Eusebio Rivero: "Tengo una bicicleta que perteneció a Cruz Gallástegui y otra de Antonio Odriozola"

Su pasión comenzó hace unos 20 años, con el proceso de peatonalización de Pontevedra, y llegó a acumular hasta 72, aunque ahora ha reducido ese número a la mitad ► Además de coleccionarlas las restaura, aunque siempre teniendo en cuenta que "el óxido es un color" y que sus 'arrugas' "marcan el paso del tiempo y la historia que tienen"

Eusebio Rivero junto a la última bici que restauró, de 1912. RAFA FARIÑA
photo_camera Eusebio Rivero junto a la última bici que restauró, de 1912. RAFA FARIÑA

HASTA HACE poco, Eusebio Rivero tenía una colección de 72 bicicletas antiguas. Aunque ahora ha decidido ponerle freno a su afición, que "a veces ya llega al punto de vicio, de Síndrome de Diógenes", como no duda en bromear, reduciendo el número hasta quedarse por debajo de 40, se ha centrado en una época concreta: las fabricadas antes de 1940, algunas ligadas a la historia de Pontevedra. ¿La más antigua? Una 'media carrera' de 1912 que acaba de terminar de restaurar.

¿Cómo empezó a coleccionar bicicletas antiguas?
Debo llevar 19 o 20 años. Cuando vine a vivir a Pontevedra y empezó la peatonalización ya no era mucho de usar el coche. A mí me apasionan las antigüedades, en general, no solo las bicicletas. Y decidí comprarme una como la que tenía de pequeño y a partir de ahí empiezas a hablar con uno, con otro... Y me acabé enterando de que existe la Asociación Nacional de Bicicletas Antiguas y Clásicas. Hice amistad con los miembros y ahí empezó el vicio.

Las bicicletas de su colección son todas anteriores a 1940. ¿Por qué esa época?
En estos momentos sí. Antes tenía de todas las épocas, hasta los 80, pero al final decidí centrarme en aquellas de las que conozco su historia. No las colecciono sin más, me gusta saber de quién fueron, a quién pertenecieron, cómo se usaron, para qué se usaron... Las más modernas también son más comunes y estas son más difíciles de conseguir. De hecho, me gusta más la caza que tener el tesoro en si. Lo bonito es localizarla, saber a quién perteneció, cómo llegó hasta ahora, por qué no se perdió por el camino, cómo es posible que todavía se mantenga...

A veces es más bonito encontrar la imagen que pruebe la vinculación a un hecho o persona concreta que tener la bicicleta

Además de coleccionarlas también las restaura...
Sí, aunque no me gusta mucho llamarlo restauración, sino puesta a punto. Para mí el óxido es un color, no las pinto, no las dejo como nuevas, como salidas de fábrica. Tienen que tener sus arrugas, por llamarlo de alguna manera. Y además son arrugas que marcan el paso del tiempo y la historia que tienen. Tengo una bicicleta Honor que tiene las calcomanías de todos los niños que la usaron y no se las he quitado. Tengo otras que no están de fábrica porque la persona que la usó le hizo arreglos, porque no podía comprarse las piezas originales...

¿Cuál es el proceso para encontrarlas?
A veces es de la manera más casual, vas con una por la calle y alguien te dice que tiene una igual, le preguntas si puedes ir a verla y a lo mejor no la vende pero su vecino tiene una. Y vas a casa del vecino y te dice que van a ir a la chatarra. Ahora hay muchos programas de cazatesoros y a los que llevamos muchos años en este vicio nos hace gracia, porque hay veces que sale muy bien y otras que sale muy mal. Porque te reciben mal o porque a la gente a veces tampoco le gusta que te metas en su casa.

¿Tiene alguna vinculada a la historia de la ciudad?
Tengo una que perteneció a Cruz Gallástegui y otra de Antonio Odriozola. Y después una que era de reparto de una droguería, otra de un repartidor de una farmacia de la ciudad... El problema muchas veces es documentarlo. Las de Antonio Odriozola y Cruz Gallástegui me costó bastante, me pasé muchos días en el Archivo del Museo intentando encontrar una imagen, una referencia... Y al final encontré unas imágenes de Odriozola subido a la bicicleta. Pero de hecho con la de la droguería llevo dos meses 'brujuleando' en archivos para encontrar una imagen antigua de Pontevedra en la que se pueda ver y aún no he encontrado nada. A veces es más bonito encontrar esa imagen que tener la bicicleta.

Para mí el óxido es un color; no las pinto, no las dejo como nuevas. Son arrugas que marcan la historia que tienen

Si tuviera que elegir solo una de su colección, ¿con cuál se quedaría?
Ahora con la que más me divierto es el velocípedo, pero es más moderno, de 2010. Como favoritas tengo un par de bicicletas Honor, que son las únicas que se fabricaron aquí en Galicia. Son difíciles de conseguir y cuando aparece una es como el Santo Grial. Tengo una de niño que debe ser de 1930 y las otras de los 40. Es muy difícil tasarlas, porque aunque muchas traían un número de serie no hay un listado que los relacione con el año de fabricación.

Y aunque las ha expuesto alguna vez, en realidad son su medio de transporte...
Las ponemos para que anden, para usar, y si se vuelven a estropear se vuelven a arreglar y punto. Por eso también estoy intentando centrar la colección en bicicletas que use, las que no uso prefiero que las tenga otra persona que sí que va a usarlas. No me gusta que estén colgadas y que nadie las toque, porque así ya estuvieron muchos años y se estropearon. Quiero que se usen, que la gente las disfrute, las valore...

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