Los expertos aconsejan incluir alimentos sólidos en la dieta antes de los 12 meses de vida

La pediatra Mónica Camaño disertó este lunes en Pontevedra sobre la importancia de adaptar los menús a las distintas fases de desarrollo de los bebés

La pediatra Mónica Camaño en la reunión. CHRISTIAN FERNÁNDEZ
photo_camera La pediatra Mónica Camaño en la reunión. CHRISTIAN FERNÁNDEZ

La Casa Azul acogió este lunes a un grupo de expertos con motivo de la celebración del Día Mundial de la Masticación, celebrado el 17 de febrero. Este año, el tema elegido para la reunión organizada por el Centro de Logopedia Signos fue ¿Crees que masticar bien es importante?, ¿por qué?, y el principal objetivo de los profesionales que acudieron a la misma era transmitir la importancia de masticar correctamente para evitar posibles perjuicios que pueden ocasionarse no ya solo en relación con la alimentación y la nutrición, sino a niveles muy diversos.

Entre los expertos que intervinieron en el acto estaba la pediatra Mónica Camaño, de Quirónsalud Pontevedra, que centró su intervención en explicar la edad de inicio adecuada para introducir alimentos sólidos sin perjudicar a los niños. Según explicó, "se recomienda añadir la alimentación complementaria entre los 4 y 6 meses de vida, porque el sistema inmune, renal, cerebral e intestinal está ya maduro para poder introducir otros alimentos además de la leche".

Por otra parte, la experta destacó también la importancia de otros aspectos, como el hecho de que los niños presenten ya ciertas destrezas psicomotoras para tragar de forma segura, que muestren un interés activo por la comida y hayan abandonado ya el reflejo de extrusión, que es un movimiento involuntario que hace que expulsen la comida cuando se introduce en la boca. Además, tienen que poder coger la comida con la mano y llevársela a la boca, y ser capaces de sentarse aunque sea con apoyo. Es entonces cuando se puede empezar a introducir la alimentación complementaria.

Si los alimentos sólidos se introducen antes de tiempo existen riesgos como el atragantamiento, la obesidad, la diabetes, etc.

EDADES RECOMENDADAS. Cada niño es diferente y tiene también, por tanto, un ritmo de desarrollo distinto, por eso hay que estudiar cada caso concreto. Pero, en general, "se recomienda no postergar la introducción de texturas semisólidas más allá de los 8 meses de edad y las sólidas no más allá de los 12, dado que se ha observado que de no ser así se puede generar un cierto retraso madurativo que puede producir múltiples dificultades".

De esta forma, según explica la pediatra, hay que identificar el momento concreto que resulta adecuado. Por un lado, si los alimentos sólidos se introducen antes de tiempo, existen ciertos riesgos, como pueden ser el atragantamiento, riesgo de obesidad, diabetes mellitus tipo 1 o eccema atópico. Por otra parte, las dificultades que se pueden presentar por una introducción tardía están relacionadas sobre todo con carencias nutricionales como anemia, déficit de zinc, mayor riesgo de alergias alimentarias e intolerancias y peor adaptación a las texturas y a los sabores. Se deben introducir diversidad de sabores: el ácido, el amargo, el dulce y el salado, para que los niños los puedan ir diferenciando cuanto antes y vayan teniendo esa referencia.

De todas formas, hay que tener en cuenta que cada niño tiene un ritmo de desarrollo diferente, por eso, aunque a cada padre y madre se les explican las directrices genéricas, es necesario atender a cada caso concreto. "Si se recomienda, por ejemplo, que un niño comience a comer fresas a los 11 meses pero éste presenta interés por ellas a los 10, por un solo mes de diferencia tampoco hay que ser tajantes y no dejar al niño que tenga ese momento para probarlo, porque quizás a los 11 meses ese alimento ya no llama su atención y pierde la oportunidad de probarlo", aclara la pediatra.

Por otra parte, también hay que tener en cuenta las distintas culturas de alimentación. "Por supuesto, aquí no comemos igual que en la zona mediterránea, ni que en los países árabes o en Alemania...En cada país, en cada ciudad y en cada pueblo tenemos unas costumbres diferentes, incluso en cada casa, y hay que ir adaptando la dieta del niño a la rutina de los padres para poder ir eligiendo los alimentos que verdaderamente están a su alcance y que su familia quiere proporcionarle.

BABY LED WEANING. Hoy en día está muy en boga lo que se conoce como baby led weaning, que consiste en una alimentación guiada y autorregulada por el bebé, que intenta que sea el mismo quien decida qué alimentos coger. En este caso "se trata de introducir una alimentación más sólida, en lugar de empezar con purés, sentando al niño en la mesa con su familia y ofreciéndole alimentos que los demás también van a tomar, de manera que pueda ser él quien elija lo que va comiendo", explica la doctora. Esto hace posible que el niño aprenda a comer por sí solo, que interactúe con los alimentos y que vaya probando todo tipo de sabores. No obstante, aunque es cierto que también es posible comer solo con las encías, hay quien inicia esta práctica a edades demasiado tempranas, de manera que dar de comer al niño resulta laborioso porque lo hace de forma más lenta, además de que le resulta más complicado digerir los alimentos al no poder triturarlos con los dientes.

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