El falso inquilino de verano vuelve a hackear una cuenta y se lleva 10.001 euros

El estafador se interesó por el alquiler de un piso en Bueu anunciado en una web ► La víctima quiere promover una plataforma de afectados
La aplicación Bizum. CEDIDA
photo_camera El estafador se ofreció a abonar la cantidad a través de una plataforma de pago online. CEDIDA

La publicación en este periódico de una estafa de 7.001 euros a un pontevedrés por el arriendo de un piso turístico a un falso inquilino ha destapado nuevos fraudes cometidos con idéntico modus operandi y bajo la misma identidad, por lo que nadie duda de que se trata del mismo delincuente.

Esta segunda víctima es una familia de Vigo que había anunciado en el portal Milanuncios el alquiler de un piso en pleno centro de Bueu. "Contactou conmigo en xullo a través de WhatsApp e díxome que serían dúas persoas e que o querían para setembro", explica Mariña B.M.

La joven mantenía varias conversaciones simultáneas con potenciales clientes, por lo que no reparó en que este individuo apenas mostrase interés en las características del inmueble y sí en la forma de pago de la señal. "Despois, revisando as conversas, xa me dei conta".

Una vez cerrado el trato, un tal Teodoro (misma identidad utilizada para engañar al joven pontevedrés ,también a principios de julio) se ofreció a abonar a través de Bizum los 100 euros del anticipo, "pero traballo cun banco alemán online, o N26, e non dispón de ese servizo", aclara la afectada.

La insistencia del inquilino empujó a la casera a facilitarle una cuenta de Abanca, de la que es titular su padre. Le proporcionó los datos y, al rato, él le envió un mensaje con un enlace para poder cerrar el traspaso.

El progenitor, confiado, cumplió el trámite y siguió con sus labores domésticas. Al rato recibió un e-mail de la entidad para alertarle de que se había producido un acceso a su cuenta. "Era o mesmo correo que che mandan cando entras dende un móbil ou un ordenador diferentes, así que non lle deu moita importancia".

Sin embargo, movido por la desconfianza, consultó el saldo y ahí comprobó que se había producido una transferencia de 10.000 euros a una sucursal del Banco Santander en Madrid. Al igual que ocurrió en la otra estafa, Abanca cobró un euro por la operación. "Aínda por riba de roubado", se lamenta Mariña B.M.

Cuando los afectados quisieron rastrear el dinero, este ya había sido reenviado a un banco extranjero. Además, el hacker había cambiado las claves de acceso. La joven destaca que "o moi cuco agardou a que fose a unha e pico dun venres para meternos presa e que xa non dera tempo a facer xestións co banco".

LO VOLVIÓ A INTENTAR. Lo llamativo de este caso es que el delincuente, con total acceso a las cuentas de la familia, pudo ver disponía de otra cuenta con una importante cantidad de dinero, asociada a un kiosco que regenta en Vigo. "Un mes máis tarde intentou acceder de novo. Conseguíu o teléfono do negocio e acosou varias veces á empregada para que lle facilitara os datos. Púxose moi agresivo, pero non tivo éxito", explica la afectada.

Ambos casos, tanto la estafa consumada como la frustrada, fueron denunciados ante la Policía Nacional. Pero ni Martiña B.M. ni su padre han vuelto a tener noticias del dinero ni han recibido explicaciones.

"Paréceme alucinante que haxa tanta protección coas estafas con tarxetas bancarias e non coas contas que che piratean. Abanca debería ter máis seguridade, porque na Comisaría dixéronnos que o 90% deste tipo de estafas cométense sobre contas súas", critica.

Por este motivo, la joven insta a otros posibles afectados a hacer un frente común para crear una plataforma e iniciar acciones judiciales conjuntas. "Cantos máis sexamos, máis forza teremos".