"El mío empezó el miércoles vomitando. Yo pensaba que era algo del estómago y no le hice mucho caso. El jueves ya estaba reventado, expulsando sangre en lugar de heces. Falleció". Susana Freitas perdió a su perro, de apenas un año de edad. El animal fue una de las víctimas de una oleada de supuestos envenenamientos que ya ha afectado a más de una decena de canes en la parroquia de Tomeza.
"Una señora me dijo que también tenía el perro pachucho. Entonces contacté con otras personas de por aquí que me comentaron la existencia de más casos en Alcouce, que se encuentra a más de un kilómetro de distancia de aquí, en Pumariño... En total hemos contabilizado 13 perros que o están enfermos o muertos, y todos ellos en los últimos quince días".
Susana contactó el viernes con los especialistas del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Pontevedra. Los agentes le indicaron la posibilidad de remitir la denuncia por vía telemática y le preguntaron si los perros suelen salir a la calle, para descartar la existencia de un virus. "Estos perros no salen de sus casas. No es un virus. Alguien los ha envenenado", añadió Susana.
PRIMERAS MEDIDAS. Susana vive en las inmediaciones del cementerio de Tomeza, cerca del cruce que conduce hacia San Cibrán. Unos metros más abajo vive María Soledad, que, consciente de lo que está sucediendo, piensa en tomar medidas para defender a sus perros. "Estou pensando en poñer unha prancha metálica na verxa para evitar que alguén lles poda botar algo". Soledad tiene una mastín que, por ahora, no tiene síntomas de envenenamiento.
Los vecinos sospecharon en un principio de alguna persona que pudiese estar molesta por los ladridos. Sin embargo, ante la repetición de los casos, han decidido contactar con la Guardia Civil, que ya ha puesto en marcha las investigaciones.
