Elnosa busca nueva sede para los ocho empleados que mantiene en Pontevedra. Este grupo de trabajadores dará soporte administrativo y comercial a la fábrica que el grupo portugués Bondalti, propietario de la antigua clorera, le compró a Solvay en la localidad cántabra de Torrelavega.
Fuentes de la compañía lusa confirmaron a este periódico que, por el momento, no se ha determinado cuáles serán las nuevas oficinas de la plantilla. "Si bien está claro que no será en Lourizán donde, muy pronto, la empresa no tendrá ningún tipo de instalación", añaden.
Elnosa inició las obras para salir de Lourizán el pasado mes de abril. Los trabajos se dividen en dos fases. La primera consisste en el desmantelamiento de sus instalaciones. Esta parte de las obras contemplan la demolición de áreas como la planta de tratamiento, los vestuarios, tuberías, decantadores, las naves de sal y cloro y los depósitos de sosa cáustica.
El edificio de oficinas, los tanques de ácido clorhídrico y las depuradoras de agua y salmuera se mantendrían en pie hasta la segunda fase del proyecto, que consiste en la descontaminación de los terrenos que en su día ocupó la fábrica al lado de Ence. Esta parte de las obras, para las que el Concello dio licencia a finales de octubre, retirarán la tierra contaminada por mercurio y otros químicos y la creación de recintos estancos para evitar hipotéticas filtraciones a la ría.
PRÓRROGA. La compañía solicitó una prórroga a estos trabajos, que tenían que completarse en verano. El Concello le otorgó una moratoria de seis meses para finalizar el proyecto de desmontaje y descontaminación, que no será total al no poder garantizarse que puedan quedar restos de materiales nocivos para el medio ambiente.
La salida de Elnosa de Pontevedra se produce después de que el Estado concluyese en 2018 que la concesión que disfrutaba no cumplía la Ley. La mitad de los 60 trabajadores que tenía la firma en Lourizán fueron absorbidos por la planta de Cantabria. Otros fueron despedidos y algunos lograron un empleo en Ence.
