Pontevedrando... Bar Estrella

El secreto de todos los males

Distintos momentos del Bar La Estrella y su lema pintado en una pizarra. CEDIDAS
photo_camera Bar La Estrella. CEDIDA

TODO EMPEZÓ en 1976. A ver: todo no, ya poco antes se había inventado la rueda, la pólvora, la penicilina y otras estupideces, pero el bar Estrella, al menos en nuestra ciudad, fue la mejor invención que se ha dado y ahora le explico el porqué. En ese año de 1976, llegó nuestro admirado Manuel Suárez y alquiló un local pegado al todopoderoso Carabela. El Carabela es para un pontevedrés, y más en esos tiempos en los que la hostelería contemporánea estaba surgiendo, algo así como el Dios de las cafeterías.

Pues Manuel Suárez, tenía entonces 25 años, llevaba trabajando y ahorrando desde niño. Claro, hoy día las cosas son diferentes. Hoy a los 25 años todos son parados cualificados, pero entonces no, por desgracia. Manuel alquiló el local por una cifra abusiva, 18.000 pesetas al mes. Por encima, cuando estaba instalándose para abrir su bar, le llegó una factura de 28.000 pesetas por una pipa de vino que había encargado su antecesor. Cualquiera a su edad y con sus ahorros, hubiera desistido, pero Manuel que iba dispuesto y embalado dijo que vale, que pagaba la pipa y el alquiler.

Lo logró. Al cabo de un año, pagó el traspaso al antiguo propietario del bar, otra fortuna, pero consiguió bajar el alquiler y organizar un negocio a largo plazo. No vamos a ser demasiado malos, que no es necesario, pero el Carabela, con una terraza gratis que ocupaba toda una plaza, en los últimos años ha cambiado de manos siete millones de veces, al Bar Estrella, ahí al lado, con una esencia envidiable, sin algaradas ni garigolos, hoy está en manos de Angélica, hija del fundador y de un socio, Michele, panameño de padre italiano y madre colombiana que gestiona el día a día del Estrella de forma magistral. Lamentablemente, Michele no sale en esta foto porque está de merecidas vacaciones, por lo que La Estrella permanece cerrado hasta el próximo 3 de diciembre, fecha a partir de la cual irá usted a comer, a cenar, a tomar un vino o a beberse un refresco con burbujas, que yo ahí no me meto.

Tienen un lema: "El secreto para todos los males son nuestros calamares". Maravilla. Eso para un gallego decente es el sentido de la vida. Yo le juro a usted por la vida de mi hijo que eso es cierto, que no hay mal en el mundo que no se arregle con unos calamares de Bar Estrella. Y luego lo de siempre y algo más: pulpo, rabo de toro, jarrete, zamburiñas, y tortilla. Tienen enmarcado un tenedor, el primero con el que empezaron en 1976 a revolver huevos ara hacer tortillas. Está tan gastado que los dientes casi han desaparecido. "Tenemos otros tres como este", dice Angélica.

Ahí hay mucha historia de Pontevedra encerrada en un local que lo único que ha perdido es el antiguo encalado de sus paredes de piedra. Encima vivía María la del Carrillo con su marido y cuando enviudó, sin su marido. Me enseñan una foro de una María esplendorosa posando junto al fundador del Estrella, nuestro héroe Manuel Suárez, que se resiste a posar para la foto porque reniega de su importancia. La foto, por cierto, es del realizador, director, guionista y novelista Ángel Peláez, que anda estos días rodando una serie en su Pontevedra natal y recuerda otros tiempos en los que él, vecino de A Ferrería, hijo y sobrino de empresarios con comercios en esa plaza, se emociona cuando recuerda la Pontevedra antigua con tanta intensidad como se enorgullece de nuestra ciudad actual. "Yo vivo en Madrid casi todo el año. En cuanto conoces a alguien y dices que eres de Pontevedra, te hacen la ola", dice.

Pues eso es lo bueno, la simbiosis que se genera entre la Pontevedra del Bar Estrella de antes y la Pontevedra del Estrella actual. El cambio generacional tan bien llevado que nos empujó a saltar 40 años y encontrar vínculos entre dos cosas tan distintas como lo que fuimos y lo que somos. Y la certeza de que hay cosas que perecen, normalmente por fortuna, y otras que permanecen, cosas buenas como Bar Estrella, que sigue ahí tras estar entre nosotros durante tantos años, siempre representado lo mejor de nosotros mismos y encarando un futuro que, sea mejor o peor, esperemos que mejor, nos transmite el misterio de la vida: "El secreto para todos los males son nuestros calamares". Y ya.

FICHA 
Nombre: Bar Estrella
Dirección: Rúa Figueroa
Fundación: 1976
Propietario: Angélica Suárez
Actividad: Hostelería

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