Elena Cartea (Vigo, 1967) acaba de ser nombrada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) nueva directora de la Misión Biolóxica de Galicia (MBG), situada en Salcedo (Pontevedra), en sustitución de Pedro Revilla. Asimismo, Ana María Butrón Gómez, también científica del CSIC, será la vicedirectora. Cartea, doctora en Biología y responsable del Grupo de Genética, Mejora y Bioquímica de Brásicas, era vicedirectora de la MBG desde abril de 2011.
¿Cómo afronta esta nueva etapa en la Misión Biolóxica?
Es una nueva etapa profesional y personal. Es mucha responsabilidad y la afronto con moderado optimismo. En los últimos años vivimos tiempos de crisis económica en todos los ámbitos y confío en que en esta nueva etapa las cosas vayan un poco mejor y tengamos más oportunidades a la hora de hacer crecer el centro y que se puedan consolidar los puestos de mucha gente que lleva trabajando allí muchos años y que está esperando su oportunidad para formar parte de la plantilla científica, así como para incorporar nuevo personal en las distintas escalas para darle al instituto un empuje de crecimiento en recursos humanos.
Entre los objetivos también está el de incrementar la visibilidad de la Misión Biolóxica, según apunta el CSIC. ¿Cre que es un organismo que se conoce poco en la sociedad?
No solamente el CSIC, como institución pública a la que pertenecemos, sino la Misión Biolóxica de Galicia, que está tan cerca de Pontevedra y lleva tantos años en Salcedo, es bastante desconocida en general para la sociedad. Considero que en los últimos años y con los anteriores directores, el centro incrementó su visibilidad externa, pero sí es cierto que me gustaría, y voy a poner todo mi empeño en ello, que el centro siga aumentando su visibilidad. Creo que es bueno para la sociedad que sepa que el dinero que se invierte es para hacer cosas en positivo. También para otras instituciones para las que no somos tan visibles, como las universidades, empresas, centros tecnológicos a los que podemos aportar mucho y colaborar en proyectos y formación de personal. Hemos dado un salto cualitativo importante y uno de mis objetivos es seguir en ese camino y hacer que el centro sea bastante conocido. Además en 2021 será su centenario -aunque se trasladó a Pontevedra en 1928- y son unos años previos para darlo a conocer para celebrarlo como Dios manda.
¿Cómo le explicaría a alguien que nunca ha oído hablar de la Misión Biolóxica lo que allí se hace?
La MBG está adscrita al área de Ciencias Agrarias y hacemos investigación agraria y forestal. Trabajamos con cultivos que son unos de los principales motores de la economía agraria en Galicia. Trabajamos en variedades tan típicas como el maíz, las judías, los grelos, las coles, el vino... Y en el sector forestal con pinos. La filosofía general es que todos trabajamos en genética y mejora de todos estos cultivos, para conocer por qué unos son más resistentes a una plaga que otros y por qué aportan unas características nutricionales de más calidad, que nos importa mucho porque son cultivos que consumimos mucho en nuestra dieta. Desde una perspectiva más divulgativa, una de nuestras fortalezas son unas colecciones muy importantes de variedades autóctonas que si no las hubiéramos recuperado en su día y conservado se hubiesen perdido. Son las típicas variedades del país de maíz, judías, guisantes, grelos, repollo... También se conserva una colección de variedades antiquísimas de albariño en la parcela experimental.
Sus líneas de investigación versan sobre la resistencia a estreses de las brásicas hortícolas y su calidad nutricional, con un especial énfasis en el estudio de compuestos con propiedades anticancerígenas. ¿Cómo se traduce esto para el consumidor de a pie?
