muchos años, aunque por su capacidad no supone un dato significativo).
TEMPERATURAS. "En cuanto a las temperaturas sí hay un escalón, una tendencia al alza", señala Santiago, especialista en el análisis de los datos de MeteoGalicia.
Aunque se pueda empezar a vislumbrar la presencia de una estación seca en las Rías Baixas, no se puede decir en ningún caso que en Pontevedra llueva menos a lo largo del año. Los datos son, a este respecto, esclarecedores. La media de precipitaciones anuales en la capital del Lérez oscila entre los 1.500 y los 1.700 litros por metro cuadrado. Ello indica que entre noviembre y abril se recoge entre dos y tres veces más agua que entre mayo y octubre, lo que aleja el fantasma de la sequía año tras año. La previsión para 2016 es que se alcance o incluso se supere la media, pues a fecha de hoy ya se han recogido 1.500 litros (debido, como se ha dicho, a las lluvias de los primeros meses del año).
Un informe elaborado por MeteoGalicia desvela que "o verán deste ano resultou moi seco. Choveu ata un 42 por cento menos do normal. Hai que retroceder ata 1990, cun 52 %, para encontrar un verán máis seco".
Los especialistas no se atreven a vincular estos datos con el cambio climático. "Para eso hay que esperar muchos años y observar lo que sucede".
La llegada de una 'estación seca' a las Rías Baixas, si finalmente se convierte en un hecho, serviría de impulso al turismo y a la economía de la comarca, como se comprobó el pasado verano.
