Fallece la anciana asaltada el pasado julio en su vivienda de Lérez

La Policía Nacional continúa la búsqueda de los dos encapuchados que golpearon a la mujer para robarle entre 200 y 300 euros
Vivienda de Ramallás (Lérez) donde se produjo el suceso
photo_camera Vivienda de Ramallás (Lérez) donde se produjo el suceso

Pilar Fernández Otero, la anciana de 87 años que resultó gravemente lesionada durante el asalto de dos encapuchados a su vivienda de Lérez, no pudo recuperarse de las heridas sufridas y falleció el pasado sábado por la mañana. El óbito ha supuesto un serio revés para los investigadores de la Policía Nacional, que confiaban en poder interrogar a la mujer para conocer alguna pista que les condujera hasta sus agresores. No obstante, los agentes manejan otras pistas para intentar localizar a los dos maleantes, que ahora se enfrentan a un presunto delito de homicidio además del ya sabido robo con violencia.

El suceso ocurrió sobre las cinco de la madrugada del pasado 30 de julio. Los cacos debían saber que Pilar vivía sola y tal vez intuir que tenía una importante cantidad de dinero en su vivienda para hacer un pago por unas obras que estaba llevando a cabo en su finca.

De ahí que se baraje la opción de que la hubiesen seguido hasta su domicilio, para averiguar dónde vivía, y así preparar el golpe. Sin embargo, estas conjeturas no han podido ser confirmadas y lo único comprobado es que de la vivienda faltaban entre 200 y 300 euros, que sería el botín finalmente conseguido por los ladrones.

Los únicos datos que manejó la Policía desde el primer momento fueron los que les facilitó Pilar cuando, malherida, telefoneó a los servicios de emergencias indicando que había sido objeto de un asalto por parte de dos hombres con el rostro cubierto. Se sospecha que pudieron entrar en la vivienda por la parte de atrás, aprovechando la escasa altura desde el suelo hasta las ventanas que dan acceso al cuarto de baño.

La anciana ingresó en Urxencias y se le diagnosticó fractura de varias costillas (al menos cuatro) y la pérdida del bazo, que tuvo que serle extirpado ante el estado en el que se encontraba después de la agresión.

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