Javier Bermejo: "Esto es una frikada, pero mola"

Hace cinco años Javier Bermejo hizo un robot con material reciclado para regalar a su hermano; hoy distribuye por todo el mundo sus obras, que vende estos días en el Mercado
photo_camera Javier Bermejo con sus robots, ayer, en la Praza de Abastos. DAVID FREIRE

Robots con materiales reciclados o "sobras de arte", tal y como lo denomina el propio Javier Bermejo. Eso es lo que hace desde que, cinco años atrás, tuviese la idea de crear robots con latas, restos de madera, un tornillo que se encuentra por la calle o una caja de galletas. "Esto es una frikada, pero mola. Mola mogollón", resume el compostelano, que estos días vende sus objetos en en mercadillo situado en la Praza de Abastos.

Robotizz es el proyecto que surgió con un regalo de Javier Bermejo a su hermano. "Venía de ver una obra de robots y tenía que hacerle un regalo a mi hermano, así que probé a darle algo de ese estilo para él. Los robots gustaron y a día de hoy aquí estoy", cuenta desde su puesto en el mercadillo de la Praza de Abastos de Pontevedra.

El proyecto. El 99,9% de los materiales que utiliza el creador son restos reutilizados que le dan en ferreterías o carpinterías

Sus obras están a la venta en diferentes tiendas de amigos y, desde los inicios, llamó la atención también desde el mundo del arte, de modo que realizó exposiciones en diferentes puntos de la geografía. "Primero fue en Madrid, luego en México", explica. Además, sus obras has llegado a todo el mundo, de modo que hay Robotizz en Argentina, Chile, Alemania o Italia.

Bermejo describe su trabajo como "una búsqueda continua de materiales y elementos". Hay tardes en las que puede hacer hasta cinco piezas y, otras veces, cuesta más encontrar la forma de ensamblar los elementos para dar forma a la figura final.

En cuanto a los materiales, la mayoría de ellos son reciclados. "Se puede decir que el 99,9% son restos de materiales como metal o madera, luego tengo que utilizar tornillos u otras cosas que no son reutilizadas para ensamblar las piezas", apunta. Así, distintas tiendas le surten de materiales que les sobran o que van a tirar para que haga los robots. "Ahora estoy algo triste porque ha cerrado la carpintería donde me cortaban la madera. También solía ir a dos ferreterías en las que me daban cosas que les sobraban y también tuvieron que cerrar. Es una pena que se pierda el comercio local y lo compremos todo a golpe de clic", explica.

Aunque prefiere que se vea las marcas de los materiales que utiliza, también experimenta con el uso de pintura. "Ahora estoy probando a pintar con tonos plata", indica el creador.

Los robots. El creador realiza piezas por encargo personalizadas, como robots tocando algún instrumento o con materiales concretos

Además de dar rienda suelta a la imaginación para crear sus robots, Bermejo también los realiza por encargo. "Tengo una amiga cuyo padre siempre está comiendo Smint de limón y le hice uno con una lata de esa marca de caramelos", cuenta. Del mismo modo, Bermejo es músico y tiene muchos amigos que también lo son, por lo que suele realizar muñecos que tocan algún instrumento. "Los tengo tocando la batería, el piano o la guitarra", apunta.

Javier Bermejo asegura no tener excesiva querencia por la posesión de cosas materiales, por eso le cuesta elegir alguna de sus creaciones en concreto como su favorita. "No me gustan demasiado las pertenencias, pero tengo en casa un robot pequeñito hecho con cuatro tornillos que me gusta mucho". En cuanto a los que tiene a la venta, destaca uno al que le puso de nombre Silverio. "Es muy riquiño, está hecho con dos tacos de madera que me encontré en una playa", señala antes de terminar: "A mí me encanta lo que hago".

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