"Es la celebración de la vida"

Marly Carballal convierte en estas fechas el escaparate de Nahuatl en un Altar de muertos mexicano en homenaje a sus orígenes y como recuerdo de los seres queridos que ya no están
Marly Carballal junto al Altar de muertos que luce en su escaparate estos días. RAFA FARIÑA
photo_camera Marly Carballal junto al Altar de muertos que luce en su escaparate estos días. RAFA FARIÑA

Calaveras de distintos tipos, catrinas, flores, alebrijes, velas y hasta botellas de tequila son algunos de los elementos que lucen estos días en el escaparate de Nahuatl, la tienda de moda que Marly Carballal abrió en la calle San Román hace casi cuatro años (los cumplirá el 11 de noviembre). Desde entonces no perdona un año sin convertir este espacio en un Altar de muertos, un elemento clave de tradiciones del Día de Muertos en su país.

Lo hace en homenaje a sus orígenes mexicanos -aunque lleva 36 años viviendo en Pontevedra, "casi una vida"- y como recuerdo a los seres queridos que ya no están. Lo instala entre el 28 de octubre y el 2 de noviembre ("en México es un poquito más largo que aquí").

"Mi familia está allí, mis padres van y vienen... Es lo que me mantiene todavía unida a México. Además me gusta la tradición, es muy bonita. Me gusta mucho coleccionar calaveras, catrinas...", explica sobre esta tradición tan arraigada que se vincula también a Frida Khalo y Diego Rivera y que, subraya, "no tiene nada que ver con la Santa Muerte, es completamente lo contrario".

En el Día de Muertos se conmemora que, aunque "la muerte no deja de ser algo que duele, este día es una celebración de la vida" para recordar a los seres queridos que "se fueron", también las mascotas, puntualiza.

"Llama mucho la atención, sobre todo a los niños, que con la película Coco ya comprenden lo que significa todo esto para nosotros"

Por eso entre las fotografías que figuran en el centro del altar están, además de unos tíos de su madre, sus abuelos y un primo, "mi perrita". Así, cada día es especial. "Uno se dedica a los que se fueron antes de tiempo, otro a los niños, a las mascotas, a aquellos que no tienen nadie que los recuerde...".

Los altares, explica Marly, pueden ser de tres, cinco y siete niveles. "Lo más normal es que sean de tipo escalonado, pero como no podía lo monté con bases a distintas alturas". El primer nivel, el más alto, es para el santo al que se le dedica la ofrenda (San Pancracio en este caso). En los siguientes figuran las ánimas, la sal ("para purificar las almas"), la comida y el agua para ofrecerles sustento en su largo trayecto o las fotos de los fallecidos.

"Y les vas poniendo los elementos más típicos", como las calaveras de azúcar, las catrinas o la copalera, donde se pone el copal, "una resina que sale del copal propiamente dicho, un árbol. El humo que desprende es el que guía y purifica los espíritus una vez que llegan". En su altar hay gran variedad de velas y de figuras. Las calaveras son de varios estilos: de barro pintado, de barro negro, de huichol o de ganchillo.

La catrina, recuerda, es la "novia vestida de muerte", una figura creada por José Guadalupe Posada y bautizada por Diego Rivera. Es la novia vestida de muerte". Comparte espacio con la flor de de cempasúchil, "que como no la tenía la hice de papel"; el papel picado "que simboliza la alegría de la festividad"; los dulces para los niños, los chocolates y la bebida. Hay dos botellas de tequila con forma de sombrero y de pistola.

El escenario "llama mucho la atención porque no te esperas que en una tienda de ropa haya ahorita un Altar de muertos, y sobre todo a los niños, que con la película Coco ya comprenden un poco más lo que significa todo esto para nosotros". Tanto que hasta ejerce de guía para excursiones escolares.

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