"Esto es más ordenado y sin los problemas de la plaza"

El rastrillo en la calle Serra: más orden, menos ventas

Dos meses después de haber cambiado la Praza da Verdura por las inmediaciones de la Praza de Abastos, la nueva ubicación del mercadillo de antigüedades pontevedrés todavía genera división de opiniones entre los vendedores
Un puesto del rastro, este domingo
photo_camera Un puesto del rastro, este domingo

Hace ya dos meses que el rastrillo de antigüedades de los domingos tuvo que dejar la Praza da Verdura para instalarse en la calle Serra. No fue un cambio voluntario, sino motivado por la tensión y las disputas entre ciertos vendedores y algunos hosteleros. Además de puestos de artículos curiosos y ‘vintage’, habían comenzado a instalarse de forma desordenada otros que vendían ropa y calzado viejo, así como de productos electrónicos que poco tenían que ver con la filosofía de este tipo de rastros. Para evitar los problemas cada vez más frecuentes y recuperar la normalidad, este mercadillo dominical fue trasladado a las inmediaciones de la Praza de Abastos.

Nueve semanas después, las diferencias son visibles, aunque el resultado no convence a todos por igual. La mayor parte de los vendedores coinciden en señalar que ahora el orden es mucho mayor y que es raro ver las típicas mantas en el suelo con productos ‘de caridad’. De ello se encarga la Policía Local, que cada domingo por la mañana acude a vigilar que todo se desarrolla sin incidentes y dentro de las normas establecidas. No obstante, muchos de los comerciantes lamentan que el nivel de ventas ha bajado, porque Serra es una calle menos concurrida que A Verdura.

Este domingo, solo una veintena de puestos aguantaba el tipo bajo la lluvia. Entre ellos, el de Benito Villaverde, uno de los vendedores más veteranos del grupo. Vive en Vilaboa, lleva unos 20 años acudiendo puntualmente al rastro pontevedrés y, según explica, "en la otra plaza estábamos mejor, porque, entre los bares y en aquella ubicación, había más actividad y movimiento de gente. Es cierto que aquí hay más orden. De vez en cuando vienen algunas personas que venden cualquier cosa menos antigüedades, pero la Policía las echa. Sin embargo, eso que se está haciendo para regular el mercadillo en Serra se podía haber hecho en A Verdura. Llevamos un mes sin vender nada y el mal tiempo no ayuda en absoluto".

POLICÍA. Lo mismo opina Aghostín Duarte, que señala que, en su caso, el nivel de ventas ha bajado un 80 o 90% desde que se produjo el traslado. Mientras coloca en su mesa un teléfono de más de 80 años junto a una jarra mayorquina de las que ya no se fabrican, explica que es bueno que la Policía controle que todo está en orden.

"Todo el mundo tiene derecho a buscarse la vida, pero manteniendo unas condiciones. A nosotros nos exigen tener los artículos encima de una mesa, con limpieza y no de cualquier manera. Las normas deben ser para todos iguales", dice.

Francisco Gómez añade que ese control se está relajando poco a poco. "Los primeros domingos había más vigilancia, pero ahora, a veces, se están empezando a montar algunos puestos en el suelo con zapatos viejos, artículos de electrónica..., lo que se supone que está prohibido", afirma. "Todos necesitamos comer, pero algunos vivimos de esto y, ya que el Ayuntamiento se puso en el plan de hacer control, pues que lo haga. Si dejamos que el rastro se vaya deteriorando sucederá lo mismo que terminó pasando en la Praza da Verdura. Hay que mantener una estética y un orden".

Con todo, él prefiere la ubicación actual en la calle Serra, al igual que Sara Rodríguez y Luis Carlos Dasilva, que valoran la comodidad y la mejor organización del rastro desde que se instala en las inmediaciones del Mercado de Abastos.

Por el contrario, Julián Muti, que monta su puesto en el extremo de la calle más próximo al Sexto Edificio del Museo, considera que Serra es menos propicia para las ventas. «En la Praza da Verdura había más gente. Aquí no viene tanta», dice.

Después del traslado, algunos vendedores habían contemplado la posibilidad de asociarse. No obstante, por el momento la idea no ha cuajado. Tal y como explica Aghostín Duarte, "es complicado, porque habría que hacer una cooperativa y pagar un autónomo y las ventas no dan para eso".

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