"No escatimamos en tiempo, hablamos mucho y si tienen miedo les damos calma"

Inés Lobeira trata a diario a pacientes con Covid-19 en la tercera planta impar de Montecelo ►Define la situación como "explosiva" pero confía en que salga algo bueno de esta crisis
Inés Lobeira, sin mascarilla y con ella. CEDIDAS
photo_camera Inés Lobeira, sin mascarilla y con ella. CEDIDAS

Nunca el valor de cuidar se había puesto tanto de manifiesto. Inés Lobeira es una de las enfermeras que trabaja de forma directa con pacientes infectados por Covid-19 y cada día, a las ocho en punto, recibe emocionada la ovación de la ciudadanía asomada a sus ventanas. "A los familiares de las personas ingresadas no les puedo decir otra cosa que que están bien cuidados, que no escatimamos en tiempo para dedicarles, hablamos con ellos y si notamos que tienen miedo les damos calma", cuenta la enfermera de la tercera planta impar de Montecelo, antes dedicada a Traumatoloxía, ahora con pacientes con coronavirus.

El contacto con los enfermos es diario y, aunque sea a través de unas gafas, mascarillas y otros elementos de protección, tratan de ayudar como pueden a sobrellevar el trance a quienes pasan por una enfermedad que lo ha parado todo menos lo importante. Entre el equipo de imprescindibles está Lobeira y sus compañeras, a las que reconoce "la búsqueda constante de soluciones", así como el trabajo de las supervisoras de planta. "Los familiares están preocupados, hablan con el médico a diario, pero a veces llaman y nos preguntan si les pueden traer zapatillas o alguna otra cosa. Saben que estamos con ellos. Ni siquiera tienen dudas de que estemos cuidando bien a sus seres queridos", explica destacando que Pontevedra no es Madrid y de momento la plantilla no está sometida a sobrecarga de trabajo, aunque la preocupación y el estrés sean inevitables.

"Hago el trayecto de casa a Montecelo con el corazón encogido; también tenemos miedo, pero al empezar a trabajar se nos pasa"

"Reconozco que cuando me dijeron que esta planta se iba a dedicar a enfermos positivos por Covid-19 fue como recibir un jarro de agua fría, y que cada día el trayecto de casa a Montecelo lo hago con el estómago encogido, porque nosotros también tenemos miedo a contagiarnos. Pero una vez que empiezas a trabajar se te pasa, este es el trabajo que escogimos", cuenta la enfermera.

Si tuviese que seleccionar una palabra para definir la enfermedad y la situación en general, esa es el adjetivo explosiva. "Un paciente puede encontrarse bien, ir solo a la ducha, y al salir tener una subida de fiebre repentina. En cuestión de una hora pueden pasar de estar bien a irse para la UCI", indica, recordando que el coronavirus no es una gripe.

Lo que más miedo le da a Lobeira es que sus pacientes pierdan la vida en esta situación, "No por nosotras, que estamos acostumbradas a ver muertes porque es nuestro trabajo, sino por la situación, por el hecho de que no se puedan despedir de sus familias, es tristísimo", cuenta. Así, explica que los pacientes de Cuidados Intensivos pasan sus últimas horas sedados y no son tan conscientes de la gravedad de la situación. Entre los que permanecen en planta, hay de todo. "Las personas autónomas lo van llevando, muchos tienen su móvil y se comunican con sus familias, también hay personas mayores que necesitan que los laven y tienen menos autonomía, esos lo llevan algo peor. Por suerte, ahora han puesto la televisión gratuita para que se entretengan, pero a veces ni siquiera sabes qué canal ponerle para que no vean, por ejemplo, lo que está pasando en Madrid", explica.

"Espero que esto sirva para que la gente se dé cuenta de que la salud no puede ser un negocio porque no da dinero"

Sobre la llegada del coronavirus, asegura que pilló a todo el personal sanitario desprevenido. "Hace dos semanas, poco antes de que se decretase el Estado de Alarma, tuvimos una charla con un médico que nos explicó que esto no iba a ser una epidemia como las demás. Ahí fue cuando nos dimos cuenta de que esto era como una ola que, literalmente, nos pillaba en bragas. Yo me siento hasta culpable de tranquilizar a la gente que me preguntaba", cuenta la enfermera.

De este modo, asegura que la situación exige que el personal de la sanidad trabaje con calma "porque es muy importante que lo hagamos bien". Por eso pide rapidez por parte de los gestores y ciertas medidas que en otro contexto no tendrían importancia pero sí la tienen en el actual. "Sería importante que los recipientes de las dietas fuesen desechables, algo que ya es así en el Hospital Provincial pero no en Montecelo y que sería muy importante en los pacientes con Covid-19. Recoger esos recipientes puede ser un foco de contagio innecesario", explica. Además, agradece que la plantilla en la que trabaja está siendo reforzada por jóvenes, "pero siguen con contratos precarios y, lo peor, un día aquí y otro allá. Pasan de llevar pacientes con coronavirus a, en el siguiente turno, ir a Pediatría o incluso Oncoloxía. Hay que hacer esos contratos con lógica, no solo vale cubrir huecos", cuenta. Además, explica que los profesionales necesitan tiempo para aprender porque la falta de experiencia aumenta los contagios. "Pedimos tener refuerzos estables a quien podamos enseñar", solicita.

Los aplausos de todos los días a las 20.00 horas son emocionantes, pero Lobeira pide algo más. Un compromiso social con la sanidad pública que dure mucho más tiempo que un aplauso o que esta crisis, que también pasará. "Cuidar a los demás lo hemos hecho siempre, ahora se nos tiene en cuenta porque es una situación que ha llegado de forma explosiva", dice. En este sentido, hace hincapié en la importancia de que el acceso a la sanidad sea un servicio público, de todos y para todos. "La sanidad privada no está para esto y espero que nos sirva para que la gente se dé cuenta de que la salud no puede ser un negocio porque no da dinero. ¿Dónde han estado hasta ahora los hospitales privados?", se pregunta. Antes de despedirse, Lobeira deja en el aire un mensaje esperanzador: este virus nos hará mejores. "Estoy viendo una ola de solidaridad y empatía y confío en que de esta crisis saldrán cosas buenas. Estábamos un poco asalvajados".