Un falso repartidor estafa 3.375 euros a una tienda en tarjetas de Google Play

El delincuente se aprovechó de la inexperiencia de una empleada para intimidarla y engañarla
Tienda Tiger en Pontevedra. JOSÉ LUIZ OUBIÑA
photo_camera Tienda Tiger en Pontevedra. JOSÉ LUIZ OUBIÑA

Del timo de la estampita a la estafa con tarjetas de Google Play. La sofisticación de los delincuentes deja cada día más boquiabiertas a las fuerzas del orden, por su capacidad para diseñar engaños un paso más allá de los tiempos actuales.

El último ejemplo de esta reconversión’ se produjo el jueves en la franquicia que la danesa Tiger posee en la calle Daniel de la Sota. Sobre las 11 horas, una de las empleadas recibió la llamada de un supuesto repartidor de mercancía alertando de que tenía paralizada una entrega porque faltaban por abonar 5.200 euros.

La inexperta joven (solo llevaba cinco meses en la tienda) se quedó petrificada, sobre todo cuando el interlocutor le dijo que si no recibía inmediatamente el dinero se perdería todo el material y la empresa sufriría una severa sanción económica.

"La verdad es que esta forma de reclamar una supuesta deuda resulta bastante extraña, pero la chica estaba tan ansiosa que ni reparó en ello"

Presa del nerviosimo, le aclaró que en esos momentos solo disponía de 3.375 euros a lo que el teórico repartidor respondió que saliera con urgencia de la tienda y se dirigiera a un estanco, donde recibiría nuevas instrucciones.

"La verdad es que esta forma de reclamar una supuesta deuda resulta bastante extraña, pero la chica estaba tan ansiosa que ni reparó en ello", reconoce Mónica Gómez, directora financiera y de Recursos Humanos de Tiger.

TARJETAS DE 500 EUROS. Siempre a través del teléfono y con un tono intimidatorio, el estafador dirigió a su víctima hacia varios estancos y tiendas gaming de la ciudad hasta acabar en Carrefour. En cada parada iba adquiriendo tarjetas de Google Play: en tres ocasiones por importes de 500 euros y en las restantes de 50 y de 20 euros.

"Parecía como si estuvieran siguiendo sus pasos de cerca, o con un rastreador, porque le iban indicando por dónde ir y le corregían cada vez que tomaba una ruta equivocada", añade Gómez.

El estafador dirigió a su víctima hacia varios estancos y tiendas 'gaming' de la ciudad hasta acabar en Carrefour: "Parecía como si estuvieran siguiendo sus pasos de cerca, o con un rastreador"

Una vez con las tarjetas en su poder, la dependiente rascaba el protector hasta desvelar un código, que enviaba después a su interlocutor en forma de foto a través de WhatsApp. De este modo, el delincuente conseguía que esos fondos pasasen a engrosar su cuenta de Google. Un engaño rápido y limpio, imposible de rastrear.

La Policía sospecha que esos fondos se invierten en criptomonedas y que es el sistema que emplean actualmente las grandes redes de narcotráfico para blanquear sus ilícitos ingresos.

Después de dos horas dando vueltas por toda la ciudad, y de tener en vilo tanto a sus compañeros, como a sus jefes y a su propia familia (porque en ningún momento contestó a las insistentes llamadas a su teléfono), la dependienta regresó a la tienda. Fue en ese momento, cuando comentó lo ocurrido con sus superiores, que se percató de que había sido víctima de una estafa.

"Está muy afectada por lo ocurrido y es cierto que todo suena muy raro, pero hay que tener empatía con la gente y ponerse en su piel", matiza Mónica Gómez.

"Se saltó todos los protocolos internos de seguridad"
La estafa a Tiger está siendo investigada por la Policía Nacional. La responsable de Recursos Humanos de la franquicia reconoce que su empleada actuó de forma negligente, "porque se saltó todos los protocolos de seguridad que tenemos establecidos, empezando por coger dinero de la tienda sin autorización de un superior. Si llega a estar un equipo veterano, esto no habría pasado".

En cualquier caso, y frente a quienes consideran la actitud de la empleada como "muy sospechosa" (no falta quien apunta, incluso, a su complicidad en la estafa), Mónica Gómez apela a la presunción de inocencia. "Vamos a esperar a lo que resuelva la Policía antes de sacar conclusiones". De momento, la joven continúa en su puesto de trabajo, "aunque lo está pasando fatal".

Google no se hace cargo
La responsable de Tiger se lamenta de que Google se desentienda de esta estafa. "Me dijeron que podían bloquear las tarjetas si no se habían cobrado ya, pero que no iban a devolver el dinero porque la compra había sido voluntaria". Lo mismo ocurre con el seguro: al no haber robo ni timo no cabe compensación alguna.