"Estamos en casa como dos viejos; solo falta que nos den un cayado"

Manuel Valcárcel y Rosa Riveiro pasan el confinamiento cuidando la huerta y realizando labores domésticas en su vivienda de Mourente
Rosa y Manuel con su mascota en su casa. GONZALO GARCÍA
photo_camera Rosa y Manuel con su mascota en su casa. GONZALO GARCÍA

Pegados a la televisión, "viendo una película de vaqueros". Es media tarde y no se puede salir de casa. Manuel Valcárcel, de 78 años, y su mujer Rosa Riveiro, de 72, son un matrimonio de Mourente que está cumpliendo a rajatabla el decreto de confinamiento domiciliario para frenar el avance del coronavirus.

Ver la televisión es una forma que tiene esta pareja para entretenerse para que los días encerrados en casa no se les haga eternos, pero no la única. Mientras Rosa está centrada en las tareas domésticas, Manuel tiene mucho trabajo que hacer en la huerta, como plantar y podar los árboles de la parcela en la que está su vivienda.

"Tenía la huerta un poco desatendida porque sufro problemas de cervicales que me impiden utilizar las máquinas que uso para ponerla en condiciones", puntualiza Manuel, por lo que va haciendo el trabajo "poco a poco". De hecho, acaba de plantar cebollas y patatas y tiene previsto sembrar guisantes, pimientos y tomates, todos estos productos que van consumiendo a lo largo del año. También crían conejos y gallinas.

Con la tranquilidad que les da disponer de esta despensa –tendrían el abastecimiento asegurado ante la hipótesis de que la orden de confinamiento se pudiera prolongar durante varios meses–, el matrimonio apenas tiene que salir de casa para ir al supermercado. "Es Rosa quien se encarga de ir a buscar el pan o alguna botella de aceite, porque el resto de alimentos ya los tenemos en casa", precisa Manuel, a quien se le está haciendo muy cuesta arriba no poder salir de casa y desplazarse hasta la sede de la Sociedad Cultural y Deportiva de Mourente, situada en la avenida de Lugo, junto a la rotonda de acceso al Hospital Montecelo.

"La Cultural de Mourente, de la que soy secretario, ha cancelado todas las actividades programadas, entre ellas los bailes que celebrábamos todos los sábados", se lamenta. Además, señala que también se han visto obligados a suspender las clases de baile de salón y bachata y el curso de memoria para mayores. "Hasta que surgió la alarma sanitaria no habíamos parado de organizar actividades. Estábamos dándole un buen impulso a la entidad, consiguiendo que la afluencia a los bailes fuese casi como en sus mejores tiempos. Confiemos en tener un buen arranque después de que pase esta pandemia".

VIAJES. Tras 52 años de casados, Manuel y Rosa nunca habían tenido que vivir una situación de confinamiento como la que están pasando junto al resto de la ciudanía. "No era que saliésemos mucho pero siempre hemos ido a divertirnos dentro de nuestras posibilidades", subrayan. En tanto dure la situación de crisis sanitaria causada por el Covid-19 el matrimonio tendrá que aplazar los viajes que venía realizando de forma frecuente a Lugo, ciudad natal de Manuel. Además, participaron en todos los viajes organizados por el Imserso (Instituto de Mayores y Servicios Sociales). "Hemos ido siempre, desde hace 18 años. Este año nos toca estar en casa como dos viejos; solo falta que nos den un cayado", matizan.

Y es que el matrimonio lleva muy mal el confinamiento, tal y como indica Manuel. "Yo no soy de estar preso en casa, y Rosa menos, aunque no nos queda otra que ser disciplinados y colaborar con las medidas que adoptó el Gobierno central para frenar la expansión del coronavirus".

"Menos mal que no vivimos en un piso sino en una casa del rural con una huerta en la que tenemos espacio suficiente para entretenernos", señala la pareja. Además, consideran que si tuvieran que pasar el confinamiento encerrados en un piso "a lo mejor acabaríamos discutiendo por el estrés que nos supondría no poder salir a la calle".

Mientras el Gobierno central considere que debe mantenerse en vigor el decreto de la alarma sanitaria, Manuel y Rosa seguirán sin salir de su casa, pero ya pensando en qué hacer cuando vuelva la normalidad: "Retomaremos la vida con alegría y desquitarnos de este parón".

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