Sanamask, la fábrica de mascarillas con sede en el lugar de A Piolla (Lérez), ha superado ya la barrera de los 30 millones de unidades vendidas, la mayoría de tipo quirúrgico y seis de cada diez comercializadas dentro de Galicia.
La empresa todavía no ha percibido el impacto de la retirada de estos elementos de protección en interiores. Es más, su propietario, Fernando Ortigueira, asegura que el primer efecto de la medida fue precisamente en el sentido inverso de lo previsto, ya que las ventas registraron un leve repunte, "de entre un 10% y un 20%".
El empresario presume que el fenómeno tiene que ver con dos factores. Por un lado, por la reacción social inicial, dado que muchos se toparon con que a la hora de la verdad "la mayoría seguía usando mascarilla", y por otro, por el miedo de parte de la población a una subida de la transmisión del virus por la relajación de las medidas. Un efecto que parece estar ocurriendo y que incluso ha llevado a algunos clientes a "cambiarse de la mascarilla quirúrgica a la FFP2".
Ortigueira advierte, en todo caso, de que la reacción del mercado es provisional y de que muy probablemente las cosas cambien en un futuro en direcciones opuestas. A corto plazo ve probable que las ventas bajen ante una reducción paulatina del uso de la mascarilla, pero a medio plazo considera muy posible que la demanda ascienda, aupada por una posible expansión de la covid. "La circulación de los nuevos subtipos de ómicron ha llevado a Australia a implantar de nuevo las mascarillas y en EE UU han vuelto a utilizarlas cuando ya las tenían quitadas. En nuestro caso seguiremos fabricando stock, porque creo que seguiremos esta tendencia y se volverán a implantar en interiores, probablemente después de verano. La pandemia no se va a acabar tan rápido".
PICOS DE PRODUCCIÓN. El fin de la obligatoriedad de llevar mascarilla en exteriores que sucedió en febrero sí causó una bajada más abultada de las ventas, de aproximadamente del 60%. La caída se centró sobre todo en las mascarillas quirúrgicas y motivó una reducción de la plantilla, que pasó de 19 trabajadores a seis.
En lo que va de pandemia, el mayor pico de producción se registró el pasado invierno (a causa de la explosión de contagios detonada por la variante ómicron), cuando Sanamask llegó a fabricar 350.000 unidades diarias. Entonces la planta trabajaba con tres turnos, "de lunes a domingo".
Actualmente elabora unas 80.000 (15.000 FPP2 y 65.000 quirúrgicas), de las que aproximadamente la mitad se comercializan en supermercados y otro porcentaje importante se destinan a firmas que utilizan este tipo de elementos de forma habitual, como empresas cárnicas, fábricas de congelados, conserveras o empresas de fundición.