Covadonga Salgado, directora de Intecmar

"Entiendo que la gente se indigne, pero tenemos que proteger la seguridad alimentaria"

Esa marcha atrás que para ellos es un contratiempo, es una garantía para el consumidor. Así se evita que lleguen partidas tóxicas al mercado
Covadonga Salgado, directora de Intecmar. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
photo_camera Covadonga Salgado, directora de Intecmar. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

Lleva 13 años dirigiendo el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño en Galicia, el Intecmar, el laboratorio nacional de referencia para el sector marisquero. Covadonga Salgado (Madrid, 1965) está al frente de un equipo de 92 personas que se encargan de vigilar el estado del mar.

¿Qué es la marea roja?
Es un fenómeno totalmente natural que está vinculado al proceso de alimentación de los moluscos bivalvos. La fuente principal de alimento de los moluscos es el fitoplancton. En Galicia hay una riqueza muy grande porque en las rías se da un fenómeno, que es el de afloramiento, que bajo determinados regímenes de viento, en este caso del Norte, los hacen aflorar desde el fondo aguas frías pero ricas en nutrientes. Eses nutrientes son, digamos, como el abono para el campo. Por eso crecen. Un número muy reducido de especies de fitoplancton producen toxinas. Para los moluscos es alimento y las van acumulando. A ellos no les hacen nada. Pero sí son un riesgo para el consumidor.

¿A qué se expone una persona si consume almejas o berberechos con toxina?
Hay tres tipos de toxinas legisladas a nivel comunitario (paralizantes, amnésicas y lipofílicas). Las que están afectando ahora a la ría de Pontevedra son las de tipo lipofílico. Para la seguridad alimentaria hay un sistema muy garantista. No va a haber riesgo de intoxicaciones. Pero si por prácticas de furtivismo estos moluscos llegaran a consumirse, las molestias serían de tipo gastrointestinal. Es decir, náuseas, vómitos, diarreas, dolores abdominales...

Los episodios de toxinas generan un quebranto económico para el marisqueo, que siempre los acoge con mucha indignación. ¿Qué le diría al sector?
Yo entiendo que el sector se indigne. Entiendo que cuando nosotros cerramos, esto provoca una marcha atrás en la cadena de comercialización. Y lógicamente genera un malestar. Todo eso lo comprendo. Pero lo que tenemos que entender todos es que, además de proteger un medio de vida, como es el marisqueo, tenemos que proteger la seguridad alimentaria. Nosotros tenemos un control muy exhaustivo, como se merece nuestro sector, porque Galicia es la principal región productora de moluscos de Europa. Y lo es precisamente por esa riqueza de fitoplancton de nuestras rías. Yo entiendo que el sector se revuelva y no lo entienda, porque ha trabajado un día o incluso dos y que esas partidas que ya han vendido haya que volver a analizarlas o devolverlas al mar. Pero somos transparentes con la información. Esa marcha atrás que para ellos es un contratiempo, es una garantía para el consumidor. Así se evita que lleguen partidas tóxicas al mercado. De lo contrario, el daño sería mayor.

Este es el segundo cierre extractivo del año. ¿Se ve desde el Intecmar un aumento de este tipo de episodios en la ría de Pontevedra en los últimos años?
Hay episodios de toxinas lipofílicas todos los años. Entre finales de primavera y principios de verano y finales de verano y principios de otoño está habiendo siempre un episodio. No es nada nuevo. Las tenemos con mucha frecuencia. En el caso del mejillón tenemos dos o tres episodios al año.

Hay que convivir con ello...
Efectivamente. Hay que convivir con ello. Es la desventaja de esta riqueza que tenemos en Galicia.

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