El tarifazo de la luz afecta al loro Ravachol

Comenzó a disfrazarse ante la mirada de varios ciudadanos que aguantaron estoicamente la lluvia para conocer cómo sería su caracterización de este año
La nueva indumentaria del loro Ravachol
photo_camera La nueva indumentaria del loro Ravachol

Ravachol cumplió, un año más, con su cita anual con su ciudad y regresó para mostrar su espíritu más reivindicativo. El irreverente plumífero volvió a huir, de nuevo, de la sátira local que tanto le caracterizó en sus orígenes y, de nuevo, prefirió centrar sus iras en otras administraciones.

Este año le tocó al Gobierno central, y más concretamente al ministro de Industria "y a las empresas del sector eléctrico que imponen todos los años unas tasas abusivas e injustas", según explicó María Simal, portavoz de la Irmandade do Ravachol, colectivo que en los últimos años se viene encargando de confeccionar el loro y de elegir la temática de su vestimenta.

La inoportuna lluvia hizo temer lo peor minutos antes de la hora prevista para la llegada de Ravachol. Numerosos ciudadanos se habían arremolinado en torno a la recreación de la Botica de Perfecto Feijóo, ubicación donde el símbolo del Entroido pontevedrés se reuniría, de nuevo, con su propietario.

Para animar la espera, se interpretaron varias piezas del coro Aires da Terra, que dirigía el ilustre farmacéutico, mientras este, mortero en mano, le daba los últimos retoques a uno de sus ungüentos.

Finalmente la lluvia hizo acto de presencia, de forma tímida, aunque lo suficiente para obligar a acelerar la presentación. Mientras los integrantes de la Asociación Recreativa de Xeve vestían a un desnudo Ravachol, María Simal explicaba el por qué de su disfraz: "El ‘tarifazo’ de las eléctricas impide que tanto él como muchos de sus convecinos puedan calentar mínimamente sus hogares, mientras estas empresas y sus consejos de administración, llenos de políticos, se hartan de ganar dinero sin importarles lo más mínimo el resto de la sociedad".

De ahí que, en nombre del plumífero, animase a la ciudadanía "a levantar la voz. Tenemos que hacernos oír para que dejen de abusar de nosotros los políticos y los empresarios sin escrúpulos".

Al cabo de unos minutos Ravachol lució, majestuoso, su indumentaria de este año: una ‘bata de la abuela’ de toda la vida, junto a un contador digital de la luz (inútil, porque no lo puede usar) y encima de un improvisado brasero con el que sobrelleva el crudo invierno. Que nadie se extrañe de que, con tanto frío, en cualquier momento Ravachol sufra un trágico desenlace.

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