Los usuarios de la asociación Méndez Núñez tienen este Carnaval una misión. Llevan meses preparando su actuación en el Certame de Murgas, pero su objetivo no es solo ganar. Tienen un propósito mucho más ambicioso. Con ellos, el concurso del Entroido pontevedrés se hace más plural y quieren recalcarlo. Van a reivindicarse. Porque los hombres y las mujeres de Méndez Núñez quieren hacerse tatuajes, viajar, bailar, echarse un novio o novia, ser modernos y beberse un cubata, tal y como cuentan en sus letras. ¿Por qué no?
"¡Que se enteren: somos todos iguales!". Esa es realmente la finalidad: romper barreras. Lo dice Sole Díaz y lo corroboran los demás. "Estamos hasta la coronilla de que nos cierren puertas", dice vehemente. Su compañero Julián asiente y asegura que el certamen será una oportunidad de oro para celebrar el Carnaval como nunca lo había hecho.
Van a disfrutar y a decir: "¡Que me dejen en paz, soy como los demás!"
Para preparar el concurso contaron con la ayuda de la academia de música Euterpe. La profesora de canto, Aleida, les acompañará con el piano. Además, dos alumnos de la escuela tocarán la guitarra y el contrabajo y una de las trabajadoras de la asociación, Fátima Freaza, tocará el bombo y la psicóloga de la asociación, Eva Gómez, les ayudó en todo el proceso.
Pero los protagonistas serán los usuarios. Ellos han preparado las letras de las canciones que interpretarán. "Todo ha salido de ellos", cuenta la directora del centro, María Luisa Dónega. Para adaptar las letras a las canciones contaron con la colaboración de las integrantes de grupo musical As Maimiñas, Irene y Lucía.
"No me llames inútil, yo puedo ser muy útil", "Yo solo quiero salir de marcha, ir a la disco, tomar un cubata; bailar y bailar". Estas son solo algunas de las coplas que cantarán, aunque de su espectáculo prefieren contar poco para no perder el factor sorpresa.
Será su primera vez encima de un escenario con tanto público, por eso están un poco nerviosos y lo confiesan. "No sé yo cómo saldrá la cosa", cuenta Sole preocupada. Temen que los nervios les jueguen una mala pasada. ¿Y si se equivocan? Pues nada. Ellos van a disfrutar y a decir: "¡Que me dejen en paz, yo soy como los demás!".