El grupo que dirijo es el de Genética, Mejora y Bioquímica de Brásicas. El nombre no dice nada, pero incluye un conjunto de cultivos muy conocidos por todos en nuestra dieta, como los grelos, repollo, coliflor, brécol... Dentro de las investigaciones que hacemos en estos cultivos está la calidad nutricional. Este tipo de plantas posee compuestos únicos y exclusivos, que son responsables, por ejemplo, del amargor que tiene un grelo, del mal olor que desprende una coliflor cuando la cocinamos... Pero además se descubrió hace algunas décadas que estos compuestos tienen propiedades anticancerígenas. Se ha abierto una gran línea de investigación en el campo de estos cultivos. En el caso del brécol, por ejemplo, hay muchas investigaciones sobre este compuesto, que tiene un efecto quimioprotector muy importante. Estamos viendo si cultivos hermanos o primos también tienen compuestos similares tan importantes desde el punto de vista de la salud. Me gustaría puntualizar que anticancerígeno no significa que curen un cáncer, sino que el hecho de consumirlos en una dosis elevada ayuda a prevenir determinados tipos de cáncer. Esto se ha demostrado en estudios en laboratorio, pero también en vivo y en ratones.
¿Cree que la población está concienciada de la necesidad de consumir estas verduras y seguir una dieta sana en este aspecto?
En los últimos años estamos haciendo bastante publicidad de las propiedades tan beneficiosas que tienen estos cultivos. Pero todavía queda por hacer un esfuerzo en darle mayor énfasis. Todo el mundo sabe que es importantísimo consumir frutas y verduras, pero en nuestro caso al trabajar con estos compuestos tan singulares es un potencial que debemos explotar. Les da un valor añadido a estos productos típicos de la gastronomía gallega.
Decía que son tiempos duros para la ciencia en particular. ¿Cómo ve el panorama de los científicos en España? ¿Cree que el futuro será más optimista o seguimos en los tiempos de que inventen ellos?
Intento ser optimista. Digo siempre a todo el mundo que los tiempos de antes, en todos los ámbitos, no volverán a ser iguales. Es verdad que tiene que mejorar. Los últimos años han sido terribles. Teníamos una parte importante de financiación para contratar personal por parte de la Xunta y todas esas convocatorias se han eliminado. Seguimos obteniendo financiación para seguir adelante con investigaciones y contratos de personal de los programas del Plan Nacional o de colaboraciones de proyectos con empresas, subvenciones de otros ámbitos... Aunque las cosas mejoren, tenemos que cambiar nuestra perspectiva investigadora, porque no solamente podemos vivir con las subvenciones nacionales. Todos los grupos de investigación estamos haciendo un esfuerzo notable en internacionalización, es decir, abrir fronteras y buscar colaboración con grupos extranjeros para ir juntos a convocatorias europeas. Nos dicen siempre que el dinero está en Europa. El porcentaje de éxito en esos proyectos es muy bajo, pero si no lo intentas no lo sabes. Estamos haciendo un esfuerzo importante para solicitar proyectos de investigación e incrementar nuestros lazos de unión con las empresas para obtener financiación a través de ellas, y como directora pondré especial hincapié en que muchas convocatorias con un número muy reducido de contratos se vuelvan a relanzar para dar oportunidades a la gente del centro para que se pueda presentar a ellas.
La clave estaría en la colaboración privada y la internacionalización.
Con las empresas llevamos muchos años colaborando, pero lo veíamos como algo colateral y ahora es más importante. Y también tenemos que evitar que la gente se vaya. Ahora tenemos un problema: gente que ha ido al extranjero y quiere regresar y no puede, otra que ha vuelto y ha estado con contratos de tres o cinco años y ha tenido que irse al no ser renovada y, en tercer lugar, personal científico doctor que ha leído su tesis doctoral y quiere irse al extranjero y tampoco hay convocatorias de estadías. Lo más importante para nosotros es consolidar la plantilla científica. Es el motor para seguir adelante. Vamos a tener más jubilaciones y necesitamos que se convoquen más plazas para que nuestro personal pueda presentarse.
Sin científicos no hay ciencia.
Tenemos mucho personal de apoyo que hace una labor encomiable: técnicos de laboratorio, personal de mantenimiento, administración... Sin todos ellos el funcionamiento del instituto sería imposible, pero la convocatoria de plazas de científico titular son una de mis prioridades, aunque es un tema más político.