Pasan unos minutos de las doce del mediodía y los viandantes que pululan por la Praza da Verdura –e incluso vecinos desde sus ventanas– contemplan con asombro una actuación que se desarrolla ante sus ojos. Son una treintena de estudiantes que interpretan canciones y danzas poco convencionales.
El grupo de 31 adolescentes de entre 14 y 18 años, acompañado por dos docentes y otras dos madres, proceden de Roturua, una ciudad de 71.700 habitantes de Nueva Zelanda. Estudian en el Western Heights School e incluyeron Pontevedra en su periplo por varias ciudades españolas.
A la Boa Vila llegaron invitados por el IES Luís Seoane. Según explica Luisa Márquez, coordinadora de las escuelas Unesco, la visita se encuadró en la actividad Otros océanos, otras miradas, del Proyecto Atlántico, que desarrolla el instituto de Monte Porreiro. La docente jubilada subrayó lo enriquecedor de este encuentro para favorecer la "ciudadanía global".
"Moitas graciñas (sic) por recibirnos en esta hermosa ciudad. Nunca olvidaremos esta experiencia", recitó una joven neozelandesa, quien subrayó la importancia de "aprender unos de otros".
El grupo interpretó tres waiatas (canciones) típicas maorís. La primera, Te Arawa, habla sobre su colegio y su ciudad; Tenei Matou, sobre la importancia de integrar diversas culturas, algo que está muy presente en su país, y finalmente llegó la haka, una danza de agradecimiento en la que destacaron los dos alumnos que vistieron la korowai, una capa que lucen los líderes maorís, "los mejores guerreros, con plumas de pájaros nativos", explicó Lois Parker Hanks. Ella es la coordinadora del viaje que los llevó por Madrid, Toledo, Segovia, Salamanca, Ávila, Santiago y Pontevedra. De aquí partirán a Madrid y Barcelona. "Después estaremos dos días en Dubái, donde tenemos que hacer una escala, ya que para llegar a nuestro país tenemos dos vuelos, uno de 17 horas y otro de ocho".
Los estudiantes del IES Luís Seoane le respondieron con una emotiva Rianxeira que sorprendió a los visitantes.
Ya en la Casa da Luz, fueron recibidos por la edil de Educación, Carme Fouces, y el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, quien presumió ante los jóvenes del modelo de ciudad y de la diversidad de culturas. La comitiva le hizo entrega de un arma tradicional maorí, una especie de bastón de mando reservado a los líderes y elaborado con madera nativa y concha de kauri, mientras que el Concello los agasajó con unas mochilas.
Por la tarde visitaron la Escola de Forestais, donde plantaron un árbol justo en las antípodas de su ciudad, al mismo tiempo que lo hacían sus vecinos, y todo ello en una conexión en directo.
El jueves no pudo evitar emocionarse al ver el edificio. Desde entonces volvió en alguna otra ocasión. "Mi viaje anterior fue hace tres años, pero sigo la actualidad de Pontevedra desde los 90". La Boa Vila "siempre fue preciosa, pero en todos estos años ha cambiado muchísimo. Es un ejemplo para muchas ciudades y da gusto ver tanta calidad de vida".